El 13 de junio de 1944, el tanquista alemán Michael Wittmann, desde un tanque Tiger, en 15 minutos destruyó 21 tanques británicos.Los combates se sucedieron durante todo el día y los británicos perdieron en total 20 Cromwells, 4 Fireflys y 3 Stuarts, así como 30 semiorugas.
Michael Wittmann en su Panzer VI o Tiger I, en mayo de 1944. |
Tras el desembarco de Normandía, el “Día D” del 6 de junio de 1944, los germanos, movilizaron a todas las unidades de carros de combate cercanas para detener la incursión enemiga.Precisamente en este contexto se ordenó a Michael Wittmann (al mando de una compañía de seis Panzer VI Tiger) dirigirse hacia Beauvais, un pequeño pueblo ubicado a medio camino entre París y las playas. El calendario marcaba entonces el 7 de junio.
Wittmann tenía que asegurar la carretera N175 cerca de Villers-Bocage, al sur de Caen. Llegaron en la noche del 12 al 13 de junio y se situaron en el nordeste del municipio.
Wittmann y sus 6 Tigers llegaron hasta Villers-Bocage, un pueblo ubicado a 200 kilómetros de Beauvais. Su misión era, a la vez, sencilla de entender y sumamente complicada de llevar a cabo: debía defender la región para evitar que sus compañeros fueran rodeados y aniquilados. De su buen hacer dependían cientos de vidas. «El jefe de la división, “Sepp” Dietrich -junto a los comandantes de los Tigers- dedujo que Villers-Bocage y la Cota 213 eran unos objetivos potenciales para los aliados, ya que coparían las posiciones de la “División Panzer Lehr” (una de las unidades que trataba de rechazar a los aliados a sangre y fuego).
Wittmann con el general Heinz Guderian. |
Por su parte, los británicos desarrollaban la Operación “Perch” que había sido ideada por el Mariscal de Campo Montgomeryy la idea básica era la de avanzar por el pueblo de Villers-Bocage, atacar la ciudad desde el suroeste y, con suerte, embolsar las posiciones de la “Panzer Lehr” para destruirla posteriormente. Los ingleses ya habían comenzado mal porque un tanque Stuart británico fue destruido por un solitario anticarro alemán en el pueblo de Livery.
El 13 de junio Wittmann se ofreció a realizar un reconocimiento con su Tiger y, a las 06:00 a.m., puso en marcha su carro de combate. Bajo la cobertura de los árboles Wittmann estableció su puesto de mando a tan sólo 150 metros de la Cota 213, dónde quedó a la espera bajo la sombra y protección de un árbol. Al poco de estar en su puesto de observación, un cabo de la Wehrmacht alcanzó su posición sujetándose el casco con una de sus manos y jadeando por la carrera para avisarle que se acercaban muchos carros blindados enemigos.
Tanque Tiger de Michael Wittmann con el N° 205, que utilizó el 13 de junio de 1944. |
Desde su escondite Wittmann observó una fuerza considerable formada por dos grupos del 4º Regimiento británico «City of London Yeomanry» (perteneciente a la 7ª División Acorazada). El primer escuadrón se había posicionado al este de Villers-Bocage y estaba formado por un número indeterminado de carros de combate Cromwell y M4A4 Sherman «Firefly» (ambos, tanques medios con un cañón que difícilmente podía dañar a los Tiger).
Tras estos tanques se destacaba, además, la 1ª Brigada de Fusileros norteamericana, la cual contaba con varios vehículos de transporte M3 y tres blindados ligeros de exploración M5A1 Stuart. También había elementos acorazados pertenecientes al “5th Royal Tank Regiment”. Mientras, en la calle principal de la ciudad quedaron los vehículos del Cuartel General del Regimiento, con sus vehículos listos y algunos de ellos aún con los motores encendidos a la espera de reemprender la marcha.Al oeste, finalmente, se ubicó el segundo escuadrón. En total, más de 200 vehículos y cientos de soldados.
Una batalla épica
En principio, Wittmann pensó en solicitar refuerzos a sus superiores, pero rápidamente desechó la idea, pues si usaba la radio, sería descubierto por los británicos y perdería el factor sorpresa. Sabedor además de que no podría defenderse de tal avalancha de enemigos si eran ellos los que atacaban, decidió hacer honor a sus medallas y asaltar al enemigo.
Michael Wittmann 1914-1944. Es el tercer alemán con más tanques destruidos. |
«Las fuerzas alemanas en la zona se reducían a un puñado de soldados de infantería y 6 Tigers, aunque uno estaba averiado por los daños recibidos (Tiger 233) y otro sería utilizado como enlace (Tiger 211). Wittmann bajó de su Tiger y, acompañado por el cabo que le alertó de la presencia enemiga, se acercó más para inspeccionar. Tras ello avisó al Tiger 234 para que se mantuviera a la espera. Wittmann subió a la torre del Tiger y, colocándose los cascos de comunicación interna, comenzó a impartir órdenes para un ataque sobre la ciudad.
