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CADA DÍA SON MÁS LOS ARGENTINOS QUE SE OPONEN A LAS VACUNAS

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Son padres que no vacunan a sus hijos porque saben los contenidos tóxicos de las vacunas actuales. Ellos llevan una dieta sana, una vida saludable, entonces saben que sus hijos tienen muchas menos posibilidades de enfermarse.

En Buenos Aires, más del 5% no se vacunan.
Ayer, el diario La Nación hizo una investigación sobre quienes se resisten a ser vacunados, entrevistó a familias naturistas que, en general, eligen partos domiciliarios y no medicar a sus hijos; explican por qué cuestionan la vacunación y los riesgos que corren sus hijos si se vacunan.

Ante las campañas masivas de vacunación de parte de las autoridades para obligar a todos a inocularse surge una resistencia cada vez mayor de personas que no se vacunan, sumando más del 5 por ciento en Buenos Aires y se desconocen las cifras en el interior de la Argentina.

Para tener mejor salud no se vacunan
El periódico La Nación se acercó a conocer historias de padres naturistas que creen que la vacunación perjudica la salud de sus hijos.

Fabiana Ghiglioni cuenta que le cambió la vida la llegada de su hijo Ami. Cuando a los 7 u 8 meses quisieron darle de probar carne, el pequeño se negó. "No quería comer y nos tuvimos que poner a averiguar qué hacer", dice esta mamá, ocho años después. Así se acercó a la antroposofía, una medicina no tradicional que define como "preventiva" y que aborda la salud y la enfermedad como eventos biográficos relacionados con el cuerpo, el alma y el espíritu de la persona.

Gráfico de los efectos secundarios de las
vacunas, del libro del Dr. Xavier 
Uriarte, Los 
peligros de las vacunas. Clic en la 
imagen para ampliarla.
"Nosotros estamos seguros y tranquilos con esta decisión. Las vacunas no son lo que se piensa, te están metiendo un químico que no es bueno", afirma Ghiglioni.

Al estudiar la antroposofía dice: "Ahí me desperté", en referencia a algo más que cambios en la alimentación de toda la familia, que incorporó una dieta fuerte en cereales, nueces y frutas.

Fabiana es una madre que empezó a dedicarse a la fabricación de ropa para chicos utilizando "algodones nobles", dice que hasta los nueve meses de su hijo Ami fue una madre tradicional; ahí traza un antes y un después. "Luego empecé a abrir la conciencia. Entonces no lo vacuné más", cuenta. Aclara que para ir a la escuela que eligieron, una Waldorf, no se les exige tener todas las vacunas.

Según la mirada de Fabiana Ghiglioni, "la rubéola o el sarampión, todas las enfermedades eruptivas, está bien que las tengan porque cuando el niño pasa por ellas quema un montón de cosas que ya no necesita". Agrega: "A eso lo podes leer en el libro de Steiner". Se refiere al filósofo austríaco Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía en 1902 y la pedagogía Waldorf.

Fabiana cuenta que su hijo Ami es súper enérgico y sano. "Una vez por año tiene fiebre. No me da miedo y se la banca sin darle nada. Si veo que está muy arriba, cerca de 40 grados, hay una medicina, la Apis belladona”, comenta. Pero dice que prefiere bajarle la fiebre con agua y limón, con paños fríos o con baños de agua."Está bueno que atraviese las fiebres, porque así está haciéndose más fuerte, aumentando sus defensas", dice.

"Las vacunas no son lo que
se piensa, te están metiendo
un químico que no es bueno",
dice Fabiana Ghiglioni.
Para esta mamá de Vicente López, que se rige por estos principios, no es fácil hablar de su elección de vida. "Yo si el otro está abierto a escuchar, está interesado en saber de la filosofía que seguimos estoy dispuesta a contarle, sabiendo que no soy ninguna improvisada. Tengo fundamentos de vida", dice a La Nación. Reconoce que muchos incluso en su familia la condenan: "Recibo un montón de reproches; es difícil que te entiendan".

