La gente de Abra Santa Cruz, Santa María y Santa Cruz está aislada. Desde ahí se puede ver otro camino. Es nuevo, baja por el extremo norte hacia el sur y lo realizó la vecina Bolivia en territorio que desde 1925 era considerado argentino por el Estado nacional y los habitantes de la zona. A diferencia del argentino, en donde no pasan dos autos a la vez, en el camino boliviano hay una topadora estacionada y por al lado podría pasar hasta una camión.La apropiación es por reservas de uranio y torio
“Algo tiene que haber en ese cerro para que hagan un camino tan grande, como de ocho metros. No lo van a hacer solo para esa escuela tan pequeña. No señor”, le dijo el lunes a El TribunoRómulo Lara, en la casa de Evangelista Subelza y Ceferino Ríos. Ese día por la mañana, los vecinos afectados se habían juntado en una escuela provisoria donde flamea una bandera boliviana. Ahí labraron un acta y en asamblea decidieron pedirles a las autoridades de ambos países que se defina la situación de las familias argentinas que quedaron en supuestas tierras bolivianas. Don Rómulo Larapiensa que en el Abra de Rajará, por donde baja la nueva ruta del país vecino, hay minerales que pueden ser valiosos para la explotación.“Algo hay para sacar. Ahí hay riqueza”, agregó. Lo mismo sostiene el campesino Alfonso Camperos.“Por eso están haciendo un camino grande y rápido. Si ahora reclaman debe ser por algo. Me gustaría saber que hay en ese cerro”, se preguntó.
Ninguno de los dos habitantes que por generaciones vivieron en suelo argentino y desde noviembre residen en Bolivia sospechaba que allí las autoridades bolivianas encontraron rastros de uranio y torio.
“Particularmente debo decir, sobre esta zona, que es muy riquísima en uranio y torio, con valores que han sobrepasado de los normales y que se tendría que analizar hasta dónde podría llegar esa reserva”, afirmó al diario El Deber de Bolivia, el 13 de mayo del año pasado, el jefe de la Unidad de Minería del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas de Bolivia (Sergeotecmin), Víctor Rojas.
“En la región de Rejará, que dista aproximadamente unos 80 kilómetros de la capital tarijeña y en plena frontera con Argentina, se localizaron minerales radiactivos, como torio y uranio. Pero hasta el momento no se ha cuantificado el tamaño de la reserva y eso se podrá definir con los trabajos de prospección”, informaba El Deber.
“La presencia de ambos minerales radiactivos está corroborada por un informe del Sergeotecmin, en el que se devela que la región de Rejará se convierte en un área interesante para la futura explotación”, rezaba el artículo. Para ese entonces, ya se construía el camino por el cerro que era considerado parte de la Argentina hasta el 28 de noviembre del año pasado, en donde viven argentinos documentados y domiciliados en Salta, que votaron en la Escuela Frontera Argentina desde el retorno de la democracia.
“Nosotros no nos vamos a ir de acá. Nosotros nacimos aquí y nadie nos va a sacar, ni por la fuerza. Aquí me ha dejado mi mamá y yo sigo aquí. No voy a dejar mis tierras por más que se hagan de Bolivia. Si ahora dicen que estamos en Bolivia entonces que nos den doble documentación así podemos vivir tranquilos sin miedo a que nos saquen”, opinó Valeriana Subelza, consultada por El Tribunode Salta.
“Ellos quieren traer gente boliviana de Rejará a posicionarse aquí...Documentos bolivianos nos tienen que dar. Porque la Argentina hace tanta radicación para Bolivia y a nosotros ahora no nos quieren dar documentos para que nos quieran correr. Eso duele”, agregó Abelina Portal.
