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SE CUMPLEN 200 AÑOS DEL AUDAZ CRUCE DE LOS ANDES DEL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN

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Entre el 19 de enero y el 8 de febrero de 1817, una fuerza libertadora de más de 4.000 soldados y 1.200 milicianos atravesó la cordillera de los Andes desde la región argentina de Cuyo hasta Chile. El cruce duró 21 días, la altitud máxima alcanzada superó los 4000 metros sobre el nivel del mar. Debieron atravesar más de 500 kilómetros de cordillera y pre-cordillera y enfrentaron con éxito a las tropas realistas leales a la Corona española que allí se encontraban, muy superiores en número. Así se liberó a Chile y luego a Perú.

Declaración de la Independencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, el 9
de julio de 1816, en la ciudad de Tucumán.
Tras la Declaración de Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 9 de julio de 1816 en el Congreso de Tucumán, el general José de San Martín, ya estaba preparado para liberar a las naciones vecinas. Nacido en Yapeyú, Corrientes, en 1778, vencedor de los españoles en el combate de San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe, el 3 de febrero de 1813, en 1814 fue nombrado Gobernador de Cuyo y estaba preparando el Ejército de los Andes, que estuvo listo en enero de 1817 iniciando el cruce de la cordillera de los Andes que es considerado como uno de los grandes hechos históricos de Argentina, así como también como una de las mayores hazañas de la historia militar universal.

De hecho, en todo el continente americano, en 1817 el único foco de libertad era la actual Argentina. Habían sido sofocados los movimientos independentistas en México, Venezuela y Chile. Martín Miguel de Güemes como gobernador resistía en el noroeste argentino frenando los avances del ejército español que lanzaba ataques desde el Alto Perú. En la Banda Oriental el patriota José Artigas luchaba contra la invasión portuguesa iniciada en agosto de 1816.

Carga de O' Higgins en la batalla de Rancagua,
abriéndose paso entre las filas realistas logró
atravesar las líneas enemigas y
llegar a la Argentina para ponerse 

bajo las órdenes de San Martín.
Tras la Revolución de mayo de 1810, se inició la guerra de independencia argentina, como parte de un conjunto de revoluciones contra la monarquía española a lo largo de todo el continente sudamericano. Si bien dichos movimientos lograron un éxito inicial, luego su avance sufrió un estancamiento, debido a la resistencia y represión que llevaron a cabo los sectores americanos y peninsulares leales a la corona española, que mantenían su centro de poder en Perú.

Para llevar a cabo su plan, José de San Martín llegó a Mendoza el 7 de septiembre de 1814 con la idea de organizar un pequeño y disciplinado ejército en la Provincia de Cuyo. A poco de llegado, entre el 1 y 2 de octubre de ese año, se produjo en Chile la Batalla de Rancagua, en la cual las fuerzas patriotas chilenas fueron derrotadas, y parte de sus sobrevivientes cruzaron la cordillera en dirección a Mendoza, quedando Chile nuevamente en manos realistas. Ante esta situación, San Martín recibió e incorporó a su incipiente ejército cuyano —que ya contaba con alrededor de 1000 hombres— los restos de tropas chilenas al mando de Andrés del Alcázar y Bernardo O'Higgins; la otra facción siguió a José Miguel Carrera y sus hermanos, decidiendo no formar parte del nuevo ejército y prefirió en cambio saquear y atacar pueblos y ciudades del sur argentino en complicidad con caciques araucanos.

El general José de San Martín,
ilustración de José Luis 

Salinas. Clic en la imagen 
para ampliarla.
Al mismo tiempo San Martín incorporó a su ejército el Batallón de Auxiliares Argentinos (también llamado Auxiliares de Chile), que había retornado de su misión en Chile al mando del coronel Juan Gregorio de Las Heras por órdenes del gobierno de las Provincias Unidas después de tomar conocimiento del Tratado de Lircay.

