En medio de la selva peruana existe una pared rocosa con diferentes imágenes grabadas que forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación. El sitio está ubicado en Madre de Dios, en la cuenca del rio Palotoa, dentro del Parque Nacional del Manu.
Pusharo, vista de la base del acantilado con los petroglifos. |
Una de las caras de Pusharo. |
Las rocas donde fueron grabados estos símbolos están ubicadas en tres sectores distintos a diferentes alturas respecto al nivel del río Palotoa. Pusharo está ubicado a 529 metros sobre el nivel del mar.
Los descubridores y estudiosos
Estos petroglifos fueron observados inicialmente en 1921, por el domínico Vicente de Cenitagoya; acompañado por el fraile de su congregación Jesús Brocay el sacerdote José Rodríguez así como por tres guías de la etnia matsiguenkas o machiguengas. El sacerdote llegó a Pusharo desde la misión ubicada en la boca del río Manu y realizó los primeros dibujos de algunos petroglifos. Registró el lugar bajo el nombre de Río Shinkibenia. Posteriormente, el sacerdote regresó al sitio en 1947.
Fray Vicente de Cenitagoya visita nuevamente los petroglifos de Pusharo en 1947. |
Neuenschwander Landa, llegó a Pusharo junto con Santiago Yábar Calvo, empresario turístico del Cusco, los hermanos Corisepa, indígenas huachipaeris de Shintuya, y el taxidermista Celestino Kalinowski, entre otros.
Hacer clic en el mapa para ampliar la imagen. |
En 1975, los aventureros Nicole y Herbert Cartagena (pareja franco-peruana) llegaron a Pusharo y en su libro Sobre la pista de los incas lo describieron como si fuera un nuevo descubrimiento realizado por ellos.
En 1978, el investigador cusqueño Fernando Aparicio Bueno, visitó el sitio. El arqueólogo y antropólogo peruano Federico Kauffmann Doig lo hizo en 1980. Publicando una fotografía y un corto párrafo en su libro Manual de la Arqueología Peruana(edición de 1983), con un primer calco de manera rigurosa de todos los grabados del sitio principal de los petroglifos.
Manual de Arqueología Peruana, de Federico Kauffmann Doig. |
En el mismo año, 1981, el alemán Hans Ferstl realizó su investigación antropológica sobre los matsiguenkas (nativos de la etnia Arawak), recopilando información sobre sus mitos y su relación con los petroglifos. Ferstl dio con los petroglifos durante una excursión de caza con dos matsiguenkas por el curso medio del río Palotoa, llamado Sinki’benia por los nativos. Escribió que según la creencia de los matsiguenkas, estos petroglifos denominados por ellos sankena’rintsi, fueron hechos por su héroe cultural Chaenka’vane.
Calco de los petroglifos de Pusharo publicados por Federico Kauffmann Doig. |
Los machiguengas antiguamente tenían la costumbre de pintar algunos petroglifos de Pusharo que consideraban importantes. |
La costumbre se perdió hace un par de décadas, puesto que los matsiguenkas actuales que habitan en Palotoa-Teparo ya no recuerdan esta práctica.
Uno de los soles grabados en Pusharo, con rayos. |
El estadounidense Gregory Deyermenjian en 1991 visitó el sitio de Pusharo. |
El misionero español Joaquín Barriales, investigador aficionado del arte rupestre (quien en 1982 publicara el trabajo del alemán Christian Bües sobre los Petroglifos de la cuenca del Alto y Bajo Urubamba, en la región amazónica del Cusco), hizo dibujos a partir de las fotografías de Torralba y los incluyó en la publicación referida.
Thierry Jamín en Pusharo, año 2005. |
En 2005, el buscador de tesoros francés Thierry Jamin y Herbert Cartagena estudiaron los petroglifos de Pusharo. Aseguraron que se trataba de un mapa que conducía a la legendaria ciudad de Paititi. Jamin hizo nuevas expediciones en los años siguientes a diferentes lugares de la selva.
Posible origen de los petroglifos
Desde el punto de vista arqueológico, no hay al presente explicación satisfactoria acerca de los diseños de Pusharo, ni correlaciones con otras culturas, se ignora así mismo la edad de estos petroglifos.
Gregory Deyermenjian y el famoso explorador peruano Carlos Nuenschwander Landa. |
Ni siquiera los investigadores se ponen de acuerdo, mientras unos afirman que los Petroglifos de Pusharo son grabados posiblemente de origen amazónico, otros afirman que tienen un origen incaico y otros afirman que pertenecen a una cultura totalmente desconocida.
El investigador Yuri Leveratto en el año 2008 en Pusharo, con sus dos guías indígenas. |
En 2008, el investigador ítalo brasileñoYuri Leveratto visitó el lugar y sostiene que los petroglifos de Pusharo fueron realizados por grupos étnicos de la Amazonia que visitaron el área en tiempos que se remontan al Mesolítico, en el 6.000 a.C.