Todos los pobladores son argentinos y en sus documentos de identidad se reconoce su domicilio dentro del territorio argentino, aunque hoy sería parte de Bolivia. Además, un mes antes de quedar en el vecino país fueron convocados a votar, como en todos los comicios, en las escuelas argentinas para las últimas elecciones provinciales. Los habitantes del Abra de Santa Cruz reclamaron al Gobierno argentino que los “rescate” y exigieron la inmediata presencia de las autoridades provinciales, que hasta hoy aún no se habían hecho presentes en la zona, aunque ya pasaron casi 90 días desde la instalación del nuevo hito.
Más allá de que un comunicado de la Cancillería lo haya negado y que el gobernador Juan Manuel Urtubey y su ministro de Gobierno Eduardo Sylvester descalifiquen el testimonio de los habitantes, la realidad es que hasta el 28 de noviembre de 2013 la frontera pasaba por el “filo del cerro”, y desde ese día, cuando se instaló un nuevo mojón sin que nadie haya documentado las razones, está determinada por una línea recta entre los picos de Peña Orko y Mecoya, con lo que nuestro país pierde miles de hectáreas y los lugareños, la tierra de sus abuelos. Sea como sea, incluso aunque existiera una razón técnica, todo indica que estamos ante la posibilidad de un atropello a la Nación y a sus ciudadanos que ningún país del mundo toleraría.
El silencio oficial y la falta de documentación sobre esta decisión que se tomó sin hacerla pública obliga a pensar que existe algún punto oscuro en este cambio forzado de la frontera entre Argentina y Bolivia.
Amenazados por funcionarios bolivianos
Por otro lado, un funcionario boliviano amenazó a los lugareños de Abra de Santa Cruz: "Les dijeron a los medios y ahora van a tener que retirarse”, los desafió un funcionario de Tarija.
Los vecinos que ahora quedaron fuera del territorio nacional tienen miedo de que los expulsen de sus casas. El pasado 14 de febrero, en una reunión en la localidad boliviana de Rejará, autoridades andinas recibieron a los vecinos argentinos de Abra de Santa Cruz, quienes denunciaron amenazas.
Según los ciudadanos argentinos, el ejecutivo seccional de Padcaya, Rufino Choque Alarcón, convocó, el pasado 14 de febrero, a una reunión con las familias afectadas que quedaron atrapadas dentro del supuesto territorio boliviano.
De acuerdo al relato de las mujeres argentinas, el alto funcionario boliviano maltrató a los ciudadanos salteños y amenazó con expulsar a las familias de la porción de tierra que ahora dicen es boliviana. Al maltrato y las amenazas del funcionario boliviano los describió Abelina Portal: “Ustedes fueron a los medios de prensa y hasta los diputados pidieron informes a la Cancillería (argentina) sobre la frontera; eso no debía suceder. Ahora los vamos a sacar a todos y vamos a llevar bolivianos a que habiten suelo boliviano”, increpó Choque Alarcón, según aseguró la señora Portal. Lo mismo aseguraron otros vecinos en la asamblea del lunes en la nueva escuela boliviana instalada en Abra Santa Cruz, provincia de Salta, a donde llegó El Tribuno.
Es vox populi que los funcionarios del gobierno de Evo Morales estaban disgustados por las publicaciones periodísticas donde se mostraba el mojón y la crítica situación de las familias argentinas.
El diario El Tribuno logró comunicarse con el secretario ejecutivo del Gobierno Autónomo de Tarija, Roberto Ruiz Bass Werner, quien declaró: “De ninguna manera nosotros expulsaremos a las familias argentinas que quedaron en el lugar y vamos a respetar todos sus derechos y la propiedad de la tierra. Ellos deben aceptar la soberanía y vivir en función de las leyes bolivianas”, dijo.
Respecto de la propiedad de la tierra dijo que deberán comenzar los trámites en el Instituto Nacional de Reforma Agraria de Bolivia. Pero eso es un absurdo, porque son tierras argentinas, no bolivianas.
Negó la presencia de militares en la zonas aunque aseguró que luego de las publicaciones “fue a la zona un grupo del Ministerio de Defensa de La Paz, en donde había algunos militares, para realizar un informe”.
