En la noche de los tiempos, hace decenas de miles de años, nos encontramos con una lucha entre los propios dioses celestiales y los dioses nacidos en nuestro mundo, quiénes se rebelaron contra sus congéneres llegados de las estrellas.
Urano, dios del Cielo, dios primigenio. El primer monarca que reinó sobre todos los hombres de la Tierra. |
Mitos y leyendas que dan origen a los dioses llegaron hasta nuestros días a pesar del gran tiempo transcurrido. La forma en que los Dioses de la antigüedad se imponían, sugiere un origen extraño, el cual no es precisamente un invento del hombre, sino una interpretación de algo que efectivamente ocurrió.
Da para pensar que los dioses antiguos son seres que llegaron a la Tierra en diversos tipos de naves para colonizarla. Siglos después, comenzaron las fricciones entre ellos que fueron parte de la tradición oral, recuerdos oscuros de una remota antigüedad, con intensa impresión en la mente popular.
Así tenemos al dios supremo, Urano (Cielo) llegado del espacio (su nombre en griego antiguo, significa ‘cielo’, ‘firmamento’; latinizado, Uranus) es un dios primordial personificador del cielo. Desposó a Gea (Tierra) y ambos fueron padres de la primera generación de Titanes, así como los ancestros de la mayoría de los dioses griegos; sin embargo, ningún culto específico de Urano sobrevivió en la época clásica. Tuvieron doce hijos gigantes, los Titanes, y también a tres hijos rebeldes, los Cíclopes, que tenían un sólo ojo.
Urano y Gea fueron la primera pareja de dioses y potencias primigenias, "el Cielo y la Tierra", surgidas del Caos. Es posible que Urano fuese, en un principio, una divinidad indoeuropea, identificable con el Váruna védico, el supremo guardador del orden que luego se convirtió en el dios de los océanos y de los ríos.
Gea, fresco de 1875 de Anselm Feuerbach, en la Academia de Bellas Artes de Viena. |
A Varuna se le consideraba un dios del cielo o dios de la lluvia, en un aspecto más o menos negativo, ya que formaba el caos del cielo, creando lluvias, tormentas, rayos y truenos.
Váruna también regía el reino de los muertos. Su consorte era la diosa Varuni o Varunani. El nombre de la diosa, mera derivación del propio nombre de Váruna, se ha interpretado en ocasiones como indicio de un estrato evolutivo en el panteón védico en el que las divinidades femeninas no tenían un papel relevante dentro un panteón eminentemente masculino.
Varuna siempre iba acompañado de su hermano gemelo Mitra (‘amigo’), que era el Dios Sol del alba, de la amistad. Ambos eran los dioses del juramento y los contratos. Juntos representaban al día completo: Váruna era la noche y lo oscuro, mientras que Mitra era el día, la mañana y la luz solar. Es por ello que ambos representaban la ley, con sus dos caras.
El Átharva-veda describe a Váruna como omnisapiente, capaz de detectar cualquier mentira. Las estrellas son sus espías de mil ojos, vigilando cada movimiento de los hombres (satélites artificiales).
Mientras Mitra vigilaba que se cumplieran las promesas, los juramentos, los contratos, y la honestidad en la amistad y en todas las relaciones, Váruna hacía lo propio en su ámbito, pero de manera belicosa, tanto en el cielo como en la inmensidad de las profundidades.
Váruna era el regente de la noche «es a veces visible a la mirada de sus adoradores». Se dice que tiene una excelente vista, pues conoce cuanto ocurre en el corazón de los hombres. Es el rey de los dioses y hombres; es poderoso y temible: nadie puede resistir su autoridad. «Es el soberano regente del universo», «es el que hace que brille el sol en el cielo; los vientos que soplan no son más que su aliento; él ha vaciado los cauces de los ríos, que fluyen obedeciendo a sus mandatos y ha hecho la profundidad de los mares».
En la época puránica, Váruna pasó a ser el dios del mar, un semidiós secundario. Su vajana (vahana: ‘vehículo’) era un ser que a menudo es representado con una forma similar a la de un cocodrilo, llamado Makara.
Según el texto épico Rámayana, Váruna era dueño de Saumanasá, el elefante del Oeste (entre los cuatro elefantes que sostienen el universo). Puede entenderse como que su reino estaba al oeste de la India, tal vez era Europa.
Conspiración para derrocar a Urano
Entonces Urano se arrepintió de haber engendrado a seres tan monstruosos como los cíclopes y, sin decir nada a su esposa, los fue aprisionando y arrojando a los abismos tenebrosos del Tártaro, situado en los infiernos, tan distantes de la tierra como ésta del cielo.
Gea no quería que el fruto de sus entrañas, por monstruosos que fuera, tuviera tan horrible destino, y tramó una conspiración, harta ya de ser fecundada por Urano, a quien le había elevado al gobierno del Universo y cuyas crueldades aumentaban, pues temeroso de ser destronado se dedicó a encerrar en mazmorras profundas a sus hijos.
Con Gea tuvo Urano a todos sus hijos (líderes de naciones) excepto las que nacieron al arrojar al mar (Talasa) Crono los genitales que le había extirpado: en algunas tradiciones, Afrodita Urania; en otras, las Erinias.
Cíclopes: Arges; Brontes; Estéropes; Hecatónquiros (dotados con cien brazos y cincuenta cabezas); Briareo; Coto y Giges.
Titanes: Ceo; Crío; Hiperión; Jápeto; Océano y Crono.
Titánides: Febe; Mnemosine; Rea; Tea; Temis y Tetis.
