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LOS ACTORES JIM CARREY Y ROB SCHNEIDER JUNTO CON PROMINENTES MÉDICOS SE MANIFIESTAN CONTRA LA VACUNACIÓN OBLIGATORIA EN CALIFORNIA

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Los reconocidos doctores Brian Hooker y Andrew Wakefield, también emitieron fuertes críticas contra las vacunas señalando que son perjudiciales para el sistema inmunológico.

El reconocido actor Jim Carrey está
participando activamente contra la
vacunación obligatoria en California.
Aquí lo vemos en una protesta.
Hace unos días se sancionó en California, Estados Unidos, la Ley SB 277 que establece la obligatoriedad de vacunación de todos los menores escolarizados, por iniciativa del gobernador demócrata Jerry Brown, que establece como único motivo de excepción una demostración médica de que el menor no puede ser inmunizado, invalidando de hecho el argumento ético o religioso, que antes se aceptaba.

Un grupo de padres en Anaheim, California,
protestan contra la polémica Ley SB 277 de
vacunación obligatoria.
Lejos de convertirse en una oveja más, el actor estadounidense Jim Carrey, de 53 años, está participando activamente contra la vacunación obligatoria y denuncia que "El gobernador de California dice 'sí' al envenenamiento de los niños con el mercurio que contiene las vacunas exigidas. Esta acción fascista debe ser detenida".

Jim Carrey exigiendo que las vacunas sean
libres de neurotoxinas como el aluminio, el
escualeno y el timerosal, enfrentándose
valientemente a la mafia de los grandes
laboratorios farmacéuticos.
El actor aclaró que “no está en contra de la vacuna en sí, sino del mercurio y otras sustancias nocivas contenidas en las ampollas”. En cambio, exige que las vacunas sean libres de neurotoxinas como el aluminio, el escualeno y el timerosal que no es otra cosa que mercurio.Carrey en su cuenta de Twitter tiene casi 15 millones de seguidores.

La nueva Ley SB 277 obliga a vacunar a todos
los niños en edad escolar con el consiguiente
riesgo de provocar autismo y otros
trastornos en su sistema inmunológico.
En tanto, California, con 38 millones de habitantes, es una de las cunas del movimiento antivacunas de Estados Unidos y en la escuela donde cursan los hijos de altos ejecutivos de las empresas de Silicon Valley, el 24% de los estudiantes no están vacunados porque, sus padres creen que las inmunizaciones provocan autismo y otros resultados negativos.

Decenas de miles de padres en California se
oponen a la vacunación obligatoria de sus hijos.
La controvertida ley, aprobada por 24 votos a favor y 12 en contra, con intensa oposición por parte de los padres y de algunos legisladores,  obliga a todos los niños en edad escolar a contar con todas las vacunas establecidas al día pero no obliga a los estudiantes que se educan en casa, algo muy común en Estados Unidos y que se conoce como "homeschooling". En California hay entre 200.000 y 270.000 niños que se educan en casa y ellos no están obligados a vacunarse.

Jenny McCarthy, Jim Carrey y el hijo de
ambos que quedó autista luego de vacunarse.
El debate es mucho más amplio en Estados Unidos donde hay numerosas personalidades relevantes que son contrarias a esta práctica que destruye el sistema inmunológico. Jim Carrey se añade a una lista larga en la que también aparecen el actor Rob Schneider, Billy Corgan, Kristin Cavallari, Jenny McCarthy, Alicia Silverstone, Charlie Sheen, Aidan Queen o Britney Spears, que se han mostrado en contra públicamente. 

Al respecto, el popular músico Billy Corgan, de Smashing Pumpkins declaró: "No me fío de los que hacen las vacunas, o el aparato detrás de todo esto para empujarlo con nosotros a través del miedo".