En el mismo sentido, el senador por Santa Victoria Oeste, Lino Flores, dijo que “no vamos a permitir que vulneren los derechos de los argentinos y el lunes de la semana que viene voy a ir al Abra de Santa Cruz para visitar a los vecinos y dialogar con ellos”.
Natividad Luna que vive en Abra de Santa Cruz declaró: “Tenemos miedo que nos boten de la casa. Ahí vivimos, tenemos nuestro sembradero. Eso le quiero dejar a mi hijo. Ellos vinieron pusieron la marca y se fueron”.
Domingo Castillo, otro habitante de la comarca denunció: “La tierra de mi señora quedó en Bolivia. Antes el límite era por el borde y se respetaba. Al límite lo cambiaron. ¿Sino como puede ser que ahora están en Bolivia y antes en Argentina? Estamos abandonados nadie viene a ver. Queremos que rescaten el límite, que lo hagan de nuevo con la gente del lugar presente”.
En soberana elección, los lugareños decidieron seguir sosteniendo que desde siempre vivieron en suelo argentino, mostraron sus DNI argentinos y aseguraron que quieren seguir perteneciendo a Salta.
En ese sentido les pidieron a las autoridades argentinas la asistencia necesaria pues ven peligrar su estadía en sus tierras.
Bolivia ahora controla el agua de Abra de Santa Cruz
La instalación del nuevo hito atropelló el acuerdo tradicional que existía en el lugar.
Desde que se instaló el nuevo hito que separa la frontera de Salta con Bolivia, en el Abra de Santa Cruz, del departamento de Santa Victoria Este, Bolivia se apropió del control de la vega de agua por donde nace el río Santa Cruz, que desemboca en el Bermejo. El cauce surge en el extremo norte del Valle del Silencio, que hasta que se instaló la polémica demarcación pertenecía tradicionalmente al territorio argentino, y corre hacia el sur internándose en suelo salteño. La línea fronteriza por las altas cumbres divisorias de aguas que se respetó de palabra entre los habitantes lugareños de las dos naciones por 90 años fue súbitamente abandonada por una línea imaginaria trazada entre dos hitos existentes en el lugar desde 1940, lo que provocó que, de un día para otro, al menos 17 familias salteñas quedaran con sus propiedades en Bolivia.
La modificación boliviana, negada por funcionarios que nunca estuvieron en el lugar, dejó fuera de la Argentina a la divisoria de aguas, que es un criterio rector en la delimitación de zonas montañosas.
Santos Peloc, de 62 años, señala el valle desde el abra del cerro Santa Cruz. Con el dedo marca todas las casas de familias salteñas de la etnia colla que quedaron en territorio boliviano. "Nos dicen que arreglaron todo entre autoridades grandes y que nosotros ya no tenemos voz ni voto en el asunto. Ya está todo arreglado desde arriba y nosotros desde acá no podemos hacer nada. El límite siempre se respetó por el filo del cerro y ahora dicen que lo hicieron cruzar en línea recta todo el valle. El agua cae para el lado argentino, pero ahora donde nace queda para el lado boliviano y eso no puede ser porque nosotros somos dueños del agua, que es la que usamos para vivir¿Y si ahora lo contaminan qué podemos hacer nosotros si ellos dicen que son dueños de donde nace el río? Esa agua llega hasta el Bermejo", afirmó.
En los mapas, el Abra de Santa Cruz, en Santa Victoria Oeste, figura como territorio argentino.En la Dirección General de Inmuebles de la Provincia, el antiguo Rodeo Santa Cruz, que perteneciera en tiempos de la corona al Marqués de Yavi que apoyó la rebelión americana desde la puna, aparece en el plano Nº10 de la matrícula 454 de ese departamento y tiene una extensión 12.620 hectáreas. El rodeo ocupaba todo el Valle del Silencio, un verdadero paraíso natural enmarcado entre cerros a más de 4.400 metros sobre el nivel del mar.