Hasta el presente no hay una explicación satisfactoria sobre el significado de los símbolos de Pusharo y sobre su edad. |
Los grabados se pueden encontrar en tres zonas las cuales han sido categorizadas en “A”, “B” y “C”. Los Petroglifos del sector A de Pusharo se caracterizan por su estilo eminentemente geométrico y abstracto; los pocos motivos clasificables como figurativos son principalmente antropomorfos, en formas de cabeza o mascaras humanas, serpientes, huellas de felinos y representaciones del astro sol a la vez se puede observar algunos motivos peculiares compuestos de dos elementos una figura en forma de T, contorneada o simple, con un apéndice complejo o sencillo que desprende de la parte superior, se podría interpretar de manera especulativa como abstracciones de cabeza antropomorfa o zoomorfas (jaguar) adornados con penachos de pluma. En los grabados del sector B están ausentes los relieves pronunciados o dobles bordes, predominando las rectilíneas sobre las curvilíneas; se presenta depresiones rectangulares y en cuanto a los surcos de los grabados prevalece el perfil en V. En el sector “C” se pueden encontrar pocos petroglifos los cuales han resistido a la arremetida del río, por encontrarse a mayor altura los cuales son de surcos delgados y poco profundos diferentes a los de los sectores “A” y “B”.
Ubicación de Pusharo en el Parque Nacional Manu. Hacer clic en el mapa para ampliarlo. |
Estas figuras grabadas cubren una pared rocosa orientada este-oeste. Varios Soles por otra parte están representados sobre la roca. Uno de ellos domina todo el sitio, a cuatro metros de altura. Un sol en espiral. Hay otro sol, aún más enigmático, que no es observable salvo en un momento bien preciso del día. Parece representar un "sol poniente".
Algunos de los símbolos que contiene la pared de Pusharo. |
A menudo también, se observan algunos largos trazados sinuosos que parecen figurar el curso de ríos amazónicos o la silueta de montañas. Sin duda es un mapa para el que supiera interpretarlo. Se trata quizá del río Madre de Dios (qué se llamaba, en quechua, Amarumayu, es decir el Río Serpiente). Se sitúa a la extrema derecha de la pared. Arriba del cual parece nacer un tercero sol. El de la mañana posiblemente, decorado con cuatro rayos.
Líneas rectas en un sector del mural de Pusharo. |
Se tiene que profundizar mucho más el aspecto del análisis morfológico y de las asociaciones de elementos, lo que pueda ayudar quizás en la descodificación de algunos de los signos ahora ininteligibles.
Hay quienes creen que los petroglifos de Pusharo señalan el camino al lugar de los tesoros incas. |
Los tres emplazamientos arqueológicos a orillas del río Palotoa. |
Para Neuenschwander, son el mensaje de epopeya de una larga migración de un pueblo, desde los llanos hacia las montañas, siendo los autores representantes de la cultura amazónica del Paititi, y no faltan quienes ven en los petroglifos la evidencia de contactos transatlánticos precolombinos.
El contactado peruano Sixto Paz Wells durante su visita de 2010 a Pusharo. |
Algunos de los rostros que aparecen grabados en Pusharo. |
Para los indígenas matsiguenkas y otras etnias amazónicas los lugares donde existen formaciones rocosas, particularmente los bloques grabados en las orillas de los ríos, son concebidos como residencias de los espíritus o seres míticos, que vivieron anteriormente en el territorio y que, al final de su vida terrestre, fueron encerrados en las piedras.
Como llegar al lugar
El acceso desde el Cusco es por la carretera de penetración a la selva. Pasando por el pueblo andino de Paucartambo y los centros poblados amazónicos de Pillcopata y Salvación, se llega, tras un recorrido de unas 7 horas en vehículo particular, al km. 250, en el que se encuentran el embarcadero de Santa Cruz y un Puesto de Vigilancia del Parque Nacional Manu (PNM), en el que deben registrarse los visitantes, autorizados por la Jefatura del PNM en el Cusco para visitar a Pusharo.
Foto satelital de Pusharo, en la selva amazónica peruana. |
Cuando el viajero llega al pueblo de Pillcopata, tiene que continuar hasta el embarcadero de Santa Cruz, prosigue en un bote de madera con motor de dos tiempos, siguiendo primero, río abajo, el Alto Madre de Dios, hasta cerca del poblado y misión dominica de Shintuya; ahí aguardan los Amarakaeri, nativos abundantes en la región. Los ancianos de la comunidad guardan en el recuerdo un lugar cercano a Pusharo, donde antaño encontraron unas ruinas y una entrada a un túnel, algunos incluso, llegaron a describir que la entrada era la boca de una serpiente. Para continuar desde Shintuya se surca el río Palotoa hasta el Tambo Palotoa, en la margen izquierda, donde se puede pernoctar, previa coordinación y pago al representante de la comunidad encargado del albergue.
No es fácil el acceso hasta el sitio arqueológico de Pusharo. El río Palotoa corre al borde mismo de los petroglifos. |
La pared de petroglifos de Pusharo. Debajo de los sedimentos del suelo hay grabados que están cubiertos y no se pueden apreciar. |
Son tres paredes separadas por unos metros de vegetación. Los indígenas adultos afirman que cuando ellos visitaban los petroglifos con sus padres, veían dibujos que todavía están más abajo, inundados por el río. No les gusta estar de noche en el lugar, afirman que “ahí por la noche se escuchan voces”. Otro testimonio de los matsiguenkas es que “al otro lado de los dibujos hay ruidos y gritos, nos da miedo”.
Foto de la pared de piedra de Pusharo correspondiente al año 2012, realizada por una expedición brasileña. |
Una moneda peruana del 2015 con grabados de Pusharo. |
Una cosa es segura; los petroglifos de Pusharo no fueron grabados allí por casualidad. Una cultura desconocida los dejó allí con alguna finalidad que desconocemos.
Por Alberto Seoane
A continuación, tres documentales sobre Pusharo: