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FALLECIÓ A LA EDAD DE 101 AÑOS LA FARMACÓLOGA FRANCES OLDHAM KELSEY, LA MUJER QUE DETUVO EL SUMINISTRO DE TALIDOMIDA

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Denunció que el supuesto sedante inocuo para la salud de las parturientas provocaría efectos deformantes en los niños. Era teratógeno, un fármaco que causa malformaciones congénitas. Los médicos  y laboratorios la atacaron y descalificaron diciendo que era una “pequeña burócrata” y que su investigación “carecía de una base sólida y científica”.

La farmacóloga Frances Oldham
Kelsey, fue una verdadera
heroína que salvó a miles de
niños de tener malformaciones.
La canadiense no se dejó acobardar, siendo presionada en seis oportunidades en el lapso de 14 meses, para que apruebe el medicamento pero no se rindió y gracias a eso salvó a miles de niños al impedir que la talidomida, llegara a las embarazadas norteamericanas. El sedante se vendía en Europa con el rótulo: "Especialmente conveniente para el embarazo". El fármaco fue  responsable de la muerte o deformación de más de 15.000 niños en Europa, Oriente Próximo y Australia, y por poco estuvo a punto de provocar un desastre en suelo estadounidense si la doctora Kelsey no se hubiera opuesto.

La farmacóloga canadiense Frances Oldham Kelsey, responsable de impedir la entrada en el mercado estadounidense de la horrorosa talidomida falleció en London, Ontario, a los 101 años de edad el pasado viernes 7 de agosto de 2015.

Logo de la Administración de Medicamentos
y Alimentos de los Estados Unidos.
La doctora Kelsey fue la responsable de investigar, en la década de 1960 en la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA que son las siglas de Food and Drug Administration), a este fármaco y pidió interrogar al fabricante del sedante para embarazadas Kevadon (nombre comercial de la talidomida), la compañía William S. Merrell, sobre los efectos secundarios de este medicamento.

A pesar de las quejas de la empresa farmacéutica, que tachó a Kelsey de "pequeña burócrata", según el obituario del New York Times, la doctora insistió en sus peticiones y, ante la falta de respuestas, inició una investigación particular que la llevó, en febrero de 1961, a citar un artículo del British Medical Journal donde se denunciaba que la talidomida podría causar ciertos daños en los recién nacidos.

La doctora Kelsey no cedió a
las amenazas de la mafia
farmacéutica y la venta de
la talidomida no se aprobó
en los Estados Unidos.
Seis meses después, se conocerían los efectos devastadores del nombre genérico del sedante: la talidomida. El medicamento causó a lo largo de los años sesenta la denominada "catástrofe de la talidomida", una epidemia de muertes y malformaciones en recién nacidos. Los expertos estimaron que más de 2.000 niños fallecieron y más de 15.000 nacieron en todo el mundo con graves defectos en piernas y brazos (5.000 de ellos en la antigua Alemania Occidental donde se vendía bajo el nombre comercial de Contergan y fue retirada del mercado en noviembre de 1961). En Suecia el laboratorio Astra lo vendía con el nombre de Neurosedyn, que, tras el escándalo terminó siendo prohibido. España fue uno de los países que más sufrió por culpa de la talidomida en Europa. Fueron tres los laboratorios españoles que introdujeron la droga con la anuencia de la farmacéutica alemana Chemie-Grünenthal y la permisividad de las autoridades de entonces. Se ha estimado que entre 1960 y 1963 nacieron en España unos 3000 bebés malformados por culpa de la talidomida, que se vendía con el nombre comercial de Softenón, aunque algunos autores piensan que dicha cifra no refleja la realidad y el número de víctimas fue mucho mayor. Para ese momento, 10millones de dosis del Kevadon (nombre comercial de la talidomida) se encontraban en los almacenes de la William S. Merrell esperando distribución en los Estados Unidos.

