Diseminados en los cinco continentes, existen leyendas sobre una raza de gigantes y se han descubierto restos arqueológicos de esqueletos humanos y herramientas enormes que demuestran que en la Tierra habitaron seres gigantescos de apariencia humana.
Este tema tan rechazado por la “Ciencia oficial” es una realidad que derrumba la cacareada historia sobre que los humanos son los únicos seres en la Tierra que han “evolucionado” en un grado de inteligencia superior. Las pruebas físicas y escritas sobre la existencia de gigantes humanoides son abrumadoras, sin embargo, son negadas por el mundo científico ya que pueden poner en peligro a otras creencias y se derrumbaría todo el establishment que se ha montado.
En esta investigación se mencionarán todas las historias que existen en casi todas las islas de Oceanía sobre seres gigantes y también sobre restos arqueológicos hallados en las mismas. También hay un hecho del siglo XX olvidado, y es el encuentro con humanos gigantes que sufrieron las tropas japonesas que ocupaban las Islas Salomón en la Segunda Guerra Mundial.
Según los habitantes de las Islas Salomón, los gigantes se encuentran aún en existencia, viviendo bajo tierra. Una de sus islas es la famosa isla de Guadalcanal que ha producido muchos de los informes de avistamientos de gigantes por testigos creíbles, por no hablar de los restos de los gigantes que se han encontrado en la zona, como un fémur de 8 pies que un aldeano utiliza para sostener una choza, de acuerdo a un informe de Jonathan Gray, un arqueólogo muy respetado y durante mucho tiempo, explorador y escritor. Su informe se refiere a que mucha gente de la zona cree que los gigantes viven en una ciudad subterránea con un sistema de túneles que se extienden por toda la isla. Muchos nativos afirman haber sido capturados y luego liberados por los gigantes.
La llegada de los primeros humanos a las islas Salomón se produce en el Paleolítico, en torno a los años 28.000 a. C. Esta primera ola de colonos provenía de Nueva Guinea y pobló solo las islas más occidentales del archipiélago de las islas Salomón sin llegar a alcanzar la provincia oriental de las islas Santa Cruz, demasiado alejadas del archipiélago principal. Su migración se sitúa dentro de la primera expansión demográfica en el océano Pacífico. En esa región, la proximidad entre las islas permitió al Homo sapiens navegar de isla en isla sin nunca perder la tierra de vista, por lo que los primeros pobladores de las Islas Salomón, al igual que en otras islas de esta parte de Oceanía, son considerados como los primeros navegantes de la historia del Hombre.
Sobre el 4.000 a. C., una ola de pueblos neolíticos, los austronesios, partió de Asia del sureste y pasando por Nueva Guinea emprendió el poblamiento del Pacífico occidental. Su dominio de la navegación de altura les permitió asentarse en todas las islas Salomón hasta las islas de Santa Cruz antes de seguir expandiéndose hacia el este. Los austronesios, cuya cultura más conocida es la cultura lapita, trajeron nuevas tecnologías agrícolas y marítimas. Los lapita, antepasados de los polinesios, llegaron a las islas Salomón entre 1.200 y 800 a. C., procedentes del archipiélago Bismarck. Se han encontrado numerosos restos de sus típicas cerámicas en excavaciones arqueológicas repartidas por todo el país.
La mayoría de las lenguas habladas en las islas Salomón provienen de la segunda migración y por lo tanto son del grupo austronesio, pero aún quedan unas treinta lenguas pre-austronesias que se enmarcan dentro de las lenguas papúas orientales.
Respecto a los gigantes de las islas Salomón, según los nativos habitan en la isla de Guadalcanal y en otras islas desde hace miles de años y su estatura es de 10 pies (3,5 metros) de altura y algunos son todavía más altos.
El australiano Marius Boirayon, es uno de los investigadores que ha estado realizando averiguaciones en las Islas Salomón buscando la verdad sobre la raza de gigantes. Boirayon vivió y trabajó en las Salomón como piloto de helicóptero e ingeniero, terminó casándose con una isleña del archipiélago. Llegó a conocer y apreciar la cultura, el folclore, y la interacción del día a día entre la historia natural de la zona y las personas que viven allí. En poco tiempo, comenzó a escuchar acerca de las historias de los gigantes y decidió escribir de lo que estaba aprendiendo.