En el valle viven cerca de 3.000 personas y alrededor de 1.600 figuraban en los padrones electorales argentinos de las últimas elecciones provinciales de noviembre último. Ahí están las poblaciones de Santa Cruz, al sur del valle; Santa María, en el centro, y Abra de Santa Cruz en el norte, donde familias salteñas quedaron atrapadas en Bolivia sin que hasta el momento ninguna autoridad nacional y provincial se acercara a la zona."Se quieren quedar con el agua, pero quién puede asegurar que no será contaminada, porque es el agua que usamos y es nuestra", contó Rómulo Lara, en la casa de Evangelista Subelza.
Una escuela boliviana en el potrero de una argentina
A Valeriana Subelzale instalaron una escuela boliviana en sus potreros. “Estábamos todas mujeres porque los hombres estaban trabajando. Llegaron unos 60 bolivianos para realizar la saneación. Vinieron y de muy mala manera dijeron que era suelo boliviano y comenzaron a medir todo. En mi terreno dijeron que tenía que estar la escuela y nosotras no pudimos hacer nada porque éramos solo 14 mujeres”, relató. Así comenzó la arremetida que luego siguió con un camino de unos 8 metros de ancho que baja por el extremo norte del valle, según los lugareños salteños de la comunidad originaria de la etnia coya.
Desde el año pasado el profesor boliviano Luis Miguel Churquina comenzó a impartir contenidos del Ministerio de Educación Boliviano a 7 niños argentinos. En el vecino país comenzaron las clases el pasado 5 de febrero, pero Churquina aún no llegó a la zona procedente de Tarija, provincia de Arce, Bolivia.
Ahora están esperando al maestro boliviano para que estrene la escuela. Algunos ven como beneficioso contar con la doble nacionalidad, aunque no quieren dejar de ser argentinos. Adela Subelza cobra la Asignación Universal por Hijo. Pero tiene que retirar el dinero de un cajero electrónico en La Quiaca. Mes a mes debe salir y caminar por dos horas para abordar una camioneta que la deja en la ciudad jujeña después de abonar 70 pesos de transporte por cada tramo. Cobra 250 pesos y gasta en viaje 140.
Funcionarios ineptos
La inercia de los funcionarios argentinos fue denunciada por los vecinos y evidenciada a lo largo el proceso del establecimiento del nuevo mojón. Fue tanta la desidia que ya se comenzaron a sugerir intereses espurios.
En primer lugar, es falso el argumento que esgrime el Gobierno salteño acerca de que es una cuestión ajena a la provincia. Se trata de territorio soberano y cualquier diferendo no puede zanjarse sino a través de la comisión de límites. El caso de Abra de Santa Cruz, en el departamento de Santa Victoria, a 4.500 metros de altura, reviste la misma gravedad que los que en los años 90 plantearon un fuertísimo debate con Chile por la delimitación de las fronteras en la Cordillera sur, entre los que fueron emblemáticas las controversias por Laguna del Desierto y los hielos continentales. No hay que olvidar, por cierto, que el conflicto por tres islotes ubicados en el Canal de Beagle a punto estuvo de desencadenar una guerra entre Argentina y Chile.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio una definición muy fuerte cuando la cesión de territorio en los hielos continentales parecía irreversible: “Las cuestiones de soberanía no se discuten ni se modifican”. La soberanía es absoluta. Un acuerdo de límites se interpreta, pero la colocación compulsiva de un mojón que achica el territorio de un país y de una provincia no es una interpretación del tratado, sino un atropello.
Los relatos de los vecinos de Abra de Santa Cruz, entre ellos Abelina Portal y Santos Peloc, publicados en las ediciones de papel y digital de El Tribuno, constituyen un documento valiosísimo para conocer exactamente qué está ocurriendo en este territorio de la provincia de Salta que hasta el 28 de noviembre de 2013 las autoridades y los pobladores consideraban tan argentino como el de las islas Malvinas.