Contergan Forte, la talidomida se vendía
con este nombre comercial en Alemania.
La compañía Merrell había declarado que los anuncios de la doctora Kelsey carecían de base. "Tenía la sensación", declaró Kelsey a posteriori, "de que no habían sido sinceros conmigo". Finalmente, la aplastante evidencia recogida en Europa y Oriente Próximo sobre los efectos de la talidomida logró impedir el envío masivo del medicamento a todas las embarazadas de Estados Unidos.

En España la talidomida se bautizó como 
Softenón y afectó a más de 3000 niños.
En su momento recordó la doctora Kelsey que "parecía que los representantes de la firma llegaban a Washington en bandadas. Escribían cartas y llamaban por teléfono hasta tres veces por semana. Se comunicaban con mis superiores, que también venían a verme." Los altos empleados de la compañía se quejaban de que la Dra. Kelsey era poco razonable e irresponsable. Después de todo, “ya se usaba la droga talidomida en todos los países civilizados".

El Kevadon hubiera 
provocado la muerte 
de miles de niños 
norteamericanos y 
teratogenia en 
muchos más.
"La mayoría de las cosas que me decían no podrían publicarse", añade la Dra. Kelsey. Aún bajo esta fuerte presión, la Dra. Kelsey continuó escribiendo cartas a la firma Merrell –para comunicarle que la información contenida en la solicitud estaba todavía incompleta—, hasta que en febrero de 1961 descubrió el primer dato que venía a confirmar las sospechas que había dirigido durante seis meses. Perdida en la columna de cartas a la redacción del British Medical Journal, había una nota en que un lector advertía que estaban llegando informes a una compañía de Inglaterra sobre "el posible peligro tóxico de esa droga sedativa..." y que había "síntomas negativos de neuritis periférica en pacientes tratados con talidomida por periodos de seis meses o más". En los meses siguientes se recibieron noticias de otros casos. Persistían los indicios de que la droga podía causar insensibilidad, temblor, hormigueo en las manos y otras perturbaciones sensorias y motoras. Otros relatos trágicos empezaron a llegarle a la Dra. Kelsey de Australia, Suecia, Bélgica, Suiza, Líbano, Israel y Perú, todos ellos relativos a madres de niños deformes que habían tomado la talidomida en una u otra forma. La Dra. Kelsey no se alegró, porque ésta no era una victoria que pudiera celebrarse. Simplemente, la tranquilizó saber que había tenido razón.

En Suecia la talidomida se vendía
con el nombre de fantasía de
Neurosedyn.
Diecisiete niños estadounidenses resultaron afectados por la toxicidad de la droga, resultado de muestras de prueba repartidas en algunas clínicas del país. La insistencia de Kelsey en paralizar la distribución del sedante impidió la muerte y deformación de  miles más. El nombre del fármaco se convirtió en el paradigma del acto farmacéutico más despreciable, conocido como malicia sanitaria, consistente, entre otras cosas, en falsear datos y estudios médicos para tratar de que sea aprobado. El fármaco que había sido anunciado como “totalmente seguro” pasó a ser uno de los fármacos más teratogénicos que se han conocido.

La doctora Kelsey explicando porque
no autorizó la venta de la talidomida
en los Estados Unidos.
La doctora Kelsey gracias a su coraje de no ceder a la presión de la mafia farmacéutica acabó recibiendo múltiples galardones y su labor convenció al presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, para firmar una ley en octubre de 1962 que endureciera los controles sobre nuevos medicamentos. Recibió la Orden de Canadá el mes pasado, que le fue entregada un día antes de su fallecimiento.

Frances Kelsey en su oficina de la FDA.
Frances Kathleen Oldham Kelsey nació en Cobble Hill, en la Isla de Vancouver, en la Columbia Británica, el 24 de julio de 1914, Se matriculó en la Universidad McGill. Allí consiguió el título de Bachelor of Science (1934) y una maestría (1935) en Farmacología.En 1943 se casó con el doctor Ellis Fremont Kelsey con quién tuvo dos hijas.Consiguió su doctorado en Medicina de la Universidad de Chicago en 1950, y complementó la enseñanza con el trabajo durante dos años como editor asociado de la revista Journal of the American Medical Association.

