Su reconstrucción tridimensional ha permitido descubrir sus medidas originales (100.000 veces el número pi) y demostrar que estaba coronada por una esfera de más de dos metros.
El arquitecto Miquel Pérez- Sánchez presentó su minucioso estudio sobre la pirámide de Keops. |
Las investigaciones del arquitecto catalán Miquel Pérez-Sánchez Pla durante más de diez años han permitido reconstruir por medio de una computadora con gran exactitud cómo era originalmente la pirámide de Keops y determinar que estaba coronada por una esfera de grandes dimensiones. Pérez-Sánchez, que ha presentado hoy en Barcelona, España la publicación del libro La Gran Pirámide, clave secreta del pasado que recoge su tesis doctoral, ha explicado en la presentación que «del análisis de la pirámide se deduce que era una especie de enciclopedia del saber de su tiempo».
Latitud de la Gran Pirámide de acuerdo al Google Earth. |
La Gran Pirámide, la edificación más importante del Reino Antiguo, fue construida según la “historia oficial” durante el reinado de Khufu (2550 a.C. a 2527 a.C.), segundo faraón de la IV Dinastía, a quien Herodoto (479 a.C.- 419 a.C.) llamó Keops. Fue la primera de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo y la única que ha permanecido en pie, y en la actualidad se encuentra desprovista de su recubrimiento original de bloques de piedra caliza blanca y su cima ha perdido 9 metros de altura, por lo que hasta ahora no se conocía su forma exacta, asegura Pérez-Sánchez.
Las investigaciones del arquitecto han contado con el apoyo de un equipo pluridisciplinar, permitiéndole dibujar el monumento por ordenador con una exactitud de 4 decimales, lo que representa «100 veces superior a la precisión habitual en arquitectura». El dibujo tridimensional de la Gran Pirámide ha permitido descubrir sus medidas originales, analizarla y entender el significado histórico del monumento.
Conocimientos científicos insospechados
Pérez-Sánchez ha explicado que, además de la esfera de coronación, hoy desaparecida, esta reconstrucción ha posibilitado conocer «el ángulo de inclinación, de 51,84º; la plataforma de apoyo de la esfera, de perímetro pi (µ) codos reales; y la altura del vértice piramidal, de 277.778 codos reales, igual al cociente de dividir 1.000.000 entre 3.600».
A su juicio, el descubrimiento de la forma y medidas originales de la Gran Pirámide, y su reconstrucción y análisis, ha revelado «una arquitectura hecha de pura filigrana matemática y geométrica, geodésica y astronómica».
La Gran Pirámide en la meseta de Giza ha perdido unos 9 metros de altura, ya que le arrancaron su recubrimiento original de piedra caliza blanca y pulida de Tura, formada por grandes bloques de piedra tallada de 1,5 metros de altitud, y de los que sólo queda parte de una hilera en la cara norte.La superficie original de la pirámide, «hoy en estado ruinoso», era 100.000 veces el número pi (µ), por lo que se avanzan en unos 3.000 años al conocimiento de µ. Los egipcios que idearon Keops tenían «conocimientos científicos insospechados, entre los que cabe destacar el uso del Teorema de Pitágoras dos milenios antes del sabio de Samos, una precisión en la definición del número pi con 6 decimales que se adelantó en 3 milenios, así como el conocimiento del número e y de las medidas de la Tierra, del Sol y de Sirio que se anticiparon en más de 4 milenios».
La dependencia geodésica de la Gran Pirámide ha sido confirmada por relaciones de escala basadas en el sistema sexagesimal: «el meridiano terrestre puede obtenerse como 43.200 veces el perímetro del zócalo en contacto con la tierra; el radio polar, como 43.200 veces la altura total del monumento, y el perímetro medio de la Tierra, como 21.600 veces el perímetro total del zócalo».
A partir de los datos astronómicos aportados por Plutarco, han permitido situar el monumento en su contexto histórico: «En la Gran Pirámide, el faraón Khufu, edificó un cenotafio conmemorativo del Milenario del Diluvio en homenaje a sus antepasados muertos». Este hecho explica la causa de que Snefru, el padre de Khufu, construyera durante su reinado tres pirámides en busca de la pirámide perfecta: «Tenía una cita con la historia y este hecho explica el esfuerzo de los arquitectos de Khufu para incluir dentro de la Gran Pirámide los conocimientos del pasado».
Es curioso el detalle del arquitecto Pérez-Sánchez, que afirma que la Gran Pirámide tiene dos características que no se hallan en ninguna otra pirámide egipcia:
1. Posee un zócalo donde se asienta la pirámide, que tiene, justamente, 1 codo real de altura. Este hecho sugiere que sus sacerdotes-arquitectos querían darnos a conocer, a las generaciones futuras, la unidad de medida con la que proyectaron y construyeron el monumento, para posibilitar su estudio y comprensión. La base del zócalo sobresale ligeramente de la pirámide y tiene una inclinación de 75º exactos.