La descalificación oficial a las denuncias de los ciudadanos de este rincón de la patria y las evasivas de las autoridades demuestran que ni siquiera tienen la menor idea de dónde queda Abra de Santa Cruz. El tratado de 1925 debe ser respetado a rajatabla, pero nadie demostró que dicho tratado reemplace el principio de la divisoria de aguas por una línea recta que solo es válida cuando no hay ríos o montañas en el lugar. En este caso hay ambas cosas.
El país enfrenta un problema mucho más serio de lo que parece y la Cancillería deberá demostrar transparencia y pericia para resolverlo dentro de la ley. De lo contrario, el país estaría dando una nueva muestra de flaqueza y dejaría como antecedente internacional un cono de sombras inadmisible en una cuestión de soberanía.
El conflicto, negado oficialmente, existe y lo viven todos los días los salteños que poblaron ese paraíso enmarcado a 4.400 metros de altura. Los vecinos del Abra de Santa Cruz confirmaron lo que publicó El Tribuno y lo que con tanto empeño habían tratado de encubrir los medios oficialistas y funcionarios.
“La frontera se modificó y las casas quedaron en territorio boliviano”, confirmó Evangelista Subelza, salteña de Abra Santa Cruz. “Tenemos miedo de que nos corran”, alertó Natividad Luna, que la casa de su suegro quedó en el país vecino. “Nos sentimos abandonados... Queremos que se haga la demarcación de nuevo, pero con la gente que vive en el lugar presenciando todo”, pidió Domingo Castillo.
Evangelista Subelza desplegó un mapa gigante. Lleva un sombrero negro de ala ancha, el mismo que usa en el campo, allá en el Valle del Silencio, donde está su casa y sus potreros empircados, donde están sus sembrados para consumo personal. Con el dedo señala en un mapa el territorio que hasta noviembre pertenecía a Salta. “Es una zona como una medialuna (la que dejó de ser argentina). Parte de ese terreno “quedó” en Bolivia. Tampoco respetaron las fronteras ambientales por donde baja el río”, dijo.
La gente del Valle del Silencio vive del pastoreo y de mínimas zonas de sembradíos que garantizan su subsistencia. Autoridades del vecino país, ejerciendo la soberanía ilegalmente, no dejaban ingresar a los animales a zonas de pasturas, que siempre se consideraron como argentinas, según los vecinos. “Acá somos varios los afectados y nadie vino a preguntarnos nada. Nosotros le fuimos a decir esto al intendente Cástulo Yanque, pero no hizo nada”, afirmó Evangelista, que agregó que el intendente le dijo que ya estaba “todo arreglado entre autoridades” y que sobre eso “no se podía hacer nada”.
En su momento, el ex concejal Ignacio Peloc le contó a El Tribuno que visitó las oficinas del municipio de Santa Victoria Oeste y del Gobierno provincial, en busca de explicaciones, y en ninguna de las instancias le respondieron.
El ex concejal Peloc, dejó sus funciones en diciembre de 2013. El nuevo hito se estableció en noviembre de ese mismo año; es decir, cuando Peloc estaba en funciones. Curiosamente, el ex funcionario le dijo a El Tribunoque “no me di cuenta cuando pusieron el nuevo mojón”, a pesar de que vive a unos 2 kilómetros del lugar y que tiene a su padre ahora del “lado boliviano”.
El que tampoco se enteró de nada, o nada hizo, fue el intendente Cástulo Yanque, que vive en Santa Victoria Oeste y nunca se acercó hasta Abra de Santa Cruz.
La cronología de los sucesos deja la sospecha de un plan sistemático, pergeñado en altos niveles políticos. Primero el descubrimiento boliviano en 2012 de uranio y torio en la zona. Luego se produjo el cambio de lugar del hito el 28 de noviembre de 2013, mediante el trabajo de una comisión binacional con el respaldo de la Gendarmería. No lo hicieron público y al parecer tampoco la provincia fue notificada.
Si bien es cierto Cancillería negó todo, las 17 familias salteñas que aún viven en el lugar insisten y aportan testimonio que son irrefutables sobre una realidad que les preocupa, ante la indiferencia de las autoridades no sólo nacionales, sino también municipales y provinciales.