Niños con teratogenia a causa de la talidomida.
Fue una farmacóloga y doctora en medicina canadiense, conocida por ser la supervisora de la Administración de Alimentos y Medicamentos —Food and Drug Administration (FDA)— que entre los años 1960 y 1961 se negó a autorizar la salida al mercado del fármaco talidomida en los Estados Unidos, porque tenía algunas dudas acerca de su seguridad. Eso puso a toda la industria farmacéutica y los grandes laboratorios en su contra porque les bloqueaba un negocio que prometía ser multimillonario. La petición de aprobación de la talidomida fue rechazada en seis ocasiones por la doctora Kelsey. Sus temores demostraron estar justificados cuando meses más tarde se comprobó que el medicamento causó graves defectos congénitos en más de 15.000 niños en 46 países.

La doctora Kelsey con el presidente John F.
Kennedy en 1962, el momento en que le
otorga la Medalla al Mérito Civil, el máximo
galardón honorífico concedido por el gobierno
estadounidense a un ciudadano.
Como resultado de su bloqueo a la aprobación de la talidomida, logró salvar la vida de cientos de miles de de niños por nacer, y el presidente John F. Kennedy le otorgó en 1962 el President's Award for Distinguished Federal Civilian Service, máximo galardón honorífico concedido por el gobierno estadounidense a un empleado civil.

En 1963 le dieron el galardón de la Llave de Oro de la Universidad de Chicago. Durante el transcurso de su carrera también participó en la aprobación y aplicación de leyes para reforzar la supervisión y control de la FDA sobre los productos farmacéuticos.

Su trabajo en la FDA y la talidomida
En 1960, fue contratada por la FDA en Washington, D.C. En ese momento, «era uno de los siete únicos médicos a tiempo completo y cuatro a tiempo parcial, encargados de la revisión de medicamentos». Una de sus primeras tareas en la FDA fue revisar la solicitud presentada por Richardson Merrell para lanzar al mercado estadounidense la talidomida (bajo el nombre comercial de Kevadon), como tranquilizante y calmante, con la indicación específica de prescribir el medicamento a las mujeres embarazadas en caso de malestares matutinos. A pesar de que había sido aprobado en más de veinte países europeos y africanos, se negó a autorizar el medicamento y exigió más estudios; y pese a la presión del fabricante por obtener la aprobación, la doctora insistió en solicitar información adicional.

Los directivos de la compañía William S. Merrell
que estuvieron durante 14 meses presionando 

a la doctora Kelsey para que autorice la
talidomida. Hoy se ha reciclado como
Dow Chemical Inc.
Según comentó en su momento la doctora Kelsey, por espacio de catorce meses hubo 58 contactos entre la empresa Merrelly autoridades diversas para que ella aprobara el fármaco de la talidomida. Tras el escándalo, la empresa Merrell fue rebautizada y actualmente se llama: Dow Chemical Inc.fundada en 1897, con sede actual en Virginia Occidental y con presencia en 170 países.

La insistencia de la doctora en que el medicamento debía ser completamente analizado antes de su aprobación resultó dramáticamente justificada, cuando el nacimiento de niños deformes en Europa fue vinculado a la ingestión de talidomida por sus madres durante el embarazo.

El médico alemán Widukind
Lenz alertó que la talidomida
era la causa de las 

malformaciones en los recién 
nacidos. El 29 de noviembre 
de 1961 se interrumpió la 
venta del sedante Contergan 
en Alemania.
Los investigadores como el médico alemán Widukind Lenz, descubrieron que la talidomida atravesaba la barrera placentaria, causando graves defectos de nacimiento en los bebés, consistentes en ausencia total o parcial de las extremidades: en muchos casos tenían tres dedos en cada mano o pie, como si se tratara de aletas, y estos nacían directamente de los hombros, rodillas o en la ingle. 

Meses más tarde se comprobó que hubomás de 15.000 niños afectados en 46 países.Los principales países con víctimas de la talidomida en América Latina fueron Brasil (Ectiluran, Ondasil, Sedalis, Sedin) y Argentina, donde se vendía con el nombre de Softenil. Las autoridades prohibieron su elaboración, venta y consumo.

