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¿DÓNDE ESTÁ EL SOL ROJO DE LOS COMECHINGONES?

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En el nordeste de la provincia de Córdoba, Argentina, hasta hace menos de cien años existió un petroglifo que representa la figura de un sol grabado en la pared de roca en un alero de la montaña.

En Cerro Colorado, un conjunto de varias
elevaciones de montañas muy antiguas, está
uno de los yacimientos pictográficos rupestres
más grande de la Argentina.
Estuvo en su lugar de origen hasta el año 1926, dentro de uno de los tantos aleros y cuevas del Cerro Colorado, dentro del departamento de Tulumba, región al norte de la Provincia de Córdoba, Argentina; era una ancestral pieza arqueológica rupestre de una cultura aborigen, conocida como “el Sol Rojo”.

El Parque Arqueológico y
Natural de Cerro Colorado,
en Córdoba, comprende
3.000 hectáreas. Clic para
ampliar el mapa.
La  piedra labrada en roca arenisca colorada, es propia de esta bella, singular y mítica región argentina. Su figura representaba a un rostro solar, medía 1.6 metros de diámetro y formaba parte, junto a otras pinturas ancestrales, del llamado “Templo del Sol”, sitio sagrado para los originarios.

El Parque Arqueológico y Natural Cerro Colorado ocupa una superficie de unas 3000 hectáreas y allí se acumulan miles y miles de pictografías pertenecientes a la cultura ayampitin, estampadas -según se cree- por los sanavirones y comechingones, últimos habitantes de la región antes de la llegada de los españoles. La distribución de las pinturas abarca no sólo este cerro, sino también elevaciones vecinas, como el Intihuasi, el Veladero, y los parajes de La Quebrada y El Desmonte.

Algunas de la pinturas rupestres de Cerro
Colorado registradas por Gabriel Viero.
Junto a la Cueva de las Manos en la provincia de Santa Cruz, ambos yacimientos pictográficos conforman los más importantes de Argentina, donde hasta hoy pueden visitarse las innumerables pinturas dispersas en la región, algunas, las más conocidas están ubicadas en terrenos de acceso público y otras no. Las pinturas representan historias de batallas y disputas, mapas y delimitaciones de tierras, la llegada de los españoles, animales de la región, rituales chamánicos, y muchas figuras sin interpretación concreta.

Más pictografías en las cuevas de
Cerro Colorado.
Estas tierras desde el año 500 d. C. aproximadamente, se las disputaban entre tribus Sanavirones al este y Comechingones al oeste, hasta la llegada de los españoles, aunque se registran evidencias de etnias muy anteriores al período incaico como parte de la cultura Ayampitín, quienes pueden haber sido los autores del Sol Rojo.

30.000 pictografías
El Sol Rojo, pasó a ser otra de las tantas sustracciones al patrimonio cultural étnico de América, cuando fue groseramente arrancado de la roca mediante herramientas neumáticas por el arqueólogo George Gardner de la Universidad de Oxford.

La zona de Cerro Colorado tiene más de 30 mil
pictografías. Fue poblada inicialmente por la
cultura Ayampitín, una etnia muy anterior al
periodo incaico. Las últimas pinturas revelan
la llegada de los españoles. Obsérvese un
hombre a caballo.
Arrastrados por su histórico afán de apoderarse de valiosos elementos históricos ilegalmente recolectados por todo el mundo, envían a Gardner a la Argentina para cumplir con su misión.

La información más precisa de las pinturas rupestres se obtuvo puntualmente por los relatos del escritor y periodista Leopoldo Lugones, cuando en 1903 describe sus aventuras de niñez por los interminables aleros y galerías repletas de “garabatos”, como llamaba el cantor y vecino Atahualpa Yupanqui a las pinturas rupestres, quien eligió un apacible paraje a la orilla del río Los Tártagos y construyó su casa donde nacieron algunas de sus inmortales canciones.

El escritor argentino Leopoldo
Lugones (1874-1938), fue el
primero que hizo conocer en 

1903 a las pinturas de Cerro 
Colorado, al norte de Córdoba.
Estando de vacaciones, el escritor Leopoldo Lugones, el 26 de marzo de 1903 dio a conocer el hallazgo de las pinturas rupestres en un artículo publicado en el diario La Nación, Las grutas pintadas de Cerro Colorado.Se calcula que hay más de 30.000 pinturas; actualmente muchas de ellas están en campos privados.