San Martín nombró al jurisconsulto chileno Dr. Hipólito de Villegas, quien fuera desterrado por los hermanos Carrera, como apoderado del Ejército de los Andes para percibir los fondos que recolectaban con el objeto de proveer el sostenimiento de las tropas. Intentó poner rápidamente a su ejército en condiciones de combatir, ante el temor de que los realistas cruzaran la cordillera y atacaran Mendoza, debido a la aparición de destacamentos realistas en el Portillo, Las Flechas y Ladera de las Vacas en el paso de Uspallata. Pese a esos movimientos, este temor nunca se hizo realidad debido a que el líder de las fuerzas españolas en Chile, Casimiro Marcó del Pont, consideró el cruce por parte de un ejército como impracticable.

Así fue que San Martín se abocó durante los años 1815 y 1816 a formar el Ejército de los Andes, y a prepararlo para el cruce de la cordillera de los Andes y el ataque a los realistas de Chile. El 9 de julio de 1816 las Provincias Unidas declaran su independencia y con Juan Martín de Pueyrredón elegido Director Supremo el general San Martín recibió el apoyo pleno del gobierno central para mejorar y consolidar el ejército. La ciudad de Mendoza se transformó en un gran cuartel y fábrica militar, y casi todos los pobladores cuyanos participaron en la elaboración de pólvora y municiones, aprendieron a fundir cañones, tejer tela y coser ropa. Se montó una fundición de armas a cargo del religioso franciscano fray Luis Beltrán, un cuerpo de maestranza a cargo de Antonio Álvarez Condarco y servicios sanitarios a cargo del médico Diego Paroissien.

Ingreso al Campo Histórico de
El Plumerillo, Mendoza.
A mediados de 1816, San Martín se instaló en el campamento de El Plumerillo, ubicado en las adyacencias de la ciudad de Mendoza, donde constituyó su Estado Mayor. La actividad de San Martín incluyó un complejo plan para engañar al enemigo (Guerra de Zapa) mediante el envío de espías y conferencias con indígenas difundiendo el rumor de que cruzaría los Andes por un paso más al sur, lo cual era de mayor factibilidad. Los indígenas pehuenches comunicaron estos planes a los españoles de Chile, quienes así dispersaron sus fuerzas y perdieron poder de resistencia. El grueso del ejército cruzó los Andes por los difíciles pasos de Los Patos en San Juan, al mando éste del General José de San Martín y Uspallata de Mendoza, los cuales eran considerados como imposibles para el cruce, pero permitían cortar por el centro a las líneas defensivas realistas y dirigirse directamente a Santiago de Chile. Debieron atravesar más de 500 km de cordillera y pre-cordillera.

Mientras tanto, el general Martín Miguel de Güemes y sus gauchos hostigarían a las fuerzas realistas en el que fue teatro de operaciones natural del Ejército del Norte: el Alto Perú.

El Ejército libertador de San Martín
El ejército se conformó por 5424 hombres, de ellos, unos 3800 soldados argentinos, 1200 milicianos como tropa de auxilio(para conducción de víveres y municiones), 120 barreteros (los primeros zapadores del ejército argentino) y 22 piezas de artillería.

El Ejército de los Andes saliendo desde
El Plumerillo, boceto de José Bouchet, 1901.
Había un comandante general en jefe que era el cerebro de toda la operación, el general José de San Martín, otros dos generales le seguían en la cadena de mandos, 28 jefes, 208 oficiales y 2105 granaderos.

Cañones transportados: 22 (2 obuses de 6 pulgadas, 7 cañones de batalla de 4 pulgadas, 9 cañones de montaña, 2 cañones de hierro y 2 cañones de 10 onzas).Llevaron 2000 tiros de cañón, 1129 sables y 5000 fusiles de bayoneta.

Para el cruce utilizaron 1600 caballos y 10.600 mulas, por lo que todo el personal realizó el cruce montado.