Así pues, corrían aproximadamente las ocho de la mañana cuando, con la brisa mañanera rozando la cara de Wittmann, este explicó su plan a Kurt Sowa, Herbert Stief, Georg Hantusch y Jürgen Brandt–los comandantes del resto de los carros-. Sus órdenes, según les dijo, eran llegar hasta la Cota 213 (ubicada a un kilómetro y medio del pueblo) y evitar que fuese tomada por las tropas británicas.
Curiosamente, se reservó lo más difícil para él. Y es que, decidió que se lanzaría con su carro de combate sobre los enemigos para aprovechar el factor sorpresa y crear el desconcierto. El momento, según dijo, era idóneo, pues muchos británicos habían abandonado sus vehículos momentáneamente para desayunar. No sabemos qué opinaron de este plan los miembros de su tripulación (la cual estaba formada por el conductor Walter Müller, el artillero Bobby Woll, el cargador Günter Boldt y el operador de radio Günther Jonas), pero lo cierto es que todos conocían las capacidades de su jefe y le hubieran seguido a través de un campo de minas con los ojos vendados.
Con todo listo, Wittmann dio la orden de avance y esperó a que su pesado Tiger empezase a tomar velocidad. Enfiló directamente su tanque por la carretera hacia los estacionarios vehículos del Escuadrón “A” del “4º “City of London Yeomanry” y abrió fuego sobre ellos. Las sorprendidas tripulaciones, que se encontraban al borde de la carretera disfrutando de una taza de té y un cigarrillo antes de reemprender la marcha, fueron tomadas completamente desprevenidas. A pesar de estar próximos a sus vehículos parecía más que evidente que serían destruidos por el Tiger y que tampoco tendrían, ni de lejos, tiempo para maniobrar y obtener una buena posición de tiro contra el carro germano. Lo único que pudieron hacer fue dispersarse y huir de sus vehículos, muchos de ellos aún con el motor en marcha.
La humillación británica fue de dimensiones gigantescas, pues el oficial alemán perpetró su hazaña bélica en apenas 15 minutos, sin la ayuda de sus compañeros y a sabiendas de que se encontraba solo frente a cientos de enemigos con su Panzerkampfwagen VI Tiger, para muchos, el mejor blindado de la Segunda Guerra Mundial.
A las 08:30, aproximadamente, del día 13, a los británicos tras el susto inicial (ver cómo se acerca una de estas moles de metal no debe ser agradable para nadie) les sobrevino el terror cuando el Tiger de Wittmann comenzó a hacer fuego con su cañón de 88 milímetros. Su efectividad era letal y, con los primeros dos disparos, dos carros de combate Cromwell se fueron al infierno.
En apenas dos minutos, y con solo una breve pasada por parte del Tiger, las bajas se contaban por decenas. No solo de carros de combate, sino también de infantería, vehículos de carga, motocicletas y blindados de transporte. Wittmann no se detuvo en este punto, sino que siguió avanzando hacia la zona donde se hallaba el Estado Mayor del Regimiento inglés.
Allí le esperaban 4 carros de combate Sherman, muy veloces y maniobrables, pero poco efectivos contra el tanque alemán. Solo tuvo que disparar en tres ocasiones y tres de estos vehículos explotaron al instante. Mientras el pánico cundía entre los soldados de Churchill, nuestro protagonista dio orden de rodar a toda máquina sobre Villers-Bocage.
Con la adrenalina recorriendo su cuerpo, Wittmann estuvo a punto de ordenar avanzar sobre una plaza en la que había ubicados 4 carros de combate enemigos (entre Cromwells y Shermans «Firefly») y un cañón contracarro de seis libras (unos 57 milímetros). Sin embargo, finalmente mantuvo la cabeza fría y ordenó al conductor seguir camino hacia la cota 213.
Allí, sería un buen refuerzo para sus compañeros. «Wittmann alcanzó pronto la Cota 213 y se reunió con sus cuatro Tiger. Con la incorporación de nuevos vehículos, un total de trece carros atacarían ahora la ciudad desde tres de sus lados.
Los británicos perdieron ese día según sus cifras oficiales, 20 Cromwells, 4 Sherman Fireflys y 3 Stuarts, así como 30 semiorugas, en total 60 vehículos.Su tanque fue inutilizado pero escapó a pie e informó al cuartel general de la división, que mandó otros quince tanques y granaderos Panzer al pueblo. La feroz lucha acabó con el pueblo en manos británicas, pero fueron forzados a retirarse apresuradamente al día siguiente. El pueblo fue destruido casi por completo.