En su libro,Misterios de las Islas Salomón, escrito en 2010, Boirayon realiza la primera crónica de la información que reunió de los nativos, de los cuales uno es su esposa.
Él llegó a saber que había gigantes en las islas, unos que eran grandes, de más de 10 pies de altura. Estos Gigantes de Guadalcanal, como él los llama, tienen el pelo negro, marrón o rojizo muy largo, ojos saltones de color rojo, nariz chata y boca grande.
Algunos son parecidos a los gigantes denunciados en Malasia, llamados Orang Dalam y Orang Pendek, emparentados con el Bigfoot o Piegrande de Estados Unidos,Sasquatch, de Canadá, Yeti, del Himalaya o Yowie de Australia y muy posiblemente, por la cantidad de observaciones, son cientos estos seres gigantes que viven ocultos dentro de la impenetrable selva y montaña tropical de la isla de Guadalcanal.
"A los isleños de Salomón... les falta el entendimiento de que su raza gigante sería un gran descubrimiento científico para el resto del mundo”, señala Boirayon y agrega que las Salomón es "el lugar que el tiempo olvidó".
Boirayon ha recogido testimonios de primera mano de los avistamientos de los Gigantes, dice que hay algunos que miden más de 15 pies de altura (4,57 metros) y que dejan huellas alrededor de las obras de construcción. Hay historias incluso de secuestros de humanos.
"El pueblo de Guadalcanal, y muchos otros, todos conocen la historia de 'Mango', una mujer que falleció en 2008. Ella había sido secuestrada por los Gigantes hace cincuenta años y permaneció 25 años con ellos, y un día se encontró embarazada, ya que uno de los gigantes la había tomado como esposa.
Ella tuvo un hijo híbrido y escapó con él hasta la aldea de sus padres donde vivió con su hijo hasta que tuvo la edad de cinco años cuando uno de los hermanos de Mango lo sacrificó. La mujer tras su terrible experiencia con los gigantes nunca volvió tener estabilidad mental. Este es sólo uno de los muchos casos que han sucedido en las islas.
Dicen los lugareños que los gigantes de Guadalcanal tienen grandes sistemas de cuevas que se distribuyen dentro de la gran longitud de las montañas a lo largo de 200 kilómetros de la isla cubierta por la selva tropical. Algunos de los gigantes de Guadalcanal viven organizados con estructuras sociales, y muchas personas de Guadalcanal creen que los gigantes pueden ir de este a oeste a través de sus sistemas de cuevas sin ver la luz del día, y muchos creen que su número de población ronda los miles de individuos.
Los isleños de Guadalcanal también creen que hay una gran ciudad de los gigantes que viven en el interior o debajo de las grandes montañas de la isla. "Monte Tatuva" es sin duda una de las entradas principales de esta ciudad subterránea. Pero ellos poseen docenas de entradas secretas en otros puntos de la isla.
Prácticamente, cualquier persona de Guadalcanal, o alguno de sus antepasados recientes o ellos mismos han tenido experiencias con estos gigantes. Por los avistamientos se puede deducir que hay tres especies o tipos de estos gigantes en las islas. Existe un grupo más comúnmente visto que mide 3 metros de altura. Pero existe otro grupo que son mucho más altos que eso, tal vez porque estos son más longevos. Estos gigantes tienen el pelo negro muy largo, cabello castaño o rojizo, o una mezcla y cuando quieren tener un buen aspecto tiran a un lado de su cara el pelo con una mano. Ellos tienen cejas espesas, ojos saltones de color rojo y tienen un olor inconfundible, que los habitantes de la costa perciben como un signo de su presencia, dependiendo del viento.
Dos de los grupos tienen mucho vello en el cuerpo pero hay un tercer grupo que tiene una estatura menor entre ellos y tienen poco vello corporal. Esta versión más pequeña, aunque más grandes que los seres humanos normales, son como un hombre salvaje que vive en la selva y no son peludos como los grandes, según los testigos.
(Continuará)