El músico Billy Corgan también se mostró en
contra de la vacunación obligatoria.
Sobre las vacunas, la modelo Jenny Mc Carthy opinó: "Sé como regresan los niños después de la vacunación, ya que le pasó a mi propio hijo. ¿Por qué no hay ninguna prueba acerca de la seguridad de las vacunas y de como se administran en el mundo real, o sea, seis a la vez? ¿Por qué solo dos de las 36 vacunas que nuestros hijos reciben han sido estudiadas por su relación con el autismo?".

La modelo y actriz vegetariana Alicia Silverstone afirmó que "su hijo nunca recibió una vacuna y que su instinto materno le dice que las vacunas perjudican drásticamente la salud de los niños". El conocido actor Charlie Sheen afirmó que "las vacunas son veneno". El actor Aidan Queen declaró que "mi hija era una niña normal, que caminaba, hablaba y hacía todas las cosas de su edad hasta que la vacunaron, tuvo mucha fiebre y al día siguiente caminaba en círculos sin reconocer a nadie, quedó autista".

Manifestantes anti vacunación protestan
frente al Capitolio en Sacramento, California.
Vale la pena destacar que aún en un medio regularmente frívolo y fútil como lo es el cine de Hollywood, existan personajes que muestren valor civil para confrontar al “establishment”, a lo “establecido”, a lo erróneamente “constituido”, aun a costa de su carrera profesional, ¿cuántos artistas de otros países se atreven a hacer lo mismo? ¿Qué beneficio pueden sacar estas personas, denunciando los peligros que esconden las vacunas? La respuesta es sencilla: Ninguno. Lo cierto es que solo pueden salir perjudicados con ello ya que no los llamarán más para hacer películas, entrevistas o recitales. Por eso, merecen un aplauso por arriesgar su pellejo aún a costa de ser castigados por el “Sistema”.

Otro actor se suma a la lucha contra la vacunación obligatoria
Rob Schneider, conocido por sus papeles cómicos en Hollywood ya está sufriendo en carne propia atreverse a denunciar a la mafia farmacéutica. Hasta hace pocos días, el actor era una de las caras famosas que salían en los anuncios de la aseguradora State Farm Insurance, pero tras mostrarse públicamente en contra de la vacunación obligatoria a los niños y denunciar el caso del fraude científico del CDC, (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos), la aseguradora ha “decidido prescindir de sus servicios”.

El actor Rob Schneider perdió su
empleo en la gigantesca
compañía State Farm Insurance
por mostrarse contrario a la
vacunación obligatoria.
Tras la decisión del gigante de seguros State Farm de prescindir de su imagen en los anuncios, Rob Schneider ha ofrecido su respuesta, a través de su cuenta de Twitter:

“Gracias a todos mis seguidores que creen, como yo, que deben ser los padres los que decidan lo que es mejor para sus hijos, y no los mandatos del gobierno”.

Previamente el actor había publicado una significativacita de George Washington que dice: “Cuando perdamos la libertad de expresión, nos podrán llevar, mudos y silenciosos, como ovejas al matadero”.

El Twitter de Rob Schneider citando a
George Washington: "Cuando perdamos
la libertad de expresión, nos podrán
llevar, mudos y silenciosos, como
ovejas al matadero".
Sin embargo, aún hay una gran masa de gente, adoctrinada por los grandes medios de comunicación controlados por los poderes financieros, que no se hace esta pregunta tan sencilla y como títeres entrenados, se limitan a repetir que los activistas anti-vacunación son unos locos que no saben lo que hacen… aunque sean médicos, científicos o personas famosas que no pueden obtener ningún beneficio con ello.

Dos prominentes médicos también cuestionan las vacunas
Los reconocidos doctores Brian Hooker y Andrew Wakefield también denuncian la peligrosidad de vacunarse.

El Dr. Brian Hooker recibió miles de documentos
secretos que vinculaban el timerosal de las
vacunas con el autismo y otros trastornos de
la salud que fueron ocultados al público.
Brian Hooker es doctor en ingeniería bioquímica y tiene un hijo adolescente con autismo. Motivado por la condición de su hijo y con la ayuda de dos congresistas, Hooker pasó casi diez años presentando peticiones de consulta de documentos al CDC (Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos). Su objetivo era estudiar dichos documentos, tratando de hallar datos que vinculen el mercurio del thimerosal, una sustancia utilizada en las vacunas, con el desarrollo de diversos trastornos en las personas vacunadas.