Infografía con información sobre el Cruce
de los Andes por el Ejército Libertador. Para 

aumentarla hacer clic en la misma.
El promedio de avance por día fue de 28 km. En tanto que el frente del teatro de operaciones abarcaba 800 km.

La base de la alimentación del ejército fue un plato sobre la base de carne seca (charqui) machacada, grasa, rodajas de cebolla cruda y agua hirviendo. Las columnas que llevaban los víveres iban a retaguardia. Transportaron más de 4 toneladas de charqui, galletas de maíz, 113 cargas de vino, aguardiente para disminuir el frío nocturno, ajo y cebolla (para combatir el soroche, o apunamiento) 600 reses para la provisión de carne fresca, quesos y ron.

El Ejército de los Andes tardó 21
días en cruzar la cordillera.
Además de los uniformes, llevaron ponchos de San Luis, frazadas y mantas de franela. El frío era tan intenso que los animales también fueron abrigados. Se los cubrió con mantas.La altitud promedio fue de 3000 metros. Altitud máxima: más de 4000 metros sobre el nivel del mar.

Variación de temperatura diurna: se soportó una diferencia térmica diaria promedio de 40 °C, entre la temperatura más elevada del día (30 °C) y la temperatura más baja de la noche (-10 °C).

El cruce de la cordillera de los Andes
Las tropas comenzaron a salir ordenadamente del campamento de El Plumerillo, el 5 de enero de 1817. Luego se dividieron para atravesar la cordillera por seis pasos.

Los seis pasos utilizados por
San Martín. Un frente de
batalla de 800 kilómetros
de extensión.
El Ejército de los Andes, formado en El Plumerillo (a 7 km de Mendoza), abandonó el campamento y marchó hacia la cordillera con el objetivo de atravesarla por los pasos principales de Los Patos y Uspallata. Estas vías abruptas aseguraban el factor sorpresa. El cruce duró 21 días, utilizándose guías (baqueanos). La altitud máxima alcanzada superó los 4000 msnm.

La columna principal estaba formada por 3.200 hombres divididos en tres columnas al mando respectivo de Miguel Estanislao Soler (vanguardia), San Martín y O'Higgins, ambos con la reserva a una jornada de distancia. Avanzó por el paso de Los Patos que era el camino más largo.

Los Patos se ubica del lado Argentino en San Juan en el departamento de Calingasta y del lado Chileno en el interior de Putaendo, pueblo ubicado al norte de la ciudad de San Felipe, Región de Valparaíso, Chile, y enmarcado en el imponente Valle de Patos Sur, al sudoeste de la Provincia de San Juan, Argentina. Este paso fue memorizado totalmente por un hombre de confianza del general José de San Martín: el encargado de la maestranza y construcción de las armas, el sargento mayor José Antonio Álvarez Condarco.

El sacerdote franciscano Luis Beltrán, realizó
varias invenciones para poder forjar los
cañones, producir pólvora, fusiles, balas
y transportar todo por las montañas.
La columna secundaria estaba al mando de Juan Gregorio de Las Heras, que avanzó por la ruta de Uspallata. A dos días de distancia lo seguía el fraile Luis Beltrán con el parque y la artillería.

Previo a la salida de los batallones que cruzarían por Los Patos, San Martín ordenó un depósito de abastecimiento ubicado en Los Manantiales a 3.200 msnm (Calingasta, San Juan), éste fue destinado a satisfacer la alimentación de hombres y ganado durante veinte días. Consistían en víveres secos, 483 reses en pie para la tropa y forrajes para 1.200 caballos. Además las columnas de víveres "llevaban 3.500 arrobas de charqui, galletas de harina, maíz tostado, vino y aguardiente".

Lámina gigante de la desaparecida revista
Anteojito ilustrando el cruce de los Andes.
El grueso del ejército desde El Plumerillo llegó a El Jagüel (lugar donde se separaron las columnas, la principal al mando del General San Martín –para seguir por la ruta de Los Patos hacia el Paso de las Llaretas–; y la del general Las Heras –para marchar por la ruta de Uspallata hacia Paso Iglesia).

