Quantcast
Channel: HUMANIDAD Y COSMOS
Viewing all articles
Browse latest Browse all 1457

SE CUMPLIERON 50 AÑOS DE LA ENIGMÁTICA DESAPARICIÓN DEL AVIÓN DOUGLAS DC-4 QUE VOLABA SOBRE COSTA RICA

$
0
0
El 3 de noviembre de 1965 un avión de la Fuerza Aérea Argentina con 68 personas a bordo desaparecía de todos los radares. El avión cayó presumiblemente en la selva de Costa Rica cuando realizaba un vuelo entre Panamá y El Salvador. Desde entonces, nada se sabe de él ni de sus ocupantes.

Última foto del TC-48 antes de despegar
el 3 de noviembre de 1965.
Ayer se cumplieron exactamente cincuenta años, de la desaparición del avión de la Fuerza Aérea Argentina matrícula TC-48. La aeronave se apagó en todos los radares mientras volaba cerca de Costa Rica con 68 personas a bordo. Es recordado como "el avión de los cadetes" y se transformó en el misterio más grande de la historia de la aeronavegación argentina.

El avión, un Douglas DC-4 fabricado en 1945 estaba impulsado por 4 motores Pratt & Whitney, adaptado para transporte de paracaidistas, iba en viaje de instrucción. Llevaba a 54 cadetes de la Fuerza Aérea; uno de ellos era peruano, el resto, argentinos. Iban en el avión además nueve tripulantes y cinco oficiales que viajaban como pasajeros.

El Douglas TC-48 antes de partir de la
ciudad de Córdoba, Argentina.
La aeronave había despegado de la base estadounidense de Horward, en Panamá, con destino a El Salvador. Su travesía completa había comenzado en Mendoza y tenía a California como destino final. Iba acompañado por otro avión, también en vuelo de instrucción. Los aparatos despegaron de Panamá con cinco o seis minutos de diferencia entre sí, pero solo uno de ellos llegó a destino.

El aeropuerto de Tegucigalpa, Honduras, y un avión comercial recibieron un alerta de la aeronave minutos antes de su desaparición: no está claro si uno o dos de sus cuatro motores se había incendiado. Poco más se supo desde entonces.

Los cadetes en el interior del avión
desaparecido el 3 de noviembre de 1965.
El avión despegó de Argentina acompañado por el avión TC-43. En las dos últimas comunicaciones que el piloto mantuvo con las torres de control de los aeropuertos de Tegucigalpa (Honduras) y de San Salvador (El Salvador) señala que tenía fuego a bordo, en un motor interior (el tres, sobre el ala derecha) y pide control en ruta para aterrizaje inmediato. También el T43 recibe un pedido de ayuda, pero responde que seguiría a El Salvador. Los familiares recogieron testimonios de indígenas de la selva que afirmaron haberlo visto a baja altura, por eso entienden que cayó en tierra.

El capitán Esteban Viberti era el piloto del avión siniestrado y su hija Cecilia aún sigue buscándolo en la selva costarricense.

El avión Douglas de la Fuerza Aérea Argentina
que se le perdió el rastro en Costa Rica en
noviembre de 1965.
A pesar de la declaración de emergencia emitida por el capitán Viberti, ni la tripulación del TC-43 ni el piloto de LACSA solicitaron los servicios de búsqueda y salvamento una vez perdido el contacto radial con la aeronave. Sin ningún tipo de lógica, se incumplió con la norma que establece la declaración de desastre cuando una aeronave se demora más de 30 minutos de la hora estimada de aterrizaje fijada en el plan de vuelo. Se esperó entonces a considerar la hora en la cual –en teoría- el TC-48 se quedaría sin combustible. A partir de entonces y con una demora de casi 8 horas, se realizó la solicitud del inicio de las tareas de búsqueda y rescate. Dicho pedido emanó del Brigadier Benigno Andrada, desde el aeropuerto de El Salvador, a donde había arribado a bordo del TC-43.

El presidente de la Nación, Arturo Umberto
Illia saluda a la tripulación del TC-48
en la ciudad de Córdoba.
Las operaciones son llevadas a cabo por aeronaves de la fuerza aérea de Estado Unidos con base en Albrook, participando en total unas 55 aeronaves (aviones y helicópteros) a los que se sumaron otras unidades de Costa Rica y Nicaragua, más embarcaciones estadounidenses y de Costa Rica, todas con resultados negativos. El día 7 de Noviembre el TC-43 –reasignado a la búsqueda- localizó a unas 40 millas al Oeste de Colón (Panamá) un total de 25 chalecos salvavidas. Tres días después, el 10 de noviembre de modo oficial el TC-48, sus tripulantes y pasajeros son dados por desaparecidos; en tanto que con fecha 6 de diciembre, se da por concluida la búsqueda.