Con la negativa de la Cancillería, el gobierno provincial respiró aliviado. “Se trata de otro invento de El Tribuno” dijeron algunos, acostumbrados a esa muletilla fácil que los justifica de su propia inoperancia. Pero ninguno de ellos, incluso los que debieran estar más cerca del problema, fueron capaces siquiera de llegar al lugar y consultar in situ por la situación. Tal vez necesiten una partida presupuestaria extra dentro del millonario cálculo de viáticos que tienen para este año.
Pero lejos del efecto deseado, la gravedad del caso y el ninguneo sobre el tema ya abrieron signos de interrogación. Desde que el tema se publicó en El Tribuno, salieron cuatro pedidos de informes de la cámara de Diputados a nivel nacional y se promovieron denuncias penales contra funcionarios nacionales y provinciales. El Tribuno viajó al lugar con equipos de medición satelital para seguir recogiendo pruebas y testimonios.
Mientras tanto, el reclamo parece ser inclaudicable. La gente se niega a abandonar el lugar, su nacionalidad y su país, aunque sientan el desprecio y la indiferencia de este lado de la frontera.
Ellos, contrariamente a lo que ocurre con muchos funcionarios locales, no resignan soberanía, ni tampoco abandonan a sus compatriotas.
“El Estado argentino no tomó ninguna precaución respecto del límite en Abra de Santa Cruz”, dijo contundente David Sarapura, miembro del Qullamarka, organización del pueblo originario Kolla.
“Acá se puso un mojón nuevo y le dijeron a la gente que es Bolivia y nunca tuvieron el consentimiento de la comunidad originaria; además eso es ir contra las leyes porque nunca fueron consultados”, dijo Sarapura.
Aseguró que las 17 familias kollas del Abra de Santa Cruz “quedaron vulnerables, al margen de toda decisión y avasallados en sus derechos humanos”.
Además hay que decir que esas familias que viven allí desde hace más de cien años, siempre fueron reconocidas como argentinas, pues votaron en elecciones de nuestro país, se atendieron en hospitales y tuvieron todos los beneficios por el hecho de ser ciudadanos argentinos.
Funcionarios que se están despertando
A nivel nacional, tanto legisladores salteños como de otras provincias solicitaron en el Congreso Nacional informes sobre la situación limítrofe. Uno de estos pedidos fue el del diputado nacional Guillermo Durand Cornejo quien reclamó “una explicación creíble de lo que está ocurriendo en la frontera argentino-boliviana”, al tiempo que exigió se presente en la Cámara de Diputados el canciller argentino Héctor Timerman.
Otro pedido fue el del también legislador por Salta Bernardo Biella, quien solicitó se informe con claridad ya que las desmentidas de las cancillerías argentina y boliviana “no han alcanzado para tranquilizar a los pobladores”.
Por su parte, los diputados Alberto Asseff (Unir) y Federico Pinedo (Pro) hicieron respectivamente pedidos de informe en el Congreso de la Nación sobre lo que sucedió exactamente con el hito demarcatorio.
Merece destacarse la labor del diario El Tribunode Salta que fue el único medio del país que decidió ir al lugar para comprobar in situ la apropiación de territorio argentino por parte de Bolivia. El Tribuno ya estuvo tres veces en la zona de Abra de Santa Cruz desde que los campesinos de la puna salteña denunciaron el robo de lo que sus padres y abuelos consideraban territorio argentino. Este medio salteño recorrió los dos hitos internacionales y el tercero que irregularmente fue colocado el 28 de noviembre de 2013 en un campo de papas de una ciudadana argentina y que “deja” en suelo boliviano las vegas donde nace el río Santa Cruz, del que se nutren de vida en su trayecto miles de pobladores del departamento salteño de Santa Victoria Oeste.
Aquí los videos registrados por el diario con las denuncias de los lugareños de Abra de Santa Cruz:
El Valle del Silencio