Hace 15 millones de años esta ave de gran tamaño, conocida como el “ave del terror” era ágil y podía cazar y devorar roedores, reptiles y pequeños mamíferos; las crías alcanzaban los 80 km/h pero los adultos sólo llegaban a los 40 km/h.
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Ilustración de un Kelenken corriendo por la Patagonia, podía alcanzar los 40 Km por hora. |
Su fósil fue encontrado en 1999 en la estación de tren de Comallo, cerca de la ciudad de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina. El descubridor fue el joven de 15 años aficionado a la paleontología, Guillermo Oscar Aguirrezabala, por eso el espécimen fue bautizado Guillermoi Kelenken.
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Guillermo O. Aguirrezabala muestra el cráneo de Kelenken. |
Los restos constan de un cráneo y fragmentos de un pie y de una pata y se encuentran en el Museo Paleontológico de Bariloche. Antes del descubrimiento de su cráneo, los científicos interpretaban las cabezas de las grandes aves del Cenozoico como versiones a mayor escala de las de las aves de menor tamaño. Los huesos de la pata y el pie tienen un parecido superficial con los del ñandú, un ave no voladora actual de América del Sur. Ya el paleontólogo Florentino Ameghino había encontrado en 1887 indicios sobre estas aves prehistóricas.
En lo que hoy es la Patagonia vivían aves enormes y predadoras como la especie Kelenken, que pertenece a la familia de las “aves del terror” (las aves predadoras conocidas más grandes de la prehistoria, aves de la familia Phorusrhacidae, a las que se conoce también como “forosrácidas” o “fororracoideas”). Estos animales podían medir tres metros de altura y pesar unos 160 kilos; su cabeza (que incluía un pico enorme y curvo) tenía más de 70 cm de longitud y sus fósiles, que fueron encontrados especialmente en Argentina, son estudiados por científicos de todo el mundo.
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Dibujo de un Kelenken devorando a un mamífero. |
Sara Bertelli, bióloga y paleontóloga egresada de la Facultad de Ciencias Naturales y que se especializa en el estudio de la evolución de las aves actuales y de los fósiles integra el equipo de expertos que estudia las “aves del terror”, dirigido porLuis Chiappe, del Museo de Historia Natural de los Ángeles. El equipo de Chiappe y Bertelli fue convocado para estudiar el cráneo del Phorusrhacidaeo, ave del terror más grande encontrada hasta el momento, descubierta junto a un tarsometatarso del animal en la estación de tren de Comallo, cerca de San Carlos de Bariloche.
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Comparación de un Kelenken y un ser humano. |
Bertelli explica que las aves no eran torpes como se creía, sino que “por las características de los huesos de las patas (delgados y gráciles) se considera que habrían sido bastante ágiles, aunque un poco menos veloces que el avestruz que se conoce en la actualidad”. |
Un Kelenken medía tres metros de altura y pesaba 160 kilos. |
Bertelli comentó que las aves del terror vivieron hace entre 60 millones de años (Paleoceno) y dos millones de años (Plioceno tardío), y que fueron desapareciendo con la emergencia del istmo panameño que unió América del norte con América del sur.“Eso explica los fósiles encontrados más recientemente de Phorusracidae en Florida, Estados Unidos, que demuestran el intercambio de la fauna desde América del sur, una vez unidos ambos continentes”, detalló la profesional.
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Cráneo del ave del terror más grande que se conoce, hallada en la patagonia argentina. |
Bertelli se prepara para realizar en los próximos meses una nueva expedición al Noroeste Argentino (Catamarca), y más precisamente a Santa María y Andalgalá, con la idea de encontrar nuevos fósiles de otras aves del terror. “Esta vez buscamos fósiles parientes de Andalgalornis y Procariama, que al igual que el Kelenken integran el grupo de las aves del terror, pero son de menor tamaño”, sostuvo la investigadora.