Ella insiste en que lo importante para su esposo y su hijo es estar en equilibrio con la naturaleza en cuanto a la alimentación, la medicina, la educación, la crianza."Pero no somos fundamentalistas, no somos vegetarianos totalmente y una vez cada tanto comemos carne", dice. Ellos van cada sábado al mercado de Sabe la Tierra en Vicente López y allí se aprovisionan de alimentos saludables.

El diario informa que en el interior se han formado fuertes comunidades que se oponen a las sospechosas campañas masivas de vacunación de la población, cita a comunidades naturistas que quieren lo mejor para sus hijos, entre ellas en El Bolsón, provincia de Río Negro, en Córdoba, cerca del Cerro Uritorco, también hay una comunidad grande que se opone a la vacunación. Y curiosamente, sus hijos no se enferman a pesar que no están vacunados. El diario porteño da a entender que a medida que se incorporan más vacunas al calendario escolar, es mayor la resistencia a vacunarse.

Angie Ferrazzini junto a su hijo Moreno: "En
otros países se han dejado de dar vacunas
y aquí se siguen aplicando", denuncia.
Otra mujer que se opone a la vacunación es Angie Ferrazzini que nació y se crió en el campo, en Necochea. Su locura por los mercados y las ferias la acompaña desde que empezó a viajar por el mundo, a los veinte años. "Me fui de mochilera a Europa. Siempre lo primero que visitaba, antes que un museo, eran los mercados", recuerda en su casa del bajo de San Isidro, donde vive con su esposo y sus tres hijos. “En otros países se han dejado de dar vacunas y acá se siguen aplicando”, denuncia.

El pequeño Moreno, de un año y siete meses, se acerca a su mamá con un palo de jockey más alto que él. Se queda en sus brazos un poco, con intenciones de mamar. "Le sigo dando, a todos les dí de mamar como hasta los dos años", dice Angie, que sigue con su relato. "En medio de la hecatombe de 2001 empecé a investigar para armar mi propio mercado. Me llevó ocho años hasta que creé Sabe la Tierra". Dieciséis productores exhibían en tablones frutas, verduras, pollos, huevos y panificados en el jardín del frente de su casa. Así estuvieron un año hasta que se armó una red de consumidores de 700 vecinos. Ahora coordina tres mercados: uno en San Fernando, otro en Tigre y el tercero en Vicente López.

Moreno tiene un año y siete meses, vive en San
Isidro y nunca ha sido vacunado ni medicado.
Este proyecto atravesó su vida y, luego, la de su esposo y sus hijos. Cuando nació la primera, Lúa, Angie todavía era una mamá "tradicional". Cuenta que la tuvo por cesárea en un sanatorio y que el parto natural no le parecía para ella; cuando llegó Caetano, que ahora tiene 7 años, el parto sí fue hogareño. Luego decidieron mudarse de la Capital a San Isidro. "Quisimos estar en contacto con el río, este es un lugar mucho más afín a mí: salgo a la mañana en la bicicleta con Moreno, no puedo ni andar dos cuadras que saludo a todo el mundo, un poco lo que me pasa en Necochea". Moreno, el más pequeño, también nació en su casa.

Ella cuenta que los chicos mamaron de pequeños la dinámica de las ferias: allí se compran desde sus golosinas saludables hasta la ropa usada. "Los educamos en la carrera del ser y no del tener", dice. También trabajan en la huerta y en el reciclado de residuos, además de hacer mucha vida al aire libre."La escuela a la que van, la Piaget, tiene una mirada sobre el ser, inculca valores solidarios", comenta. Aclara que es una escuela privada más abierta que la Waldorf, donde intentó mandarlos sin suerte con las vacantes.

Respecto a las vacunas dice, “Lúa, pobre, tiene todas las vacunas. Porque, como te decía, seguía todo el librito de lo que había que hacer. Caetano tiene algunas: conversé con su pediatra y me dio pocas. Moreno, el más chiquito, no tiene ninguna”.