El Dr. Hooker descubrió un documento oculto
que demostraba que "los niños expuestos a
sólo 16 microgramos del mercurio contenido
en el timerosal mientras estaban en el útero,
al nacer tenían hasta ocho veces más
probabilidades de sufrir autismo".
Puesto que no le podían negar el acceso a dichos documentos bajo la Ley de Libertad de Información, Hooker recibió miles de documentos, pero con muchos datos clave convenientemente borrados. Entre la gran cantidad de documentos que recibió, había aquellos que revelaban que los CDC habían tenido acceso a datos que vinculaban el timerosal de las vacunas con el autismo, con trastornos del sueño no orgánicos, y con trastornos del habla, pero que los habían ocultado al público.

Eso ha llevado a que hoy en día, vacunas contra la gripe que contienen timerosal, todavía se estén administrando deliberadamente a mujeres embarazadas y lactantes.

Según Hooker, un estudio de 2009 ocultaba datos, precisamente respecto a la única parte válida del estudio (es decir, a la exposición prenatal al timerosal); esa parte mostraba que los niños expuestos a sólo dieciséis microgramos del mercurio contenido en el timerosal mientras estaban en el útero, al nacer tenían hasta ocho veces más probabilidades de sufrir de autismo regresivo.

El médico denuncia que muchos de los informes que recibió habían sido manipulados por los CDC y que en ellos se habían retenido datos cruciales, que vinculaban el uso del timerosal en las vacunas con el desarrollo de autismo y otros trastornos en el neurodesarrollo, en los niños vacunados.

Los Centros de Control de Enfermedades de
los Estados Unidos ocultan a la población que
las vacunas son tóxicas.
Hooker también señaló que otros países que vacunan menos y que han prohibido el timerosal en las vacunas, no han experimentado tasas de autismo comparables a los Estados Unidos. Además, añadió su creencia de que el timerosal no se ha eliminado de las vacunas estadounidenses debido a “un esfuerzo concertado hacia la globalización de las vacunas”.

Por su parte, Andrew Wakefield, un ex cirujano británico e investigador médico, apoyó a Hooker en su esfuerzo por encontrar la verdad. Wakefield es una figura polémica que ha sido castigado por el establishment médico y por los medios de comunicación.

El Dr. Andrew Wakefield fue
perseguido por encontrar en 1998
una relación entre la vacuna
Triple (sarampión, paperas y
rubéola) con casos de autismo
y otras dolencias.
El médico es conocido por su trabajo de investigación de 1998, que apoyaba la teoría, de que existe un vínculo entre la administración de la vacuna del sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) y el autismo y otras dolencias.

Por su persistencia en denunciar a las vacunas, en 2010, un tribunal de cinco miembros del Consejo General Médico Británico (GMC) lo declaró culpable de deshonestidad y de doce cargos relacionados con el abuso de los niños con problemas de desarrollo. Eso llevó a que a Wakefield se le negara la práctica de la medicina y la revista médica británica The Lancet se retractó de su documento de 1998 acusándolo de fraudulento.

Sin embargo, las afirmaciones de Wakefield no son tan descabelladas como el establishment médico quiere hacerle creer a la gente ingenua. A finales de 2011, la Strategic Autism Initiative (SAI), una fundación de investigación del autismo, anunció una investigación sobre las alegaciones de Wakefield, encabezada por el doctor David Lewis, ex microbiólogo de investigación de alto nivel para la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y un miembro del Centro Nacional de denunciantes (NWC).