Erinias: Alecto; Megera; Tisífone; Gigantes y Melias. Según algunos también engendró a los Telquines (en griego ‘difamador’) eran nueve hermanos, mitad marinos, mitad terrestres, con cabeza de perro que vivieron en la isla de Rodas.
Gea se rebeló y produjo una especie de mineral del que salió un material blancuzco (el hierro) con el que construyó una gran hoz, y llamó a sus hijos, exhortándoles a vengar el ultraje criminal de un padre descastado.
Castración de Urano
Sólo Crono (Saturno para los romanos), el hijo menor, se presentó a las suplicas de su madre Gea, pero dejemos al propio Hesíodo (700 a.C.) que nos cuente con dramáticos aspectos del desenlace:
“El gran Urano llego seguido de la Noche y animado de deseo amoroso se tendió cuan largo era sobre la tierra en un palacio que estaba junto al Mediterráneo. Y Urano llegó por la noche, anhelando amor; y se acostó con Gea, echándose sobre ella.
Entonces, el hijo, Crono desde su escondite, sacó la mano izquierda para agarrar a su padre; y en la mano derecha sostenía la gran hoz dentada. Rápidamente, cortó los genitales de su padre, y los arrojó detrás de él... en el encrespado mar”.
Ya estaba hecho, pero la castración de Urano no iba a terminar del todo con su descendencia. Algunas gotas de la sangre que derramó fecundaron a Gea, que concibió y dio a luz a, «las fuertes Erinias» (Furias femeninas de la venganza, de horripilante aspecto con la misión de castigar a los parricidas y eran tan temibles que no reconocían la autoridad de los demás dioses, al punto de que amedrentaban hasta al propio Zeus), «y a los grandes Gigantes de reluciente armadura, con largas lanzas en las manos; y a las Ninfas a las que llaman Melías o Melíades ['las Ninfas de los fresnos']».
De los genitales cercenados, que dejaron un reguero de espuma mientras el mar encrespado los llevaba primero a la sagrada isla de Citera y luego a la isla de Chipre, «surgió una diosa terrible y adorable... dioses y hombres le llamaron Afrodita ['La de la Espuma']».
Algunos autores han identificado a Urano como un soberano activo e ilustre. Así lo creyóLactancio y así lo refiere Diodoro Sículo, cuando asegura que Urano fue el primer monarca que reinó sobre los hombres y que sus súbditos eran los Atlantes, pueblo civilizado en el que nacieron los dioses, rodeado de gentes bárbaras. Urano reunió a las familias errantes por los bosques y llanuras y les enseñó a erigir ciudades, a cultivar la tierra y a conocer el curso de los astros. Fue venerado por los hombres que había civilizado, recibió el título de rey eterno y en vida se le otorgaron honores divinos (apoteosis).
Sea como fuere, este mito patriarcal de Urano fue el que terminó por prevalecer y se incorporó al sistema religioso oficial helénico, que recibió el nombre de Olímpico (derivado del monte Olimpo).
Entre los hititas o hurritas el mito de la creación hurrita es similar al griego. En la religión hurrita, Anu (Ouranus) es el dios del cielo. Su hijo Kumarbi (Cronos) le cortó los genitales y vomitó tres divinidades, a una de las cuales, Teshub, desposaría después. En la mitología sumeria, y luego en la asiria y en la babilónica, Anu es el dios del cielo y representa la ley y el orden.
Crono, el parricida, era el dios del tiempo para los griegos, era hijo de Urano, el cielo, y de Gea, la Tierra, y hermano de los Titanes. A pedido de su madre, Cronos hizo el primer golpe de Estado.
No estuvo solo, según la mitología, Urano arroja a sus primeros hijos (los Hecatónquiros y los Cíclopes) al Tártaro, yGea, irritada, persuade al resto de sus hijos (los Titanes) para que ataquen a su padre con la hoz. Se produce una batalla de dimensiones inconmensurables y derrotado Urano, los Titanes rescatan a los arrojados en el Tártaro para que aseguren el dominio de Cronos.
En la mitología griega, Crono era el principal (y en algunos mitos el más joven) de la primera generación de titanes, descendientes divinos de Gea (la tierra) y Urano, (el cielo). Crono derrocó a su padre Urano y gobernó durante la mitológica Edad dorada.
Crono es mencionado en los Oráculos sibilinos, particularmente en el libro III,donde Crono, Titán y Jápeto, los tres hijos de Urano y Gea, tras el golpe de estado reciben cada uno un tercio de la Tierra, y Crono es nombrado rey de todos.
En la Teogonía, Hesíodo narra que Urano antes de morir vaticinó que los Titanes tendrían un castigo justo por su crimen, anticipando la victoria de Zeus sobre Cronos.
La función de Urano es la de dios derrotado de una época pasada, antes de que el tiempo real empezase. Tras su castración, el Cielo no volvió a acudir a cubrir la Tierra por la noche, sino que ocupó su lugar, y «los padres originales llegaron a su fin» con lo que se entiende que las colonias extraterrestres en la Tierra, perdieron el contacto con sus planetas de origen.
Tras derrotar a Urano, Crono volvió a encerrar en el Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, a quienes temía, los traicionó y los dejó bajo la custodia de la monstruosa carcelera Campe. Subió al trono junto a su hermana Rea como reyes de los dioses. Esta época del reinado de Crono se denominó la Edad dorada, pues la gente de entonces no necesitaba leyes ni reglas: todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad ni los delitos.
Crono, años después, según los mitos griegosperdería el trono a manos de un ejército comandado por su hijo Zeus. Historia que publicaremos en otra oportunidad.
Por Alberto Seoane