Sin embargo y a pesar de la declaración oficial, la Fuerza Aérea despliega a la zona un avión anfibio (Grumman HU-16B Albatros, matrícula BSH-3), el cual opera realizando diversos rastrillajes entre el 5 de noviembre y el 10 de diciembre, todos ellos con resultados negativos.

Algunos de los cadetes del TC-48
desaparecido misteriosamente.
La Fuerza Aérea informó oficialmente a los familiares de los ocupantes del avión que algunos restos menores habían sido localizados en el mar, en las proximidades de la zona Bocas del Toro, al Norte de Panamá, muy cerca de la frontera con Costa Rica. Aunque simultáneamente, mostraba los chalecos salvavidas que se habían localizado en una zona distinta y otros materiales, como una valija, algunas gorras, uniformes de cadetes, chalecos de lana, el documento de uno de los cadetes, camisas, dinero, una cámara fotográfica y un par de binoculares.

Recorrido del avión desaparecido en 1965
realizado por el diario La Voz del Interior.
Tales elementos no lograron convencer a ninguno de los familiares, quienes comenzaron a insistir de modo permanente para obtener mayor información por parte de la fuerza. Así en agosto de 1966, un comunicado es presentado a la opinión pública en donde se menciona que el avión había caído al mar de modo violento, no pudiendo establecerse las causas del accidente por no poder contar con elementos suficientes (restos) para determinar los motivos del hecho.

Varios familiares se trasladaron hasta Costa Rica en donde de modo personal iniciaron varias búsquedas, algunas de ellas con el apoyo del gobierno costarricense, pero que tampoco arrojaron resultados positivos.

Buscando el avión
El Informe del Departamento de Prevención de Accidentes Aéreos fue un informe netamente estadístico donde se mencionan de modo detallado los diversos medios que participaron en las tareas de búsqueda del TC-48. Este informe, firmado por el Jefe de dicho departamento, el Vicecomodoro Enrique Silva, incluye una suerte de teoría sobre lo sucedido al avión, y es allí donde de modo indirecto, se responsabiliza al Capitán Viberti del accidente, al mencionar su posible falta de apreciación de la altura real del avión sobre el mar. Finalmente, en Diciembre de 1967, de modo oficial el gobierno argentino y en consecuencia, la Fuerza Aérea, dan por cerrado el tema.

Cecilia Viberti en un helicóptero sobrevolando
la selva costarricense buscando el avión
TC-48 que piloteaba su padre.
El caso de la desaparición del TC-48 estuvo inmerso desde sus comienzos en el más profundo de los misterios, hecho que se vio potenciado a raíz de una serie de especulaciones y contradicciones sobre la verdad de lo ocurrido con el avión y el destino seguido por los 68 pasajeros. Una secreta conspiración se puso en marcha desde el mismo día de la desaparición, con el objetivo de desviar la investigación realizada por las familias de los desaparecidos y así echar por tierra cualquier otra versión del incidente que no fuera la oficial. 

Coordinación de búsqueda por la USAF destacada en Panamá
Durante los primeros días de búsqueda, cuando la incertidumbre y la desesperación de los familiares se acrecentaban, se conoció la declaración de un piloto costarricense que el 3 de noviembre a la madrugada volaba rumbo a Miami. Aseguró haber escuchado la transmisión de emergencia del TC-48, afirmó además haberse comunicado con la aeronave argentina dándole indicaciones de cómo llegar a Puerto Limón. El piloto comercial aportó también un dato que sustentó la teoría de que desde un comienzo la Fuerza Aérea Argentina brindó información contradictoria: el piloto manifestó que la nave tenía incendiado el motor número tres y no el cuatro como indicó el informe oficial de la Aeronáutica.

Los cadetes de la Fuerza Aérea Argentina
ascendiendo al avión que sería su tumba.
Para la institución castrense el avión había caído al mar y la totalidad de sus ocupantes había perecido ahogado o devorado por los tiburones. Esta fue la coartada perfecta ya que no pudo rescatarse ningún cuerpo; como prueba de esto se exhibieron distintos elementos que habían sido recuperados del mar, gorras, billetes, tubos de oxígeno, una cámara fotográfica, ropa y salvavidas.