Ella cuenta que se atiende toda la familia con un médico antroposófico, que también va evaluando a los chicos. Además consulta a una pediatra. "Prácticamente no los he medicado", dice. Coincide con Fabiana en que hay que transitar las enfermedades. Habla tranquila, convencida de su decisión como mamá. "Si tienen fiebre la transitan. Yo te hablo así porque nunca tuve a los chicos con convulsiones ni nada, nada extremo. Las fiebres que han tenido fueron leves", aclara.

Perla Herro nunca vacunó a su hijo Tiziano, 
de 26 años ni a su hija Chiara de 12. Aquí
paseando con Chiara por Granada, España.
Cuenta que los chicos ya no quieren tomar medicamentos. "Saben que hay unos globulitos que les doy, es medicina homeopática".

Ferrazzini dice que el tema de las vacunas “es una decisión mía. A Moreno lo veo así tan saludable... El tema de las vacunas es muy político, también. Tengo una mirada de que las enfermedades son aprendizajes de la vida. Si ellos tienen que enfermarse de algo, pero la realidad es que las vacunas que nosotros nos damos son de enfermedades que están erradicadas; la polio, por ejemplo. No creo que se enfermen de eso aunque no se vacunen”.

Chiara, es una niña saludable de 12 años
que nunca fue vacunada.
Perla Herro es una mamá convencida de la no vacunación. Tanto con su hijo Tiziano, de 26 años, como con Chiara, de doce, mantuvo la convicción de no vacunarlos. "Siempre tuve esa postura por un conocimiento de estar en desacuerdo con las vacunas", dice a La Nación. "Uno tiene sus propias defensas, las desarrolla". Cree que los padres deben ser dueños de esa opción y no el Estado.

Perla aclara que no quiere convencer a nadie de su postura, ni "anda afiliando gente". Hace 25 años, cuando se decidió por esta opción de la homeopatía, la antroposofía, el parto en casa, la comida macrobiótica, se sabía muy poco de todo esto. "Yo me preocupé de criarlos en libertad y con la conciencia de elegir la salud integral de ellos", agrega.

Un médico contra el “pensamiento único”
Hay médicos como Eduardo Yahbes, la cara visible del sitio Libre vacunación, que en diálogo con La Nación defiende la decisión de no vacunarse. "Hay un pensamiento único de que las vacunas constituyen el mayor avance de la medicina. Esto no es cierto, hay profesionales prácticamente en todos los países del mundo que tienen una postura contraria", dice.

Agrega que él se opone por dos razones: "No son efectivas y no son inocuas". Dispara estas sentencias y se explaya: "Se habla de la necesidad de vacunar a un determinado porcentaje de población para evitar las epidemias; sin embargo, quienes más padecen las epidemias son los vacunados".

El médico pediatra Eduardo
Yahbes se opone a la
vacunación. "Las vacunas
aumentan la incidencia de
enfermedades crónicas de
variada naturaleza hasta
en un 500 por ciento".
Yahbes sostiene que "las vacunas contienen una serie de elementos tóxicos y contaminantes algunos de los cuales no figuran en los prospectos, tampoco le entregan los prospectos a los vacunados, ni creo que los profesionales los lean porque en líneas generales figuran los efectos adversos que pueden producir". Y agrega que “las vacunas aumentan la incidencia de enfermedades crónicas de variada naturaleza hasta en un 500 por ciento”.

Este referente de "Libre vacunación" reconoce que hay enfermedades que disminuyeron luego de la aplicación de vacunas, pero agrega que la reducción venía dándose de todas formas. 

El Dr. Yahbes en el sitio www.librevacunacion.com.arexplica que todos estamos amparados por la Constitución Nacional (Artículos 42 y 43) y las Leyes reglamentarias como la Ley Nº 26529, que nos protegen sobre aceptar o rechazar un procedimiento médico que implique la posibilidad de riesgos. No admitamos ser intimidados a administrar una vacuna sin nuestro consentimiento. Ante una duda solicitemos otra opinión.

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