El Dr. David Lewis halló más de
26 estudios en Estados Unidos,
Canadá, Venezuela e Italia que
repitieron los mismos análisis
del Dr. Wakefield donde
encontraron una relación entre
el autismo y la vacuna MMR.
La SAI rechazó la afirmación de que las alegaciones de Wakefield fueran fraudulentas. Además, otras investigaciones han apoyado las afirmaciones de Wakefield. Más de veintiséis estudios en los Estados Unidos, Canadá, Venezuela e Italia, replicaron las mismas conclusiones que el estudio de Wakefield de 1998, aunque obviamente, no han sido publicitadas porque ponen en peligro a las grandes industrias farmacéuticas.

El doctor Lewis explicó que áreas importantes de la investigación científica están siendo cada vez más manipuladas por los gobiernos y sus organismos, por las grandes corporaciones y las principales universidades, con el fin de promover y proteger sus propios intereses. La supresión de cualquier investigación independiente que amenace al establishment, es fundamental para defender sus intereses.

El cartel reza: "La gran mentira que
la gran industria farmacéutica nos
vendió, que las vacunas eran
seguras y efectivas".
Aunque la mayoría de los científicos rara vez sufren represalias por parte del gobierno, la industria, o las universidades, lo cierto es que algunos se han enfrentado a falsas acusaciones de mala conducta de investigación, como fue el caso del Dr. Wakefield, lo que finalmente, conduce a la destrucción de sus carreras y sus vidas.

“Los científicos que reciben estos ataques, sufren consecuencias de por vida, y el efecto disuasorio que tiene sobre otros científicos es profundo. Hay muy pocos científicos que estén dispuestos a entrar en la línea de fuego del gobierno o de la gran industria, exponiéndose al riesgo de ser destruidos”, afirma Lewis.

Polémicos médicos se dejan corromper por la industria farmacéutica
El Dr. Thomas Verstraeten entró en la polémica de las vacunas cuando fue el autor de un estudio de 2001, cuya fase inicial parecía indicar un posible vínculo entre el timerosal y el autismo.

El cartel de la derecha tiene
escrito: "El mercurio está en el
aire que respiramos, en el
pescado que comemos y en las
vacunas que nos inyectan".
Sin embargo, en el año 2003, Verstraeten dijo que su último estudio, en última instancia, no establecía dicho vínculo, y acabó convirtiéndose en un defensor de las vacunas. Se le acusó de ceder a la presión externa para alterar estudios que indican un vínculo entre el timerosal y el autismo e incluso se descubrieron indicios de ello en documentos internos del CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos), obtenidos tras una solicitud de liberación de información.

En junio de 2005, la revista Rolling Stonepublicó un artículo escrito por Robert F. Kennedy Jr. titulado “Inmunidad mortal”, que afirmaba que el gobierno federal y la industria farmacéutica estaban en connivencia para retener información relativa a la seguridad de las vacunas. Kennedy también acusó a Verstraeten de modificar sus datos para adaptarse al discurso oficial de los CDC que sostiene que no existe un vínculo entre el timerosal y el autismo, una acusación que ha negado vehementemente Verstraeten.

El Dr. Verstraeten denunció en 2001 que había
un vínculo entre el timerosal y el autismo. Pero
en el 2003 cedió a la presión de los grandes
laboratorios y se fue del CDC para trabajar
en la multinacional GlaxoSmithKline.
Sin embargo, cuando observamos el desarrollo de su carrera profesional, hallamos indicios sospechosos y siniestros: poco después de la publicación de sus hallazgos y de defender las vacunas, Verstraeten dejó el CDC para ocupar un cargo muy bien remunerado en el gigante farmacéutico GlaxoSmithKline.

Este salto de Verstraeten es sólo otro ejemplo de la política de “puerta giratoria” entre los reguladores del gobierno y el mundo empresarial.

En 2009, por ejemplo, la directora de los CDC, Julie Gerberding, dejó la organización por un trabajo como presidente de la división de vacunas de Merck, donde todavía trabaja actualmente. Es una división que mueve la friolera de 5.000 millones de dólares.