La talidomida se vendía como
"especialmente conveniente
para el embarazo".
Fue elogiada en la primera página de The Washington Post como una heroína, por evitar una tragedia similar en los Estados Unidos. Morton Mintz, autor del artículo del Washington Post, dijo: «Kelsey [...] impidió el nacimiento de cientos o incluso miles de niños sin brazos ni piernas». La indignación del público se encendió rápidamente y las reformas a la regulación de las pruebas de medicamentos fueron aprobadas por unanimidad en el Congreso unos meses más tarde. Estas reformas demandaron «límites más estrictos para las pruebas y distribución de nuevos medicamentos», para evitar problemas similares. La enmienda reconoció también, por primera vez, que «la eficacia debería ser establecida antes de su comercialización». Se exigió además obtener un consentimiento informado de los pacientes que participaban en pruebas clínicas y que las reacciones adversas se comunicaran a la FDA.

La doctora Kelsey recibe el máximo galardón
de la nación de manos del presidente
Kennedy en 1962.
Como resultado de su bloqueo a la aprobación de la talidomida en Estados Unidos, el presidente John F. Kennedy le otorgó en 1962 el reconocimiento President's Award for Distinguished Federal Civilian Service, máximo galardón honorífico concedido por el gobierno estadounidense a un empleado civil, convirtiéndose en la segunda mujer en recibirlo. En la ceremonia de entrega, el presidente manifestó su reconocimiento: «su excepcional juicio en la evaluación de la seguridad de un nuevo fármaco para uso humano ha impedido una gran tragedia de deformidades de nacimiento en los Estados Unidos. A través de su alta capacidad y la firme confianza en su decisión profesional, ha hecho una notable contribución a la protección de la salud del pueblo estadounidense».

Después de recibir el premio Kelsey continuó su trabajo en la FDA. Desde allí desempeñó un papel clave en la elaboración y aplicación de las enmiendas de 1962. También se convirtió en responsable de dirigir la vigilancia de las pruebas de medicamentos en la FDA. Finalmente se jubiló en 2005, a los noventa años de edad, después de 45 años de servicio.

Últimos años y muerte
En 1994 una escuela secundaria de la Columbia Británica fue nombrada en su honor. En el año 2000 pasó a estar inscripta en el National Women's Hall of Fame (Salón Nacional de la Fama femenino, una institución estadounidense cuya misión es «honrar a perpetuidad a las mujeres ciudadanas de los Estados Unidos de América cuyas contribuciones a las artes, deportes, negocios, educación, gobierno, humanidades, filantropía y ciencias, han sido de gran valor para el desarrollo de su país».

Frances O. Kelsey en 2005.
En 2001 fue nombrada mentor virtual de la Asociación Médica de Estados Unidos. En 2005, la FDA honró a Kelsey otorgándole su nombre a uno de sus premios anuales. En el anuncio de los premios, el director del centro, Steven K. Galson, dijo: «Estoy muy contento de haber establecido el premio Dra. Frances O. Kelsey Drug Safety Excellence Award y reconocer a los primeros receptores por sus destacados logros en este importante aspecto del reglamento de fármacos».

Kelsey en el año 2010.
En 2012 fue nombrada Doctora honoris causa en Ciencias por la Vancouver Island University. Kelsey se convirtió en centenaria en julio de 2014, y poco después, en el otoño de ese año, se mudó de Washington, D.C. para vivir con su hija en London, Ontario, Canadá. En junio de 2015, cuando se le otorgó la Orden de Canadá, Mercédes Benegbi, líder de la Thalidomide Victims Association of Canada y víctima de la talidomida, elogió a la doctora Kelsey por demostrar su fuerza y valentía al negarse a ceder a la presión de los funcionarios de las compañías farmacéuticas y afirmó: «Para nosotros, siempre fue nuestra heroína, aunque lo que hizo sucedió en otro país».