Leopoldo Lugones nació en Villa de María, localidad próxima al Cerro Colorado, cerca del límite con Santiago del Estero. Estudió en la Universidad de Monserrat en Córdoba capital.
Dibujos a mano alzada
publicados por Leopoldo
Lugones en 1903 sobre
el arte de Cerro Colorado.
En 1898, Lugones ya reconocido como escritor y periodista, le presentan al entonces presidente Julio A. Roca, allí comienza a codearse con la elite porteña de entonces, se embarca en numerosos viajes a Europa, donde conoce a Rubén Darío entre otros y conforma sociedades secretas relacionadas con logias masónicas y la sociedad teosófica.

Lugones es designado a ocupar importantes cargos públicos, en uno de ellos como director de la Biblioteca Nacional de Maestros, obtiene el Premio Nacional de Literatura en 1926, y preside la Sociedad Argentina de Escritores, formando parte de los círculos aristocráticos de entonces, se relacionaba asiduamente con la élite ligada a Francia e Inglaterra.

En 1938, ocurre un trágico suceso dentro de un dudoso escenario donde se quita la vida en un recreodel Delta de Tigre, bebiendo un cóctel de whisky con cianuro. La descendencia de Lugones no escapó hasta hoy a destinos trágicos.

Llega George Gardner
Hasta el lugar de difícil acceso en el norte de Córdoba llegó el arqueólogo escocés George A. Gardner de la Universidad de Oxford, con el pretexto de estudiar este sol de piedra. Gardner, luego de Lugones, hizo el primer relevamiento “exhaustivo” de las abundantes pictografías existentes en el lugar.

Otra de las pictografías de Cerro Colorado,
parece un mapa o el trazado de un río.
Gardner frecuentó esta vasta región de los departamentos de Totoral y Tulumba entre 1923 y 1926, en el marco de sus investigaciones, que fueron luego publicadas en un libro en el año 1931.

Este profesional estuvo trabajando en territorio comechingón por un período de tres años, publicando como resultado de sus investigaciones un libro de 147 páginas con fotos y dibujos que se conoció como "Las rocas pintadas del noroeste de Córdoba",Oxford, Clarendon Press(1931).

Gabriel Viero en el alero de roca donde los
memoriosos dicen que allí estuvo el Sol Rojo.
Cuando regresó a Inglaterra lo hizo llevándose también el sol de piedra de los comechingones. Para retirar la pictografía grabada en la roca, utilizó un trépano neumático.

La pesada roca, una vez horadada, fue transportada en ferrocarril hasta Buenos Aires, luego de un accidentado e ilegal periplo.

El llamado "Sol rojo de los comechingones",
robado de Cerro Colorado, en 1926
por George A. Gardner. Tenía 1,6 metros 

de diámetro.
Llegó hasta la estación Retiro, de allí al puerto, y posterior embarcada hacia Londres. Una vez en la capital inglesa, pasa a engrosar la colección del British Museum donde podía visitarse públicamente hasta abril de 1982, año que estalla el conflicto armado del Atlántico Sur por las disputa de las Islas Malvinas usurpadas por Gran Bretaña.

Desde aquí se pierde el rastro del Sol Rojo. Algunos sostienen que pasó a formar parte de alguna bóveda secreta del mismo Museo Británico, otros dicen que puede estar en manos de alguna colección privada, algunos sostienen que descansa en algún subsuelo del Vaticano, lo cierto es que su paradero, hasta ahora es un misterio.

Ingreso al Museo Británico, en Londres.
Sin dudas, este sagrado objeto era instrumento de veneración para los pueblos autóctonos quienes atribuían una fuente de poder y energía, lo que despertó la atención a los ámbitos académicos del Londres de principios de siglo, una vez informados sobre su existencia y ubicación geográfica.

Interesantes pictogramas existentes
en las cuevas de Cerro Colorado.
Gardner llevó la pieza en 1926con la excusa que era para una exposición en el Museo Británico, y nunca más la devolvió. El verdadero objetivo era llevarla con viaje de ida únicamente.

En 1957, para su conservación, un decreto provincial declaró la zona de Cerro Colorado “Parque Arqueológico y Natural”.

Durante la Guerra de Malvinas, en 1982, se cree el Sol Rojo de los Comechingones fue ocultado como precaución no sea que los argentinos intentasen llevarlo a su país. Las autoridades argentinas nunca hicieron un reclamo para su devolución.

Otro pictograma registrado por
el autor de este artículo.
La pieza sustraída era comentada durante años por los memoriosos que recordaban su ubicación en el alero de la montaña y fue denunciada por Guillermo Terrera en el libro El Valle de los Espíritus (1989).

Cerro Colorado se encuentra a 160 kilómetros al norte de la capital cordobesa, por la ruta nacional Nº 9.

Esperamos que algún día el Sol Rojo sea devuelto a la República Argentina.

Texto y fotos por: Gabriel Viero


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