En el Paso del Espinacito el Ejército de los Andes alcanzó los 4.536 metros, el máximo de su ascensión.

El Combate de Picheuta
En el marco del Cruce de los Andes el combate se celebró el 24 de enero de 1817. El coronel Juan Gregorio de Las Heras se encontraba acampado en Uspallata cuando recibió un aviso de que una avanzada de un cabo, 5 soldados de línea y 8 milicianos, fue sorprendida en el Fortín Picheuta. El gobernador realista de Chile, Francisco Casimiro Marcó del Pont tenía 1.000 hombres en el Valle del Aconcagua y dispuso que un destacamento de 250 hombres avanzara por el camino de Uspallata, previo pasar la cumbre, e hiciera un reconocimiento a fin de recabar noticias ciertas sobre los movimientos de las tropas sanmartinianas. La vanguardia de este grupo, compuesta por 60 hombres, era la que había sorprendido a los soldados en Picheuta. De los 14 soldados, 7 quedaron prisioneros y los otros 7 lograron huir y llevaron la noticia a Uspallata, donde estaba Las Heras.

Recreación del combate de Picheuta, el
primer enfrentamiento del Ejército de los Andes.
Inmediatamente envió al mayor Enrique Martínez con 110 hombres (la compañía de granaderos del Batallón N° 11 con 83 hombres y 30 granaderos a caballo) que alcanzaron a los realistas el día 25 en el lugar denominado Los Potrerillos. Allí se peleó durante más de 2 horas debiendo los españoles al mando del mayor Marqueli repasar la cumbre de la cordillera y llevar la noticia de la campaña libertadora en Los Andes.

Enterado San Martín de lo ocurrido en Picheuta y Potrerillos envió al mayor de ingenieros Antonio Arcos con 200 hombres a que ocupara la garganta de Achupallas y se fortificara.

Combate de Las Achupallas
El día 3 de febrero, luego de pasar las cumbres por el paso de las Llaretas, Soler alcanzó el campo de los Piuquenes y de allí destacó al sargento mayor Antonio Arcos a ocupar la zona de Las Achupallas, a fin de facilitar el pasaje del grueso de las tropas. Arcos con 200 hombres debía pasar por el portezuelo de Valle Hermoso cayendo sobre la guardia realista de Ciénago, luego debía continuar por el portezuelo del Cuzco y caer sobre la guardia de las Achupallas.

Combate de Achupallas, donde las fuerzas
españolas superiores en número fueron
puestas en fuga por los Granaderos a
caballo al mando del teniente
Juan Lavalle.
Los realistas, en número de 100 hombres, se emboscaron en el Valle de Chalaco al norte de Las Achupallas, con la intención de envolver a quién pasara por los flancos. Ante tal situación, Arcos ocupó una posición defensiva con parte de sus efectivos y mantuvo a retaguardia una importante reserva de caballería. Producido el ataque realista, el mayor Arcos ordenó un violento contraataque que concluyó exitosamente obligando la retirada realista el 4 de febrero.

En este combate que fue un éxito para las fuerzas patriotas, se destacó el teniente Juan Lavalle con 25 granaderos que cargaron al galope sobre el enemigo. Los realistas huyeron, siendo perseguidos por más de dos leguas. A las 12 de la noche el mayor Arcos enviaba al jefe de la vanguardia el parte de la victoria y le hacía saber que el Valle de Putaendo se encontraba en su poder.