Coordinando el rescate
El aspecto prolijo y cuidado que presentaban las prendas llamó poderosamente la atención de los familiares. Esos elementos no tenían la apariencia de haber permanecido en el mar por espacio de más de diez días; la presunción fue confirmada cuando se realizaron análisis de salinidad a estos objetos; el resultado fue categórico, no había presencia de sal, estos elementos jamás habían estado en contacto con agua de mar.

Sistema montañoso de Costa
Rica, la cordillera de Talamanca.
Puntualmente los salvavidas recuperados por la Fuerza Aérea se encontraban en perfecto estado, como si nunca hubieran sido usados por alguien que fue presa del ataque de un tiburón, además de haber cambiado llamativamente de color. Los salvavidas que llevaba a bordo el TC-48 eran de color anaranjado, los presentados por la Fuerza Aérea a los familiares de los cadetes eran de color verde.

Familiares de los desaparecidos unidos a la búsqueda
Ante el reclamo de las familias, la Fuerza Aérea se vio en la obligación de reunir más pruebas que sustentaran la versión de que el avión y toda su tripulación habían desaparecido en el mar. A cada afirmación sobre la posibilidad de que la nave hubiera caído en la selva hubo una desmentida oficial. A cualquier costo se intentó probar que el avión se estrelló en el mar y para ello la institución castrense presentó una prueba que por su solidez pareció irrefutable: los documentos, un par de gemelos y U$S 100 pertenecientes al cadete Oscar Vuistaz, que viajaba en el TC-48. La Fuerza Aérea aseguró que estos objetos personales habían sido hallados flotando en el océano. Meses más tarde ocurrió algo que desbarataría esta absurda mentira y que reafirmaría la sospecha de que los altos mandos estaban dispuestos a cerrar el caso, inventado pruebas si era necesario. La familia Vuistaz recibió una carta anónima escrita por un cadete que viajaba en el otro avión, el TC -43, el joven manifestaba que esos elementos les habían sido entregados por Oscar Vuistaz en Panamá ante el temor de extraviarlos o sufrir algún robo debido al desorden que había a bordo del TC-48, con cadetes hacinados que a falta de espacio viajaban sentados en improvisados banquitos de madera colocados en el pasillo del avión.

Documento del cadete Oscar Vuistaz, que
estaba a bordo del TC-48. Fue mostrado por el
brigadier Benigno García asegurando que había
sido rescatado del mar, cuando en realidad
estaba en poder de otro cadete a quién se
lo había entregado el propio Vuistaz
junto con otras pertenencias.
Según la carta, después del accidente el cadete anónimo había entregado estas pertenencias al Brigadier Benigno Andrada, director de la escuela de aviación y que viajaba en el TC-43, para que se los hiciera llegar a los familiares de su amigo desaparecido. La Fuerza Aérea no sólo no entregó los elementos a la familia Vuistaz, sino que los presentó como prueba, asegurando que los habían rescatado del mar.

Transcurrieron los meses y comenzaron a tejerse infinidad de historias que fueron respaldadas por algunos medios periodísticos, que echaron mano a videntes y adivinos. Estos aseguraban que en trance podían ver a un grupo de jóvenes viviendo en la selva. Fueron los mismos familiares los que consultaron también a algunos personajes que con diferentes métodos les dijeron haber localizado el punto exacto de caída del avión. En 1967 el Dr. Carlos María Bachini, un odontólogo jubilado, afirmó haber dado con el lugar del impacto. Bachini fundamentó su trabajo en el uso de un péndulo, mapas y fotografías de los desaparecidos que le indicaban que el TC-48 estaba en la selva, al sur de Puerto Limón, en Costa Rica. 

El diario La Razón publica sobre la búsqueda
del avión en el momento de la tragedia.
Las pruebas que aportaron las expediciones siguieron manteniendo viva la esperanza de los familiares: la aparición de un botón con el símbolo de la fuerza aérea, el dibujo de un avión con cuatro motores enmarcado en signos y números tallado en el tronco de un árbol en la selva, una carta escrita por una maestra rural que aseguraba haber curado a algunos sobrevivientes. Esta mujer afirmaba también que el avión se había estrellado contra el cerro Chiripó, pero no aportó datos más precisos por temor a los aborígenes, que dijo habían saqueado los restos del avión y asesinado tiempo más tarde a unos pocos sobrevivientes.

