En el nordeste de la provincia de Córdoba, Argentina, hasta hace menos de cien años existió un petroglifo que representa la figura de un sol grabado en la pared de roca en un alero de la montaña.
En Cerro Colorado, un conjunto de varias elevaciones de montañas muy antiguas, está uno de los yacimientos pictográficos rupestres más grande de la Argentina. |
El Parque Arqueológico y Natural de Cerro Colorado, en Córdoba, comprende 3.000 hectáreas. Clic para ampliar el mapa. |
El Parque Arqueológico y Natural Cerro Colorado ocupa una superficie de unas 3000 hectáreas y allí se acumulan miles y miles de pictografías pertenecientes a la cultura ayampitin, estampadas -según se cree- por los sanavirones y comechingones, últimos habitantes de la región antes de la llegada de los españoles. La distribución de las pinturas abarca no sólo este cerro, sino también elevaciones vecinas, como el Intihuasi, el Veladero, y los parajes de La Quebrada y El Desmonte.
Algunas de la pinturas rupestres de Cerro Colorado registradas por Gabriel Viero. |
Más pictografías en las cuevas de Cerro Colorado. |
30.000 pictografías
El Sol Rojo, pasó a ser otra de las tantas sustracciones al patrimonio cultural étnico de América, cuando fue groseramente arrancado de la roca mediante herramientas neumáticas por el arqueólogo George Gardner de la Universidad de Oxford.
Arrastrados por su histórico afán de apoderarse de valiosos elementos históricos ilegalmente recolectados por todo el mundo, envían a Gardner a la Argentina para cumplir con su misión.
La información más precisa de las pinturas rupestres se obtuvo puntualmente por los relatos del escritor y periodista Leopoldo Lugones, cuando en 1903 describe sus aventuras de niñez por los interminables aleros y galerías repletas de “garabatos”, como llamaba el cantor y vecino Atahualpa Yupanqui a las pinturas rupestres, quien eligió un apacible paraje a la orilla del río Los Tártagos y construyó su casa donde nacieron algunas de sus inmortales canciones.
El escritor argentino Leopoldo Lugones (1874-1938), fue el primero que hizo conocer en 1903 a las pinturas de Cerro Colorado, al norte de Córdoba. |
Leopoldo Lugones nació en Villa de María, localidad próxima al Cerro Colorado, cerca del límite con Santiago del Estero. Estudió en la Universidad de Monserrat en Córdoba capital.
En 1898, Lugones ya reconocido como escritor y periodista, le presentan al entonces presidente Julio A. Roca, allí comienza a codearse con la elite porteña de entonces, se embarca en numerosos viajes a Europa, donde conoce a Rubén Darío entre otros y conforma sociedades secretas relacionadas con logias masónicas y la sociedad teosófica.
Dibujos a mano alzada publicados por Leopoldo Lugones en 1903 sobre el arte de Cerro Colorado. |
Lugones es designado a ocupar importantes cargos públicos, en uno de ellos como director de la Biblioteca Nacional de Maestros, obtiene el Premio Nacional de Literatura en 1926, y preside la Sociedad Argentina de Escritores, formando parte de los círculos aristocráticos de entonces, se relacionaba asiduamente con la élite ligada a Francia e Inglaterra.
En 1938, ocurre un trágico suceso dentro de un dudoso escenario donde se quita la vida en un recreodel Delta de Tigre, bebiendo un cóctel de whisky con cianuro. La descendencia de Lugones no escapó hasta hoy a destinos trágicos.
Llega George Gardner
Hasta el lugar de difícil acceso en el norte de Córdoba llegó el arqueólogo escocés George A. Gardner de la Universidad de Oxford, con el pretexto de estudiar este sol de piedra. Gardner, luego de Lugones, hizo el primer relevamiento “exhaustivo” de las abundantes pictografías existentes en el lugar.
Otra de las pictografías de Cerro Colorado, parece un mapa o el trazado de un río. |
Este profesional estuvo trabajando en territorio comechingón por un período de tres años, publicando como resultado de sus investigaciones un libro de 147 páginas con fotos y dibujos que se conoció como "Las rocas pintadas del noroeste de Córdoba",Oxford, Clarendon Press(1931).
Gabriel Viero en el alero de roca donde los memoriosos dicen que allí estuvo el Sol Rojo. |
La pesada roca, una vez horadada, fue transportada en ferrocarril hasta Buenos Aires, luego de un accidentado e ilegal periplo.
El llamado "Sol rojo de los comechingones", robado de Cerro Colorado, en 1926 por George A. Gardner. Tenía 1,6 metros de diámetro. |
Desde aquí se pierde el rastro del Sol Rojo. Algunos sostienen que pasó a formar parte de alguna bóveda secreta del mismo Museo Británico, otros dicen que puede estar en manos de alguna colección privada, algunos sostienen que descansa en algún subsuelo del Vaticano, lo cierto es que su paradero, hasta ahora es un misterio.
Ingreso al Museo Británico, en Londres. |
Interesantes pictogramas existentes en las cuevas de Cerro Colorado. |
En 1957, para su conservación, un decreto provincial declaró la zona de Cerro Colorado “Parque Arqueológico y Natural”.
Durante la Guerra de Malvinas, en 1982, se cree el Sol Rojo de los Comechingones fue ocultado como precaución no sea que los argentinos intentasen llevarlo a su país. Las autoridades argentinas nunca hicieron un reclamo para su devolución.
Otro pictograma registrado por el autor de este artículo. |
Cerro Colorado se encuentra a 160 kilómetros al norte de la capital cordobesa, por la ruta nacional Nº 9.
Esperamos que algún día el Sol Rojo sea devuelto a la República Argentina.
Texto y fotos por: Gabriel Viero