El Combate de Guardia Vieja
El 2 de febrero de 1817, a las 3 de la mañana, el coronel argentino Juan Gregorio de Las Heras con sus hombres traspusieron la Cordillera de los Andes por el Paso de Uspallata y avanzaron por donde está ubicado actualmente el Cristo Redentor de los Andes (en la falda del cerro Aconcagua). Durante el 3 de febrero entraron en territorio chileno y el 4 de febrero, al ponerse el sol, el batallón del mayor argentino Enrique Martínez atacó el puesto español de Guardia Vieja (actual localidad chilena del mismo nombre) con 150 fusileros y 30 jinetes. El combate duró una hora y media a sable y bayoneta, los españoles en número de 94, tuvieron 25 muertos y 43 prisioneros. Se tomaron 57 fusiles, 10 tercerolas, municiones y víveres.

Derrota española en Guardia Vieja,
el 4 de febrero de 1817.
Luego de este combate, por orden del capitán general José de San Martín, el mayor Martínez se replegó a Juncalillo a la espera de que el grueso del Ejército de los Andes descendiera de la cordillera. Las Heras volvió el 6 de febrero a Guardia Vieja y avanzó sobre Santa Rosa de los Andes (actual Los Andes). El 8 de febrero entró en Santa Rosa de los Andes y se apoderó de los depósitos de armas, municiones y víveres abandonados por el ejército realista.

Combate de Las Coimas
El jefe de las fuerzas realistas que defendían el Valle del Aconcagua, coronel Miguel María de Atero, se encontraba en Santa Rosa de Los Andes cuando recibió las noticias de las derrotas de Guardia Vieja y Las Achupallas. Poco después recibió a un prisionero realista enviado por Las Heras para proponer el canje de los soldados capturados en Picheuta, este prisionero había sido engañado para que informara que Las Heras se estaba retirando a Mendoza, y creyendo que el repliegue de las fuerzas de Las Heras a Juncalillo obedecía a que nuevamente cruzaría la Cordillera, resolvió ir al norte al encuentro de las fuerzas patriotas que avanzaban por el Valle de Putaendo. Fue así que el día 6 Atero marchó y llegó con sus fuerzas hasta Las Coimas en la madrugada del 7 de febrero, ocupando los cerros. Las fuerzas realistas estaban comandadas por el teniente coronel Miguel Marqueli y se componían de 400 jinetes, 300 infantes y 2 piezas de artillería.

Monumento que recuerda el combate de Las
Coimas donde triunfaron los granaderos
a caballo al mando de Mariano Necochea.
Soler había adelantado al teniente coronel argentino Mariano Necochea, con 140 Granaderos a Caballo (2 escuadrones) y la escolta de San Martín, en misión de exploración hacia la zona de San Felipe. Al llegar a Las Coimas, Necochea comprobó la presencia de efectivos realistas aproximados a 700 hombres ocupando una fuerte posición al este del río Putaendo. Soler hizo forzar la marcha de su infantería y el día 6 estuvo con todas sus fuerzas en las primeras planicies del Valle de Putaendo. Allí hizo montar los 5 cañones de su división y estableció su cuartel general en la Hacienda de San Andrés del Tártaro (a 4 leguas más adelante de las Achupallas). Soler dispuso que el comandante José Melián saliera del cuartel general con la mayor parte de los escuadrones N° 3 y 4 de Granaderos a Caballo y 2 compañías de infantería, y tomase la Villa de San Antonio de Putaendo (a 2 leguas de allí). Dispuso también que Necochea con 110 jinetes avanzara 2 leguas más adelante de ese pueblo por el camino público y se situara a una legua de San Felipe.

Al divisar a las fuerzas realistas en los cerros de Las Coimas el 7 de febrero, sin esperar la llegada de refuerzos, Necochea decidió atacar para lo cual dividió sus fuerzas en tres fracciones de granaderos a caballo, puso a la derecha al capitán Manuel Soler y a la izquierda al ayudante Ángel Pacheco. Mientras mantuvo oculta una de ellas, con las otras dos simuló un ataque seguido de una retirada para separar a la infantería realista de la caballería que lo perseguiría. Tal como lo esperaba, la caballería realista se lanzó en persecución, siendo entonces contraatacada simultáneamente y desde tres direcciones por los efectivos patriotas que lograron la victoria en inferioridad numérica. En el campo quedaron 30 muertos y 4 realistas quedaron prisioneros. La infantería realista no intervino y retrocedieron rápidamente hacia San Felipe causando gran alarma entre sus partidarios. El comandante Atero avisó al gobernador que abandonaba la provincia y con todas sus fuerzas se dirigió hacia Santiago, destruyendo el puente al pasar el río Aconcagua.