Médico pro-vacunas roba más de un millón de dólares de subvenciones
Poul Thorsen es otro médico pro-vacunas cuya legitimidad ha sido cuestionada. Thorsen es coautor de algunos de los estudios de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU), más citados que niegan la relación entre las vacunas que contienen timerosal y el autismo.Gran parte de los datos citados en estos estudios siguen siendo inaccesibles para el público.

El médico pro vacunas Paul
Thorsen, en 2014 se robó
más de un millón de dólares
de subvenciones para
investigación y los depositó
en su cuenta personal.
Sin embargo, a pesar de la falta de transparencia, la investigación de Thorsen ha sido aclamada por los medios de comunicación, el establishment médico y las grandes farmacéuticas como “prueba” de que no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo.

En 2014, Thorsen fue acusado de fraude y robo de dinero de las subvenciones, mientras trabajaba para el CDC. El CDC le había adjudicado fondos para la investigación en Dinamarca de discapacidades infantiles, autismo, trastornos genéticos, y síndrome de alcoholismo fetal.

Según el Departamento de Salud de Estados Unidos y el inspector general de Servicios Humanos, Thorsen desvió más de un millón de dólares del dinero de la subvención a los CDC a su propia cuenta bancaria personal y presentó facturas fraudulentas en CDC con el membrete de centros médicos de investigación, para obtener el reembolso de los trabajos supuestamente cubiertos por las subvenciones.

Las campañas masivas de vacunación
traen más de 25.000 millones de dólares
en ingresos para las grandes empresas
farmacéuticas y sus mercenarios.
Sin embargo, este personaje corrupto y sin escrúpulos que defiende las vacunas, es considerado el “veraz”, mientras que los que se atreven a estudiar los vínculos entre las vacunas y el autismo, son considerados unos estafadores.

Y es que para saber la verdad sobre el tema de la vacunación, solo hace falta seguir el dinero y ver dónde está el negocio. Las campañas de vacunación masivas traen más de 25.000 millones de dólares en ingresos para las grandes empresas farmacéuticas y sus mercenarios, mientras que los médicos e investigadores que cuestionan la vacunación masiva no ganan nada con ello.

De hecho, muchos de ellos se arriesgan a la pérdida de todos sus ingresos y al ostracismo de la comunidad médica convencional. Mientras tanto, los que sostienen los beneficios de las vacunas y restan importancia a sus riesgos obtienen enormes beneficios.

En una supuesta democracia como los Estados
Unidos se censura a quienes opinan en contra
de lo establecido por el cártel
médico-farmacéutico.
Así pues, ¿cuál de los dos bandos debe estar más próximo a la verdad? Más allá de lo que opinemos sobre el tema de la vacunación, ¿no debería resultar preocupante que en una supuesta democracia se censure a alguien por opinar en contra de lo establecido por el cártel médico-farmacéutico?

Bien, quizás el propio actor Rob Schneiderresponda a esta pregunta. Esto es lo que declaró en una entrevista concedida a una emisora de radio el mes de mayo pasado:

Control de la población:
Cómo los dueños de las
corporaciones nos están
matando.
El libro
escrito por el
investigador Jim Marrs.
“Las democracias no terminan bien. La democracia en Estados Unidos se encamina rápidamente hacia el fascismo. En este país hay una especie de mentalidad de masa de la que debemos tener cuidado”. Y agregó: “En Estados Unidos, realmente no tenemos libertad de prensa. Los medios de comunicación son propiedad de tan solo ocho compañías diferentes y esto es algo que no ayuda al ciudadano americano medio”.

A colación de todo este debate de las vacunas que nos enferman, el premiado periodista de investigación norteamericano Jim Marrs, acaba de publicar un nuevo libro titulado Control de la Población: Cómo los dueños de las corporaciones nos están matando.

Debe ser un negocio enorme porque algunos tratan de protegerlo a toda costa y sea como sea aun matando a los que se opone como el médico….Jeff Bradstreet que apareció con un balazo en el pecho en el medio de un río en Carolina del Norte, Estados Unidos.

Leer la noticia del supuesto “suicidio” del Dr. aquí:


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