2. Luego tiene el detalle que forma ocho semicaras triangulares. Las apotemas que son las alturas de los triángulos de las cuatro caras laterales que definen la pirámide, se hallan ligeramente rehundidas hacia el interior de las caras, de tal forma que quedan partidas en dos. Este descubrimiento se lo debemos al arqueólogo británico William Flinders Petrie (1853 – 1942) que es considerado el padre de la arqueología egipcia y el primer egiptólogo científico. Descubrió la irregularidad de las caras laterales de la Gran Pirámide, con sus apotemas ligeramente hundidas hacia el centro del monumento. Realizó el primer trabajo de metrología científica de la Gran Pirámide que publicó en su libro Pirámides y Templos de Giza. Sus estudios le sirvieron para desmentir las especulaciones pseudocientíficas de Piazzi Smyth. Es considerado uno de los arqueólogos más brillantes de la egiptología. Participó en más de una treintena de excavaciones en Egipto y Palestina, y realizó más de un millar de publicaciones.
La esfera en la cima de la Gran Pirámide
La pirámide de Keops tenía su cima trunca, afirma Pérez-Sánchezque encima estaba una esfera de coronación, la misma debería de simbolizar el Sol. Y esta hipótesis fue confirmada por un hecho excepcional: ¡La esfera fue diseñada a escala del Sol! Esto era el resultado de descubrir que todo el cosmos está hecho de esferas.
La esfera que coronaba la pirámide, dice el arquitecto, simbolizaba el Ojo de Horus y tenía por diámetro 2,718 codos reales (2,7 metros), la medida del número e. El codo real (cr), de 0,5236 m, fue su principal unidad de medida. Añade que esta esfera de coronación estaba, a la vez, proporcionada con el Sol y con Sirio, la estrella más brillante del cielo, que estaba asociada a Isis.
Revela que la masa de la esfera en su mayor parte era de piedra recubierta por capas de electro, una aleación de plata y oro con una proporción de oro aproximada del 60 o 75 por ciento que tenía propiedades electromagnéticas. La esfera simbolizaba al Sol que representaba a Ra, el dios que infundía la vida con sus rayos fecundantes, y el dios del que se reclamaron hijos los faraones desde la IV Dinastía. Se ignora que sucedió con esa esfera. Sospecha que al llegar el final del Imperio Antiguo con el fin de la VIII Dinastía, durante los altercados que marcarían el Primer Periodo Intermedio, los bárbaros de turno ascenderían a la cima de la Gran Pirámide y armados con palancas harían rodar su esfera dorada en busca de la preciosa aleación de oro y plata que la recubría.
“Una esfera sobre la cima de una pirámide es, pues, una imagen simbólica muy potente, una referencia implícita al equilibrio inestable de las obras del hombre y de la propia civilización, representada por el sólido más difícil de esculpir, por el único sólido que puede simbolizar a los astros y, por extensión, a la materia del universo entero: la esfera. Los sacerdotes-arquitectos de la Gran Pirámide, al acabar su construcción, habían vuelto a llevar la civilización, representada por la esfera de coronación, hasta su cima. Una civilización que, ya había conocido por lo menos una destrucción anterior”, afirma Pérez-Sánchez.
La investigación del arquitecto Pérez-Sánchez afirmando que una esfera estaba en la cima de la pirámide descarta el famoso piramidión o piramidón (pequeña piedra piramidal) que erala pieza pétrea de forma piramidal que se situaba en la parte más alta de los obeliscos y pirámides; simbolizaba el lugar donde se posaba el dios solar Ra o Amón-Ra, en la cúspide del monumento, como punto de unión entre el Cielo y la Tierra.
El piramidión que se colocaba en las pirámides se solía realizar con materiales tales como la piedra caliza de Tura como el que tenía la pirámide roja de Snefru (dinastía IV), o de granito negro, como en la de Jendyer (dinastía XIII). Esta pieza generalmente se recubría de oro, bronce o electro u otra aleación de metales, para que resplandeciera cuando incidía en él la luz del Sol.
El arquitecto Pérez-Sánchez apunta asimismo en su estudio que «la Gran Esfinge no es coetánea de las pirámides que la rodean, sino que sería de una civilización anterior que la esculpió con forma de león en el octavo milenio a.C.». La longitud de la Gran Esfinge varía según los autores, pero supera los 70 m, y su altura es del orden de 20 m. No obstante, las diversas restauraciones sufridas a lo largo de los milenios dificultan precisar sus medidas originales.