Pintura de una carga de los Granaderos a
caballo creados por José de San Martín.
El día 8 de febrero, las fuerzas patriotas entraron en San Felipe y a la tarde se reunieron las divisiones de Soler y de O'Higgins. El día 9 fue reconstruido el puente sobre el río Aconcagua y el comandante Melián avanzó con un escuadrón de granaderos hacia Chacabuco. El Cuartel General se encontraba ya en la Villa de Los Andes.

El Combate de Salala
Tuvo lugar el 12 de febrero de 1817, mismo día en que San Martín obtuvo la victoria de Chacabuco, en el sector conocido actualmente como Socos en Ovalle. Durante la misma se enfrentaron las fuerzas patriotas del Ejército Libertador al mando del capitán chileno Patricio Cevallos, contra el Ejército Real de Chile comandado por el coronel Manuel Santa María que gobernaba la Intendencia de Coquimbo.

Monolito que recuerda el
combate de Salala.
La columna del teniente coronel Juan Manuel Cabot (de 22 años) o columna de Pismanta salió del Campamento del Plumerillo, con 60 soldados de línea el 9 de enero de 1817 y tenía por objetivo tomar La Serena y el puerto de Coquimbo. En San Juan fue reforzado con una partida de 80 milicianos y de una legión de emigrados chilenos.

Alcanzó las cumbres del Paso de Guana el día 5 de febrero y sorprendió el día 6 la Guardia de la Cañada de Los Patos compuesta por un sargento y 8 soldados, tomándola prisionera. Allí el destacamento permaneció hasta el día 9; el día 7 recibió a Cabot el capitán Patricio Zeballos y Egaña, natural de Coquimbo. El día 10 avanzó sobre el valle de Sotaquí. Conocida la marcha del destacamento de Cabot e interceptados los caminos que unían La Serena con Santiago, las autoridades de La Serena se dieron a la fuga rumbo a la capital. Cabot ordenó el 10 que su ayudante Eugenio Hidalgo y al coquimbano Patricio Zeballos con 100 hombres se adelantaran para ocupar los caminos por donde el enemigo pudiera huir a Santiago, que era uno de los objetivos de la expedición. Los españoles realistas de La Serena marchaban con una guarnición de 100 hombres con dos piezas de artillería arribando a Barraza, aldea situada al sur del río Limarí el día 11 y luego lo hicieron las fuerzas de Zeballos e Hidalgo generalizándose una escaramuza que terminó con el repliegue de las tropas a Salala.

Los realistas se habían replegado a Salala, a tres leguas de Barraza. Patricio Cevallos sin aguardar que se le reuniera el resto de la división apresuró la marcha junto a locales de la zona que se le unieron para encontrar a la columna realista y batirla lo antes posible.

Los españoles que habían salido de La Serena comandados por el coronel Manuel Santa María en número de 100 dragones y algunos otros pobladores españoles habían avanzado tres leguas hasta los llanos de Salala cerca de Socos para hacerse fuerte y tomar un pequeño descanso, cuando a eso de las nueve de la mañana del día 12 se vieron de improviso atacados por sorpresa, los dragones trataron de formar un cuadro y de organizar la resistencia; pero las primeras descargas del enemigo, hechas a corta distancia y con rara precisión, decidieron en algunos minutos el combate. El coronel Santa María, convencido de que no le quedaba otra cosa que hacer, mandó a cesar fuego y entregarse a discreción. Los vencedores, que habían sufrido pérdidas insignificantes, tomaron más de cuarenta prisioneros y provocaron cerca de cuarenta bajas entre muertos y heridos. Además tomaron todos los bagajes, armas y municiones que trasportaba la columna realista. En la misma tarde regresaron los soldados a la aldea de Barraza a celebrar su victoria ante el enemigo.

