La Ciencia Oficial niega pruebas tan evidentes. Los amish permanecen sin vacunarse desde hace más de doscientos años, no existen casos de autismo entre su población.
Antes de las campañas de vacunación el autismo era una rareza. |
A medida que se fueron incrementando las campañas de vacunación, el índice de autismo fue en aumento, una prueba irrefutable de su relación con las vacunas.
A principios de los años 40, antes de la introducción de la mayoría de las vacunas que hoy son habituales, el autismo era una enfermedad rara.
El caso de los amish que viven aislados pero cerca de nuestra civilización occidental, es realmente importante porque la gran mentira oficial nos ha vendido una realidad de dos caras.
Una familia amish en Pennsylvania, Estados Unidos. |
Nos han dicho hasta el hartazgo que gracias a las vacunas se previenen las enfermedades y las personas están “sanas”.
Entre los amish sus cifras de autismo actuales son de 1 cada 15.000 personas frente al 1 cada 36 en el resto de los Estados Unidos.
Entre la población norteamericana los casos de autismo eran en 1970 un caso entre 10.000 niños.
Amish construyendo una casa. Sus creencias religiosas les prohiben vacunarse. Ninguno se enferma. |
Los amish representan el caso testigo que demuele la teoría de que las vacunas son buenas: son comunidades de personas viviendo en países desarrollados, con el mismo clima y conformación genética que los demás, con la misma susceptibilidad a enfermedades pero no se vacunan.
¿Y cuál es el resultado? Los amish poseen mejores índices de salud que el resto de Estados Unidos incluso durante epidemias nacionales.
Niñas amish en bicicleta. |
Las creencias religiosas de los amish les impiden vacunarse o utilizar cualquier artefacto tecnológico.
El autismo no existía en Asia hasta que empezaron las campañas de vacunación. Los amish no se vacunan y no tienen autismo. |
En la actualidad, hay en el mundo más de dos millones de anabaptistas de las denominaciones amish, hutteritas, menonitas, etcétera.
El Centro de Detección y Control de Enfermedades (CDC) y los medios de comunicación encubren que las vacunas producen autismo. |
Muere periodista que investigaba el autismo
Un periodista de la agencia United Press International (UPI), Dan James Olmsted fue hasta el Centro de Detección y Control de Enfermedades (CDC) a preguntarles porque los amish no tenían casos de autismo, y la respuesta, por demás de ridícula fue: “Los amish no tienen autismo porque no usan energía eléctrica”.
Dan Olmsted, el periodista que aportó valiosa información sobre las causas del autismo. |
Dan Olmsted se había graduado en la Universidad de Yale en 1975, no era ningún tonto para creerse esa respuesta.
Siguió investigando y reuniendo pruebas de que las vacunas provocaban autismo. Como dato anecdótico, en Asia no existía el autismo y comenzó a aparecer este trastorno cuando se iniciaron las campañas masivas de vacunación.
El libro de Dan Olmsted, La Era del Autismo: mercurio, medicina y una epidemia hecha por el hombre. |
Olmsted junto con Mark Blaxill, son coautores de dos libros, The Age of Autism: Mercury, Medicine and a Man-Made Epidemic, (La era del autismo: mercurio, medicina y una epidemia hecha por el hombre, 2011, St. Martin's Press) y Vaccines 2.0: The Careful Parent's Guide to Making Safe Vaccination Choices for Your Family, (Vacunas 2.0: La guía cuidadosa de los padres para hacer opciones seguras de vacunación para su familia), publicado por Skyhorse Publishing en 2015.