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TIERRA DEL FUEGO LANZA CAMPAÑA DE EXTERMINIO DEL CASTOR

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Se iniciará en este mes de marzo de 2016 y durará cuatro años hasta la erradicación completa de esta “especie exótica invasora”.

Los castores se han establecido en siete áreas
estratégicas situadas a lo largo y ancho de la
Isla de Tierra del Fuego.
La provincia de Tierra del Fuego pondrá en marcha un plan de erradicación por completo del castor a pequeña escala para cumplir con el acuerdo binacional suscripto en 2008 entre Argentina y Chile.La iniciativa se financiará con recursos del Fondo Ambiental Mundial (GEF) gestionados por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Los individuos de esta especie de roedores, originaria de Norteamérica y Asia e introducida en 1946, están en siete áreas estratégicas situadas a lo largo y ancho del territorio fueguino.

La idea es recomponer los ecosistemas australes afectados por el castor, declarado por las autoridades como “especie exótica invasora”, y considerada responsable del talado de hectáreas de árboles autóctonos y del desvío de cursos de agua en toda la zona. El proyecto se implementará primero en lugares específicos, para “dimensionar la complejidad de la tarea, en especial los aspectos de organización”, explicó el biólogo Adrián Schiavini, del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) dependiente del Conicet.

El castor ha sido declarado por
las autoridades como "especie
exótica invasora".
Los castores son un género de roedores semiacuáticos de color marrón oscuro que llegan a vivir hasta 14 años. Son nativos de América del Norte y Eurasia que se caracterizan por sus amplias y escamosas colas. El peso medio de los adultos es de 16 kilogramos. En 1946, se trajeron 25 parejas de castores provenientes de Canadá para impulsar la industria peletera en la zona, los ejemplares fueron liberados en el noreste del lago Fagnano y en las orillas del río Claro, localizados en la Isla Grande de Tierra del Fuego, Argentina. Pero como los animales no encontraron a sus predadores naturales de América del Norte —los lobos y los osos— pudieron reproducirse y dispersarse sin límites por la isla de Tierra del Fuego, incluso pasaron la frontera con Chile, alrededor de 1964.

Las instituciones públicas nacionales y provinciales, y los productores rurales que participan del proyecto, capacitarán en marzo de 2016 a un grupo de cazadores que luego intervendrán cada una de las áreas seleccionadas.

Hábitat de un castor. Corte esquemático.
“Trabajarán en equipos pequeños, de dos o tres personas, que llegarán a cada lugar por accesos terrestres o en helicópteros, y que se irán rotando todo el tiempo. Usarán trampas de golpe, que son más pesadas y también lazos”, detalló Schiavini.

La capacitación estará a cargo de un equipo de expertos de Estados Unidos, especializados en el control de fauna, y la idea es “generar un grupo grande de cazadores, que incluya personas afines a la zona rural como brigadistas forestales o guardaparques, y después realizar una selección con los mejores”, mencionó el investigador.

En 1946 se introdujeron 50 ejemplares, en
2016 son más de 150 mil en Tierra del Fuego.
Las áreas de donde se erradicará el castor fueron elegidas en función de distintos parámetros, como el hecho de que abarcaran tierras fiscales y privadas, pero también diferentes paisajes, desde la cordillera hasta el ecotono y la estepa.

El especialista del Conicet estimó que el trabajo durará cuatro años. También enumeró que las siete zonas involucradas en el proyecto se encuentran en el Valle de Tierra Mayor y el Parque Nacional Tierra del Fuego, cerca de Ushuaia, en un arroyo próximo a la comuna de Tolhuin, en las estancias Rolito y Pirenaica, en la Península Mitre, en la reserva Corazón de la Isla y en la estancia Sara, en el norte provincial.

Vivienda de una pareja de castores.
Hoy en Tierra del Fuego hay más de 150 mil castores y 134 mil habitantes. “No importa cuántos animales se puedan cazar, sino que no quede ninguno. Suena fuerte pero la erradicación consiste en no dejar ningún individuo de los que nos interesan”, afirmó el biólogo.

“Fue un tremendo error, comprensible a la luz de la concepción que había en esa época sobre ese tipo de emprendimientos. También por la falsa creencia de que al bosque fueguino le faltaban animales”, recordó Schiavini.

Un cazador pone una trampa para castor.
Se calcula que el animal tarda unos dos
minutos en morir.
Los castores habitan en los cauces de agua y destruyen la vegetación de la ribera, pero en sus ambientes originarios, esos árboles vuelven a brotar y no se extinguen.

Los castores no son la típica especie invasora.Son ingenieros del ecosistema que arrasarán con cualquier ambiente frío o húmedo y harán un destructivo cambio hasta que se parezca a su hábitat natural. En el sur de la Patagonia, estos peludos hidrólogos roen bosques completos para construir represas que inevitablemente causan inundaciones, las que ahogan los árboles y alejan a las especies endémicas.

Una familia de castores.
Cuando se reúnen suficientes de estas pequeñas criaturas en un lugar, son capaces de sacar de control a un ecosistema completo. Las inundaciones producidas por sus represas también pueden destruir puentes y caminos.La estela de destrucción del castor es visible en el cementerio de árboles que deja tras de sí y los terrenos inundados.Los castores están matando la Patagonia, no hay manera más fácil de decirlo.

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