Consecuencias
El triunfo patriota junto con la insurrección de la provincia ante el nombramiento de nuevas autoridades patriotas abrió las puertas a la liberación de la región. Con esto, el 15 de febrero de 1817 las fuerzas patriotas entran triunfantes a La Serena.

Batalla de Chacabuco donde las fuerzas
comandadas por San Martín solo
tuvieron 12 muertos.
Simultáneamente, el capitán Francisco Zelada y el comandante de milicias Nicolás Dávilapartieron de La Rioja al frente de 12 soldados de línea y de unos 200 voluntarios, sin uniforme ni armas, casi todos chilenos. Atravesaron los Andes por el paso de Comecaballos, y guiados por Mateo Larraona, uno de los voluntarios chilenos, el mismo 12 de febrero se adueñaron por sorpresa de Copiapó quedando de esta forma todo el norte de Chile en manos patriotas.

En esos momentos también se había librado en la zona central de Chile la batalla de Chacabuco culminando con la victoria patriota en Chile.

Batalla de Maipú, consolidó la libertad en Chile.
El 12 de febrero de 1817 se libró la Batalla de Chacabuco, en la que el Ejército de Los Andes obtuvo la victoria sobre los realistas, que perdieron 500 muertos y 600 prisioneros mientras que los patriotas tuvieron sólo 12 muertos y 120 heridos.Después, el 19 de marzo de 1818 vino la sorpresa de Cancha Rayada, donde Bernardo O’Higgins (1778-1842) fue herido cuando realizaba una maniobra nocturna para evitar un inminente ataque. En la oscuridad se generó una gran confusión, y los españoles perdieron 300 hombres, pero quedaron dueños del campo y capturaron el parque, fusiles y cañones, levantando mucho la moral de sus tropas. Los patriotas tuvieron 120 bajas, y gran parte del Ejército Libertador, la división a cargo de Las Heras emprendió una retirada ordenada sustrayéndose a la lucha.

El 5 de abril de 1818 se produjo la Batalla de Maipú, en que fuerzas patriotas obtuvieron una completa victoria. Los españoles dejaron en el campo de batalla 2.000 cadáveres, cerca de 2.500 prisioneros, todo su armamento y material de guerra. Del lado patriota hubo 800 muertos y unos 1.100 heridos. El brigadier Bernardo O'Higgins, herido en Cancha Rayada, no participó de la batalla; pero se hizo presente una vez finalizada la lucha, montado en su caballo, para abrazar a San Martín y llamarlo "Salvador de Chile".

El general José de San Martín,
libertador de Argentina,
Chile y Perú.
O’Higgins fue muy maltratado por los propios chilenos después de la Independencia, cansado de tanta injusticia, en julio de 1823 renunció a su cargo presidencial y se embarcó con toda su familia hacia Perú y allí vivieron todos sus descendientes al punto que, en la actualidad no existe ni un solo descendiente de O’Higgins que sea de nacionalidad chilena.

Luego de libertad a Chile y declararlo independiente, San Martín, hábil estratega, organizó una flota de 24 naves con más de 6.000 hombres a bordo para liberar al Virreinato del Perú, el 20 de agosto de 1820, San Martín al mando de la expedición zarpó desde Valparaíso hacia el Perú, el 8 de setiembre desembarcó en Paracas, el 15 de julio de 1821 convocó a un Cabildo abierto en Lima y ante una multitud reunida en la Plaza de Armas declaró la independencia e incluso creó la bandera peruana y fundó la Biblioteca Nacional de Perú, pero esa, es otra historia.

Por Alberto Seoane


Más información al respecto sobre José de San Martín la hallará aquí:



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