Clide Pereira de Zurro, esposa del comandante
Mario Nello Zurro, buscando el avión
en la selva de Costa Rica.
La versión de la maestra Talía Rojas de Boirivant que trabajaba en una escuelita del pueblito de Corona, coincidió con la de un niño que fue llevado a un hospital de San José de Costa Rica por esta mujer. Encontrándose muy grave el pequeño de ocho años llamado Rafael, afirmó haber visto un avión en la selva y que los "castellanos blancos" eran sus amigos. Una semana después Rafael murió llevándose para siempre la ubicación exacta y la oportunidad de encontrar el lugar de la caída. Las declaraciones de Talía y Rafael fueron claves importantísimas en el intento de desentrañar el enigma del paradero del TC-48.

Los tripulantes y pasajeros del TC-48.
Integrantes de distintas expediciones -en estos 40 años se han realizado casi un centenar- aseguraron haber visto a aborígenes en la zona del cerro Chirripo, hoy convertido en parque nacional, luciendo relojes, gorras, anillos y prendas que sin dudas pertenecían a los cadetes, pero éstos se negaron a informar de dónde las habían obtenido. La superstición y el temor al cacique de la tribu Suquia que habría ordenado el saqueo y la muerte de los sobrevivientes no ayudaron para que los aborígenes, ni siquiera a cambio de fuertes sumas de dinero o incluso soportando torturas, informaran sobre el paradero de los restos del avión.

Los cadetes que estaban a bordo del
TC-48 desaparecido en Costa Rica.
Fueron muchos los testigos, especialmente trabajadores rurales de fincas productoras de frutas, que en la mañana del 3 de noviembre de 1965 vieron a un avión gris plomo con cuatro motores volando a muy baja altura y esquivando cerros. El avión, dijeron, dejaba una estela de humo negro en medio de una violenta tormenta.

Luego de avalar el relato de los testigos y de los pilotos comerciales que escucharon el llamado de auxilio del avión, en 1967 el Procurador Fiscal y Penal de Puerto Limón, Gunar Pinto de Hoblum, aseguró a medios periodísticos: "Considerando los elementos probatorios que constan en el expediente, es perfectamente posible que el avión TC-48 se encuentre en algún lugar de la cordillera de Talamanca, en territorio nacional...".

La incertidumbre forma parte de sus días cada vez que recuerdan a sus seres queridos e incluso dicen que el único apoyo recibido en más de cuarenta años, fue el que lograron por parte del Gobierno costarricense. “Ni el Gobierno de Illia, ni los que siguieron se preocuparon realmente por encontrarlos. Cuando se enteraron buscaron durante tres días y nos hicieron creer con pruebas falsas que el avión se había caído en el mar.A los únicos que tenemos que agradecer es a la gente de Costa Rica”, expresó Inés Páez (59), hermana de Enrique.

TRIPULACIÓN DEL TC 48: 9 PERSONAS

1. Comandante De Aeronave: COMANDANTE RENATO HUMBERTO FELIPPA
2. Primer Piloto: CAPITÁN MIGUEL ÁNGEL MOYANO VILLARRAZA
3. Segundo Piloto: CAPITÁN ESTEBAN JOSÉ VIBERTI
4. Navegador: COMANDANTE LUIS GAUDENCIO MERLO
5. Mecánico: SUBOFICIAL PRINCIPAL BASILIO ROTCHEN
6. Co-Mecánico: SUBOFICIAL MAYOR AMADO FERNÁNDEZ
7. Radio-operador: SUBOFICIAL MAYOR OSVALDO JUAN ARTO
8. Comisario De A Bordo: SUBOFICIAL PRINCIPAL ROBERTO MENDOZI
9. Apoyo Técnico: CAPITÁN JORGE SANTIAGO HORTA

PASAJEROS: 5 PERSONAS
 2º Jefe De La Delegación: COMODORO JOSÉ ABELARDO FONSECA
 Comandante: MARIO NELLO ZURRO
 Comandante: JOSÉ CARLOS LOSANO
 Capitán: MIGUEL ANGEL ÁLVAREZ PAZ
 1er Teniente: JORGE EDUARDO OLOCCO