Hay un debate iniciado desde hace años en torno a la antigüedad de la Gran Esfinge. Se dice oficialmente que su origen es en la IV Dinastía, pero las pruebas del paso del tiempo son irrefutables, según la opinión de Robert Schoch, geólogo y profesor de la Universidad de Boston, geológicamente le atribuye una antigüedad como mínimo entre los años 5000 y 7000 antes de Cristo, debido a la profunda erosión producida por las aguas de lluvia, ya que en Egipto no existió en tiempos más recientes una climatología que la justifique.
Según la teoría de Schoch, sustentada en estudios geológicos y climatológicos, la erosión de la base —muy superior a la sufrida por las tres pirámides vecinas y producida por el agua— se convierte en inexplicable si no consideramos que la Gran Esfinge es muy anterior, y que sufrió los efectos de milenios de lluvias.
En tanto que los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock fechan la Gran Esfinge en torno al 10.500 antes de Cristo, a partir de considerarla una proyección sobre la Tierra de la constelación del León que en esa época salía en el equinoccio de primavera justamente por levante —el punto cardinal hacia donde mira la Esfinge— antes de la salida del Sol.
El hecho que la Gran Esfinge tuviera una antigüedad superior a las tres pirámides de Giza podría explicar uno de los enigmas que plantea: la diferente escala entre el cuerpo y la testa. Originariamente el felino tendría una cabeza leonina, y su imagen actual sería consecuencia de una restauración realizada milenios después, que incorporaría el retrato del faraón que la dirigió —en principio Kefrén o Keops— y que habría sido esculpido sobre la cabeza originaria del felino, erosionada por los siglos.
Resulta curioso que el arquitecto Miquel Pérez-Sánchez reconozca inteligentemente que la Esfinge es mucho más antigua que las pirámides y sin embargo, acepte la historia “oficial” de Egipto que está dividida en nueve períodos y unas 30 dinastías. Que acepte que la Gran Pirámide supuestamente se construyera bajo el reinado de Keops y nada menos que en 23 años, algo imposibleya que tendría que haberse colocado un bloque de piedra por minuto para cumplir con la obra en ese tiempo.
La mayor de todas las pirámides, la de Keops, tendría originariamente más de 2.850.000 bloques de piedra, con un promedio de 2,5 toneladas cada uno. Hay algunos en su interior que tienen 30 toneladas y otros superan las 80 toneladas, los hay de diversos tamaños y peso y algunos fueron transportados desde una cantera a 900 kilómetros de distancia. ¿Cómo transportaban las piedras? ¿Cómo las movían? Nadie lo sabe.
Para finalizar, nos quedamos con el pensamiento del arquitecto Pérez-Sánchez sobre los constructores, esos sabios sacerdotes-arquitectos que nos transmiten la sensación de querer enviar al futuro un conceptual mensaje simbólico que podría ser, más o menos, así: “Tenemos el don y el privilegio de conocer la forma y las medidas de nuestro planeta, de nuestra Tierra, de nuestra casa cósmica… Y le queremos tributar un rendido homenaje al incluirlas en nuestro monumento. Porque queremos que la Gran Pirámide hoy hable por nosotros y, más allá del espacio y del tiempo, hable en nombre de la Tierra.”
Conocimientos científicos insospechados
Pérez-Sánchez ha explicado que, además de la esfera de coronación, hoy desaparecida, esta reconstrucción ha posibilitado conocer «el ángulo de inclinación, de 51,84º; la plataforma de apoyo de la esfera, de perímetro pi (µ) codos reales; y la altura del vértice piramidal, de 277.778 codos reales, igual al cociente de dividir 1.000.000 entre 3.600».
Abajo a la izquierda la pirámide de Micerino, en el centro la de Kefrény detrás la de Keops o Gran Pirámide. |
La Gran pirámide de Keops en la meseta de Giza. |
La Gran pirámide y las medidas terrestres analizadas por el arquitecto Pérez-Sánchez. Clic para leerlo mejor. |
A partir de los datos astronómicos aportados por Plutarco, han permitido situar el monumento en su contexto histórico: «En la Gran Pirámide, el faraón Khufu, edificó un cenotafio conmemorativo del Milenario del Diluvio en homenaje a sus antepasados muertos». Este hecho explica la causa de que Snefru, el padre de Khufu, construyera durante su reinado tres pirámides en busca de la pirámide perfecta: «Tenía una cita con la historia y este hecho explica el esfuerzo de los arquitectos de Khufu para incluir dentro de la Gran Pirámide los conocimientos del pasado».
Es curioso el detalle del arquitecto Pérez-Sánchez, que afirma que la Gran Pirámide tiene dos características que no se hallan en ninguna otra pirámide egipcia:
1. Posee un zócalo donde se asienta la pirámide, que tiene, justamente, 1 codo real de altura. Este hecho sugiere que sus sacerdotes-arquitectos querían darnos a conocer, a las generaciones futuras, la unidad de medida con la que proyectaron y construyeron el monumento, para posibilitar su estudio y comprensión. La base del zócalo sobresale ligeramente de la pirámide y tiene una inclinación de 75º exactos.