No obstante, sus compañeros no tuvieron tanta suerte, pues dos «Tigers» fueron destruidos por el fuego combinado de tanques enemigos y cañones antitanque. Incluso el blindado del héroe alemán de Villers-Bocage recibió un disparo que acabó con sus orugas. Inmovilizada aquella perfecta máquina de combate, Wittmann dio la orden de abandonar el vehículo, tomar los subfusiles y pistolas que hubiese a bordo, y correr a toda prisa hacia el campamento germano más cercano.Wittmann y su tripulación lograron recorrer los quince kilómetros que los separaban de su unidad hasta alcanzar el cuartel de la “Panzer Lehr”, dónde informaron de la situación.
Wittmann y su tripulación. |
La victoria retrasará el avance aliado durante dos meses. Wittmann voló a Alemania el 25 de junio para recibir una condecoración de manos de Adolf Hitler. Recibió también las Espadas para su Cruz de Hierro (una nueva condecoración) y fue ascendido. Se convirtió en un héroe nacional para Alemania. Regresó a la guerra en Francia y murió el 8 de agosto en una escaramuza alrededor de la Falaise, en una campiña cerca de Gaumesnil (al sur de Caen).Según informó un Tiger cercano al de Wittmann, fue alcanzado y su blindado, destruido. No hubo supervivientes.
Si el héroe hubiera sido un Aliado ya le hubieran hecho una película hace décadas, pero como era un alemán, nadie lo recuerda. Ganó Villers-Bocage una batalla donde se enfrentaron 200 tanques ingleses contra 6 tanques alemanes.
De hecho, aquel día quedó demostrado lo que podían hacer media docena de Tigers con comandantes veteranos a sus mandos.
Héroe contra los soviéticos
Anteriormente, en el avance sobre Rostov destruyó seis carros soviéticos en una sola batalla, y ganó así la Cruz de Hierro de Primera Clase. como comandante de un Tiger, Wittmann participó en la Unión Soviética en la batalla de Kursk, en la que se enfrentaron más de 6.000 carros de combate.Durante esta contienda, el comandante y su tripulación dieron cuenta de 30 tanques soviéticos de todo tipo y 28 cañones anticarro –armas de gran calibre que, dotadas por infantería, estaban diseñadas para acabar con los blindados enemigos-.
Tumba de Michael Wittmann en La Cambe, Normandía, y de su tripulación. |
La historia de Wittmann nos habla de valentía, de heroicidad y de maestría al volante. No es para menos, pues es el tercer «as» alemán de los tanques de combate que más bajas causó durante la Segunda Guerra Mundial al acabar con 141 tanques enemigos, 132 cañones anticarro y otros tantos vehículos de transporte y reconocimiento. Fue el tanquista más condecorado de la guerra con 11 condecoraciones. El primer “as” alemán Kurt Knispel que destruyó la friolera de 195 tanques Aliados no tuvo tantas condecoraciones.
Si fuera norteamericano o soviético, a Wittmann le hubieran hecho películas en su honor y habría pasado a la historia. Pero claro, era alemán... era de los que perdieron la guerra y la historia la escriben los que ganan.
Su tumba está ubicada en el cementerio germano de La Cambe, cerca de las playas de Normandía.
La primera V-1 que cae en suelo inglés
El primer misil teledirigido V-1 caído sobre suelo británico explotó a las 04.18 horas del 13 de junio de 1944 en las proximidades del pueblo de Swanscombe, en el condado de Kent, al tiempo que el Real Cuerpo de Observadores detectaba a un segundo ingenio en Cukfield.
Otras tres V-1 cayeron en Sussex, Londres y Platt. Pánico entre los ingleses por esta arma secreta alemana que no es otra cosa que el primer misil teledirigido de la historia.
El 15 de junio de 1944 llegaron más, 244 bombas V-1 son lanzadas rumbo a Gran Bretaña, solo 144 caerán en tierra firme, el resto caen en el Canal de la Mancha. 33 son abatidas por la RAF. 13 cayeron en Londres y el resto en zonas rurales sembrando el miedo y la destrucción sobre esta bomba que no procedía de aviones.
El 18 de junio de 1944, una V-1 cae en la capilla de Wellington a 500 metros del Palacio de Buckingham, provocando 189 muertos.
Había comenzado una nueva era en el mundo bélico. Aparecen en acción los primeros misiles de la historia, creados por Werner Von Braun.
Aquí Michael Wittmann es citado en un documental sobre la Segunda Guerra Mundial:
Grandes Batallas de Tanques - Michael Wittmann, El Héroe de los Panzers