CADETES: 54 PERSONAS

CAPITAL FEDERAL
1. RICARDO JOSÉ SALOMÓN GARCÍA 
2. MARCHESONI CARLOS JOSÉ
3. JORGE REYMUNDO SELLARES
4. OSCAR RICARDO TADDEO
5. JUAN CARLOS MONFERINI
6. LUIS NICOLÁS ORIGONE

PROVINCIA DE BUENOS AIRES
7. JOSE LUIS FERLETIC
8. JORGE LUIS BETOÑO
9. ADALBERTO MANUEL CARRILERO
10. JUAN CARLOS SANTIAGO
11. OSVALDO ENRIQUE GIUSSANI  
12. HECTOR OSCAR ATIE
13. JORGE AMILCAR SANCHEZ
14. JORGE EDUARDO CATALÁ
15. JULIO SEGUNDO GAMEN
16. ROBERTO FRANCISCO VITETTA
17. DAVID CRISTIAN GAUNA 
18.  PEDRO ALBERTO ZABALETA

ENTRE RÍOS
19. GERÓNIMO LORENZO TERRADAS
20. JUAN BERNARDINO TOMILCHENKO
21. JORGE JUAN STAMELOS RUEFLI

SANTA FE
22. EMILIO CARLOS GUARNIERI     
23. ROBERTO LIONEL GONZALEZ DE LUCA

LA PAMPA
24. ROBERTO LUIS PESSANA
25. ALBERTO ABELINO SENAS 
26. BARTOLOMÉ ESTEBAN VESCO

CORRIENTES
27.  RAÚL DANIEL ORTIZ

FUERZA AÉREA PERUANA
28. TULIO SALOMÓN ORTIZ UGAZ CALDERÓN

CÓRDOBA
29. RAÚL ALBERTO RAMELLO
30. RICARDO GUILLERMO MONTENEGRO
31. MARIO OMAR CASTELLANO
32. HECTOR MARIA BECERRA
33. MARCELO PIRUSEL
34. VICTOR DOMINGO COLANTONIO
35. ALFREDO LUIS TRIGO
36. LORENZO JUAN MARTÍNEZ
37. MARIO ALBERTO PEREZ
38. LUIS RICARDO BELLÉS
39. ROBERTO NICOLÁS RAMAGLIA
40. ROBERTO LUIS STANGALINO
41. ARGENTINO OSIRIS RODEYRO
42. ORLANDO PEDRO BRAVINO
43. ANTONIO RAFAEL NOMDEDEU
44. WALTER HORACIO ALMADA  
45. JULIO MARIO PEREYRA

CATAMARCA
46. JUAN JOSE SECO RINCÓN

SAN LUIS 
47. JUAN CARLOS ROYO

MENDOZA
48. JUAN DOMINGO ALGUACIL
49. JUAN JOSÉ GARCÍA
50. ENRIQUE MIGUEL PÁEZ 

SAN JUAN
51. RICARDO AUGUSTO GUZZO

SALTA
52. OSCAR VUISTAZ
53. RENÉ BENJAMÍN LABROUSANS

TUCUMÁN
54. FEDERICO CARLOS BREMME  

TOTAL DE DESAPARECIDOS: 68

En diciembre de 1967, después de una búsqueda que incluyó 23 expediciones a la selva y más de 50 vuelos en avionetas y helicópteros, el gobierno de Costa Rica dio por finalizada la búsqueda.

El Diario de Cuyo informando en su
momento la desaparición del TC-48.
Una investigación hecha por los Estados Unidos concluyó que el avión cayó al mar entre Panamá y Costa Rica, a 30 kilómetros de la costa; para la Aviación Civil de Costa Rica, en cambio, los restos del aparato están en algún lugar de la selva.

Algunos de los familiares de las víctimas no dudan de que el avión está en la selva del sur de Costa Rica. El libro TC-48, el avión de los cadetes, escrito por Ricardo Becerra, ex teniente del Ejército y hermano del cadete Héctor, menciona a trece testigos que lo vieron volar a baja altura en zona selvática. Estos testimonios y la comunicación radial que el avión mantuvo con un piloto costarricense son elementos clave que sostienen la hipótesis de que el avión cayó en tierra, y no en el mar.

En 2002 Costa Rica tuvo la esperanza de haber encontrado por fin los restos de la aeronave. Pero todo fue una falsa alarma: lo que cuatro campesinos habían hallado era una avioneta que se localizó en la zona del Parque Nacional de Chirripó, una zona donde se cree que ocurrió el accidente del TC-48.