La Gran Pirámide de Keops consta de 8 semicaras triangulares idénticas. Aquí puede verse perfectamente en esta foto aérea. |
La esfera en la cima de la Gran Pirámide
La pirámide de Keops tenía su cima trunca, afirma Pérez-Sánchezque encima estaba una esfera de coronación, la misma debería de simbolizar el Sol. Y esta hipótesis fue confirmada por un hecho excepcional: ¡La esfera fue diseñada a escala del Sol! Esto era el resultado de descubrir que todo el cosmos está hecho de esferas.
Esfera de coronación de la Gran Pirámide, según la investigación de Pérez-Sánchez. |
La esfera, además de representar al sol, "es una referencia implícita al equilibrio inestable de las obras del hombre y de la propia civilización", dijo el arquitecto Pérez-Sánchez. |
Portada del libro La Gran Pirámide, clave secreta del pasado. |
Piramidión de la pirámide de Amenemhet III o Pirámide negra en Dahshur, situada 40 km al sur de El Cairo. |
El piramidión que se colocaba en las pirámides se solía realizar con materiales tales como la piedra caliza de Tura como el que tenía la pirámide roja de Snefru (dinastía IV), o de granito negro, como en la de Jendyer (dinastía XIII). Esta pieza generalmente se recubría de oro, bronce o electro u otra aleación de metales, para que resplandeciera cuando incidía en él la luz del Sol.
Primer plano de la Esfinge, sería de una civilización anterior que la esculpió con forma de león hace al menos 10.500 años a.C. |
Hay un debate iniciado desde hace años en torno a la antigüedad de la Gran Esfinge. Se dice oficialmente que su origen es en la IV Dinastía, pero las pruebas del paso del tiempo son irrefutables, según la opinión de Robert Schoch, geólogo y profesor de la Universidad de Boston, geológicamente le atribuye una antigüedad como mínimo entre los años 5000 y 7000 antes de Cristo, debido a la profunda erosión producida por las aguas de lluvia, ya que en Egipto no existió en tiempos más recientes una climatología que la justifique.
El punto cardinal hacia donde mira la Esfinge es donde salía la constelación del León, en el equinoccio de primavera. |
En tanto que los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock fechan la Gran Esfinge en torno al 10.500 antes de Cristo, a partir de considerarla una proyección sobre la Tierra de la constelación del León que en esa época salía en el equinoccio de primavera justamente por levante —el punto cardinal hacia donde mira la Esfinge— antes de la salida del Sol.
El hecho que la Gran Esfinge tuviera una antigüedad superior a las tres pirámides de Giza podría explicar uno de los enigmas que plantea: la diferente escala entre el cuerpo y la testa. Originariamente el felino tendría una cabeza leonina, y su imagen actual sería consecuencia de una restauración realizada milenios después, que incorporaría el retrato del faraón que la dirigió —en principio Kefrén o Keops— y que habría sido esculpido sobre la cabeza originaria del felino, erosionada por los siglos.
Resulta curioso que el arquitecto Miquel Pérez-Sánchez reconozca inteligentemente que la Esfinge es mucho más antigua que las pirámides y sin embargo, acepte la historia “oficial” de Egipto que está dividida en nueve períodos y unas 30 dinastías. Que acepte que la Gran Pirámide supuestamente se construyera bajo el reinado de Keops y nada menos que en 23 años, algo imposibleya que tendría que haberse colocado un bloque de piedra por minuto para cumplir con la obra en ese tiempo.
La mayor de todas las pirámides, la de Keops, tendría originariamente más de 2.850.000 bloques de piedra, con un promedio de 2,5 toneladas cada uno. Hay algunos en su interior que tienen 30 toneladas y otros superan las 80 toneladas, los hay de diversos tamaños y peso y algunos fueron transportados desde una cantera a 900 kilómetros de distancia. ¿Cómo transportaban las piedras? ¿Cómo las movían? Nadie lo sabe.
Para finalizar, nos quedamos con el pensamiento del arquitecto Pérez-Sánchez sobre los constructores, esos sabios sacerdotes-arquitectos que nos transmiten la sensación de querer enviar al futuro un conceptual mensaje simbólico que podría ser, más o menos, así: “Tenemos el don y el privilegio de conocer la forma y las medidas de nuestro planeta, de nuestra Tierra, de nuestra casa cósmica… Y le queremos tributar un rendido homenaje al incluirlas en nuestro monumento. Porque queremos que la Gran Pirámide hoy hable por nosotros y, más allá del espacio y del tiempo, hable en nombre de la Tierra.”