Kelsey falleció el 7 de agosto de 2015 en London, Ontario, a la edad de 101 años, menos de 24 horas después de que la teniente gobernadora de Ontario, Elizabeth Dowdeswell, la visitó para entregarle la insignia de miembro de la Orden de Canadá por su labor para bloquear la talidomida.

Vuelve la talidomida
A pesar del grave daño que ha provocado este fármaco, en la actualidad, la talidomida se vuelve a utilizar, con el apoyo de la OMS, en algunos países, calificados como “bananeros” y también en otros más avanzados porque según Jacob Sheskin, un dermatólogo judío, es supuestamente “buena para combatir la lepra”. Dice que en 1965 descubrió que cuando quiso utilizar la talidomida como sedante en cuatro pacientes que sufrían eritema nodoso lepromatoso (ENL), una complicación inflamatoria aguda de lepra lepromatosa. Entonces, para su sorpresa, vio como las lesiones mejoraban en pocas horas. Con ello, la talidomida retomó el interés científico como una droga inmunomoduladora.

Niño brasileño sin brazos 
ni piernas afectado por la
talidomida, descubierto 

en 1997.
Aparentemente, se ha comprobado su eficacia en enfermedades como la lepra. En 1998, la Food & Drug Administration de los Estados Unidos aprobó la comercialización de la talidomida para el tratamiento del eritema nudoso (ENL), una complicación de la lepra.

Pero seguirá haciendo estragos si no se la prohíbe de nuevo porque ya se conocen casos de nacimientos de niños con dismelia en Etiopía en padres tratados con talidomida y el matutino austriaco Der Standard reportó el 7 de marzo de 1996 "que hay bebés malformados por la talidomida en la India. Y según informaciones confiables, que recuerdan los casos suecos de la talidomida –prosigue el mismo medio—, un estudiante de medicina británico dijo haber visto a un cierto número de niños afectados por la talidomide en la ciudad de Pucallpa (una ciudad peruana conocida por sus numerosos casos de lepra). En varias localidades brasileñas entre los años 1996 y 1997 nacieron niños sin brazos ni piernas, sus padres habían sido tratados con la talidomida para combatir la lepra. Esto lo denunció James Cutler, el productor del documental de Yorkshire TV, de la televisión británica "La droga que volvió". En el mismo, aparecen niños sin piernas o sin brazos, nacidos en áreas rurales de Brasil. Denunció que la talidomida se vende en 47 países donde están naciendo nuevos casos de bebés afectados por la talidomida.

Casos de niños con malformaciones
provocadas por la talidomida entre
1969 y 1995 a pesar que estaba
prohibida en esos años.
La organización ECLAMC, siglas de Estudio Colaborativo Latinoamericano de Malformaciones Congénitas, informa que desde 1965 nacieron en Sudamérica al menos 34 niños con embriopatía congénita o malformaciones debido a la talidomida que tomaron sus madres durante el embarazo. Aunque no se ha negado que puedan ser muchos más, el trabajo sólo menciona las malformaciones talidomídicas comprobadas como tales. "Estos 34 casos nacieron entre 1969 y 1995 –indica el trabajo—. Un caso nació en Brasil en 1969, 7 casos en los años setenta, 20 en los años ochenta, y 6 en los años noventa. Un caso nació en la ciudad argentina de Córdoba. Y otros 33 casos en 21 ciudades de 9 estados del Brasil." No cabe duda que la lepra es una buena excusa para volver a vender esta inmundicia. Este peligroso fármaco también provoca cefalea, náuseas, somnolencia, mareo, xerostomía y onicolisis; todos síntomas que desaparecen al suspender su consumo.

También se están realizando ensayos con talidomida y algunos de sus derivados en enfermos que padecen ciertos tipos de cáncer. Aparentemente se ha comprobado su eficacia en casos de mieloma múltiple, aplicándose especialmente en casos en los que los tratamientos convencionales (quimio y radioterapia) no han tenido éxito o no son viables.

Más información sobre afectados por la talidomida la encontrará aquí:

COMIENZA JUICIO EN ESPAÑA CONTRA LA FARMACÉUTICA CREADORA DE LA TALIDOMIDA


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