En 2008 la Fuerza Aérea Argentina llevó a cabo dos misiones terrestres en la selva de Costa Rica. Fue después de que, en 2007, Clarín publicara las quejas de los familiares de los desaparecidos.

Basada en simulaciones por software y testimonios de personas que tuvieron comunicación con el avión en emergencia, las investigaciones de 2008 establecieron la hipótesis de que el avión pudo haber llegado a tierra firme, pero no estaba en condiciones de atravesar la cadena montañosa de Talamanca; esto recorta el área sobre la que podría haber caído.

Según dijeron al diario Clarín familiares de las víctimas en 2007, pertenencias de uno de los cadetes desaparecidos, Oscar Vuistaz, fueron halladas. Se trata de unos gemelos de oro, un documento y dólares que jamás habían estado en contacto con agua.

Infografía de la expedición del año 2008.
Los familiares también señalaron que contaban con testimonios que indicaban que el avión no estaba en buenas condiciones. Tenía agujeros que debían ser tapados con estopa, según habría contado uno de los pasajeros de la aeronave.

Entre las hipótesis que las familias de las víctimas barajan está la que indica que, tras caer en la selva, el avión fue saqueado por indígenas que luego mataron a los sobrevivientes para ocultar su delito."La zona fue tabú y nadie quiere hablar de eso", conjeturó uno de los familiares de los desaparecidos ante Clarín en 2007.


Ya pasaron 50 años y el avión
argentino sigue sin aparecer.
En la expedición Esperanza 5, del año 2010 con la ayuda de la Fuerza Aérea de Estados Unidos se encontraron desde el aire cinco puntos de la selva "anormales".

Ahora, al cumplirse 50 años de su desaparición, se llevará a cabo en los próximos días una nueva misión de búsqueda en la selva costarricense. Así lo informó ayer el diario El Tribuno de Salta.

Hacia allí partirá un comando especial enviado por la Fuerza Aérea Argentina. "Esta búsqueda será realizada por tierra, como se hicieron las anteriores. También en esta ocasión contarán con el aporte logístico de la NASA y de la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales)", le contó al diario El TribunoRegina Zurro, hija del comandante Mario Nello Zurro, desaparecido en el vuelo.

La espesa selva costarricense.
Con el no hallazgo de la nave en forma permanente, cientos de conjeturas se hicieron sobre el accidente. Que una tribu indígena mantuvo cautivos a los sobrevivientes; o que los mataron y se los devoraron, que existe otro Triángulo de las Bermudas en la zona que se "tragó" al avión; que hay un "pueblo fantasma" donde viven los tripulantes. Que fueron vistos aborígenes con ropa militar y con sello de Argentina, que a uno la policía lo detuvo pero lo soltaron y al indio lo encontraron ahorcado. Que una maestra rural, Talía Rojas habría curado a dos sobrevivientes que llegaron hasta su rancho. Que en un árbol se encontró un dibujo de un avión y la frase “No podemos proseguir”.

Los medios periodísticos de Costa Rica le han
dado más importancia a la búsqueda del
avión que los propios argentinos.
La zona de la Cordillera de Talamanca en Costa Rica, sitio adonde se presume que pudo haber caído el avión, está cubierta por una espesa selva, cualquier cosa que caiga allí, la selva se la traga, es prácticamente impenetrable y plagada de animales salvajes. Es una zona adonde llueve todos los días, con humedad insoportable, hasta hay nubes dentro de ella. Hay que abrirse camino a machetazos y el avance en el terreno es muy lento. La nueva misión se denomina Esperanza VII. Tal vez la séptima sea la vencida.

Vea aquí los documentales televisivos sobre la misteriosa desaparición del avión:


50 años sin rastros del TC-48
https://www.youtube.com/watch?v=G0qu66UhU0I

1° parte: Desaparición del Avión Argentino TC 48 - Programa 7 Días Parte 1

2° parte: Desaparición del Avión Argentino TC 48 - Programa 7 Días- Parte 2

"LAS LOCAS DEL 48" - TELENOCHE INVESTIGA

El misterio "TC-48" el avión argentino que desapareció en 1965. Uno de los pilotos era paranense
https://www.youtube.com/watch?v=e2boyhsnsnE




Viewing all articles
Browse latest Browse all 1457

Trending Articles